«Saber que nos amamos por el simple hecho de que nos negamos a aceptarlo o ¿es acaso que evitamos ser estúpidos? porque el amor nos vuelve así y con toda sinceridad, es la única estupidez que vale la pena vivirla.»
Para conocer a una persona no solo hay que saber sus gustos, las cosas triviales o su personalidad, creo que debes saber de su pasado, lo que vivió, lo que sufrió y ahí conocer su presente, como es, porque si solo sabes lo superficial, solo te atrajo, no lo conoces.
La tan absurda frase del "el dolor es mental" es una gran manera de engañarnos porque si me clavan cuchillo lentamente en la piel, aunque me repita una que otra vez "el dolor es mental " es estúpido, claramente estoy sintiendo dolor, me están desgarrando la piel. No tiene que ser literal.
Y eso es creado estúpidamente por personas que se creen valientes, el sentir dolor no nos hacen débiles, nos hacen más valientes de lo que los demás creen, ¿Por qué? porque estamos soportando el peso, pero si digo el dolor es mental no nos hace fuertes, sino débiles porque no estoy sobrellevando el peso, el origen de dolor, lo estoy negando, no tengo la valentía de superarlo.
Sus labios se mueven en forma brusca sobre los míos, diciendo cosas que lamentablemente las palabras no expresan, algo surreal. Mis manos por un acto reflejo se dirigen a su cabello, y sus manos a mi cintura, atrayéndome más a él. Me agarra por los muslos alzándome con ímpetu, gimo levemente sobre sus labios, percato que sonríe, no sé cómo interpretar eso. Mi mente está haciendo cortocircuito.
Una corriente pasa por mi médula espinal, sintiéndome vulnerable.
Él no me quiere, él quiere que me sienta débil como yo lo hice sentir.
Siento como se me acumulan las lágrimas ¿por qué? Porque Arquímedes sabe lo vulnerable que estoy. Incapaz de poner en palabra la cantidad de emociones muertas que renacen del más allá. Busca mi lengua sin pedir permiso, explorando mi cavidad bucal.
«Las lágrimas que no se lloran, ¿esperan en pequeños lagos?, ¿o serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza?»
Sabe a menta, tequila y poder. A melancolía, con presente y sin futuro, con un pasado que nunca concluyó. A si es Arquímedes Bernat, un eco de misterio y de esencia.
Cuando se separa, me muerde el labio inferior. Benditos labios, eran mi prisión, una maldita condena imposible de pagar en esta vida, sin ley que me ampare y sin un juez que me incrimine. Mi respiración baila al ritmo de un corazón que nunca se cansa de latir por él.
—Melanie —tengo los ojos aun cerrados, siento la pared húmeda contra mi espalda, filtrando el frío que cola hasta los huesos. Su voz sale más gruesa de lo normal y un poco rasposa. Si intento formular algo voy a soltar un siseo. —déjame...
Como puedo —con unas ganas terribles de no hacerlo. — me separo, abriendo los ojos, mis manos están en su pecho que siento como sube y baja por mi tacto. Sus ojos grises me observan, analizan. Puedo ver a Arquímedes de hace cinco años, amable, dulce y no en el que se convirtió, en lo que convertí. Alguien con rencor.
—Vete, Bernat —toco suelo, mi espalda está pegada a la pared húmeda porque si no estaría en el suelo por lo que me flaquean las piernas.
Aprieta la mandíbula, marcando más su rostro, se pasa una mano por su cabello negro, marcando sus músculos a través de su caro traje. Exasperado.
«Cuánto te habrá dolido acostumbrarte a mí.»
En ese corto lapso de tiempo, su mirada de comprensión se vuelve gélida y tangible. Sin escrúpulos. Siento leves espasmos en mi cuerpo ante su cambio repentino. Un destello iracundo surca en sus facciones en ese momento y suelta con ímpetu:
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Giros Del Destino
Любовные романы"Para que nada nos separe, que nada nos una" -Pablo Neruda. Arquímedes Bernat un déspota, calculador en sus pasos, el mundo para él es como jugar al ajedrez, siempre va a ver un jaque mate y es él quien va a mover la primera pieza. Ve a las mujeres...