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Sus labios se mueven con insistencia sobre los míos, como si estuviera esperando a que corresponda o algo por el estilo. No pienso hacerlo, claro que no. Sé perfectamente el juego que él quiere jugar, y por supuesto no voy a ceder, no voy a cumplir aquel favor. Me quedo quieto, incapaz de empujarlo al menos. Estoy totalmente preso entre su cuerpo, con nuestras piernas entrelazadas para evitar que escape, mientras que yo no tengo la fuerza ni de poder liberarme. Así que espero paciente, hasta que finalmente se separa de mí lentamente, mirándome fijamente a los ojos. Veo esas oscuras orbes que me observan, casi con lujuria y con burla, riéndose de mí.

—No estás borracho ahora.—dice.—Y sin embargo dejaste que te bese. ¿Qué excusa pondrás, Yoo?

—Me tienes arrinconado, ¿qué pretendías que hicieras?

—Tu rodilla está justo entre mis piernas, tranquilamente podrías haberme golpeado en el pene.—responde. Luego sonríe victorioso, sabiendo totalmente de que ganó esta batalla, pues yo no respondí y en ningún momento pasó por mi mente hacer algo así.—No trates de negar ser alguien que eres solamente porque los demás te molestan.

Sus manos me sueltan, haciendo que deje de sentirlas apretar mis muñecas. Hoseok se da la vuelta, caminando hacia la puerta y cuando la abre, justo antes de salir, voltea a verme para decir:

—Porque eso solamente hace que te veas más patético que ellos.

Y entonces se va.

Ni bien desaparece de mi campo de visión, limpio mis labios con las mangas de mi suéter antes de salir. No estoy ni molesto ni confundido por lo que Hoseok acabó de hacer. De hecho, lo dejo pasar, sin darle vueltas al asunto. No me interesa si hay un verdadero motivo por el que lo haya hecho, ni tampoco le tomo importancia a ese intento de hacerme entender que debo dejar de ocultarme o mentir acerca de mi sexualidad solamente para acabar con esto antes de que llegue a algo más lejos.

Sigo reconociendo, que lo que dije está mal. No me avergüenzo de ser gay, ni mucho menos. Pero esta gente me supera.

Cuando salgo del baño, no me encuentro con nadie en el pasillo. Cosa que es un milagro, porque afuera está tan nublado que parece que se va a caer el cielo encima de nosotros. No está lloviendo, solo son oscuras nubes que anuncian una próxima tormenta. Demasiado próxima.

Comienzo a caminar, hundido en el móvil que Hoseok me dio y que se me olvidó por reclamar. Ya lo insultaré ni bien me lo vuelva a cruzar. Es que... por el amor de Satán, ¿era necesario comprarme un puto celular nuevo? ¡Que hoy en día cuestan casi una vida! ¿Con qué maldita necesidad de hacerlo? Que él lo haya usado, okey, está bien. Lo entiendo. ¿Pero recién comprado y sacado de la caja con la excusa de ay, es un móvil viejo y te lo doy porque lo necesitas más que yo? Jesús. Que si fuera amigo mío, seguramente lo golpearía por ello.

Estoy por bajar las escaleras a planta baja, pues ahí es donde se encuentra el comedor de la universidad, donde seguramente está Hyunwoo esperándome. Dos chicas pasan por mi lado prácticamente corriendo, empujándome para apartarme del camino con un muy amable:

—Quítate, gay.

Y comienzan a bajar las escaleras tan desesperadas que me dan ganas de ponerles algún obstáculo, que no lo vean, se tropiecen con él y sigan bajando rodando por los escalones hasta estrellar su hueca cabeza contra el suelo. Esto me tiene algo extrañado ya que oí algo un fuerte grito provenir desde afuera. Conozco esa voz, es la de Jackson Wang, aquel que me tiró al charco de barro el jueves para golpearme y reírse de mí. Su grito sonó tan furioso por algo, que me dio cierto sentimiento de placer y sobra decir que por poco no me tiro por la ventana para saber qué demonios ha pasado.

Roses [KiHo/WonKi] [Monsta X]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora