Último capítulo
«Si se quieren como dicen, demuéstrenlo, que si se aman luchen por estar juntos, que si les duele la infelicidad del otro, no se lastimen y si hacen todo lo contrario aléjense y dense cuenta de sus errores y si se merecen, tarde o temprano sus caminos se volverán a unir, o si no, solo fueron un simple amor pasajero que les enseñó como amar.»
Un céfiro roza mi piel y busco la sábana para envolverme en ella cuando un aire más gélido se cola en mi cuerpo. El olor a lavanda invade mis fosas nasales cuando me arropo por completo evitando la luz de la madrugada.
Ha comenzado a hacer frío porque está comenzando a llegar el invierno y con eso mucho viento innecesario, y eso que dejé cerrado el balcón y está solo semiabierta una ventana.
Busco calor corporal de inmediato al saber que Bernat está yaciendo a mi lado y sin más me acerco a su cuerpo. Cuando siente mi cercanía, me atrae y me abraza pasando sus brazos por mi cintura. Sonrío para mí misma en ese instante.
El calor llega rápido a mi cuerpo y sonrío mientras me acomodo. Su risa gutural llega a mis oídos.
—Lamento desilusionarte, pero debo ir al trabajo —susurra casi inaudible con voz pastosa y ronca, que me hace remover entre las sábanas.
—No —me aferro más a él, inconscientemente. —ve más tarde y di que el gato se comió tu deber —balbuceo, media dormida. Incoherencias.
—Creo que eso no lo creerán los activistas —me besa la cabeza. —vamos Melanie... —gruñe.
—No —repito. —ya cinco minutos más y te dejo en libertad
—Bueno, tampoco es que quiera irme ya —se acomoda más a mi lado un poco adormilado y sonrío aspirando su olor. Él suelta una risa y posteriormente, caigo en los brazos de Morfeo y en la comodidad de sus brazos.
(...)
Mi risa llena toda la habitación mientras veo a Bernat apresurado colocándose la corbata y como de lo rápido que los hace sus dedos son muy torpes. Salgo del umbral de la puerta del baño después de una larga ducha y camino hasta él, sacando sus dedos de la tela y yo me encargo de hacerle la corbata. Su expresión estoica y su mirar frío me da entender que no le agrada la situación. Para ser sincera a mí me fascina por eso tengo una gran sonrisa en mi rostro que hace contraste con su actitud. Una vez que termino de hacer un perfecto nudo le dejo un beso sonoro en el mentón.
Niega. —Sabía que era mala idea dejarme llevar por ti —reclama tal niño pequeño cuando algo le sale mal. —ahora voy tarde
—Cálmate —me burlo cuando termino. Él respira hondo tratando se calmarse y aceptar que también fue su culpa.
—Melanie debí estar allí a las ocho y van a hacer las nueve —por último, busca su portafolio con la misma prisa.
—Oh, ese reloj está atrasado por una hora —digo jocosa y se siente tan satisfactorio verle su expresión atónita. —mentira
—No estoy para bromas —aclara saliendo de la habitación. Y para molestarlo más lo sigo.
—Ya —comento, burlona a su lado, se apresura a llegar a la puerta. — ¿no te vas a despedir? —hago una mueca triste, totalmente fingida.
Cierra los ojos un rato sabiendo que lo hago para molestarle su existencia en este instante. Se acerca y planta un efímero beso que apenas soy capaz de apreciar.
Y con la estúpida sonrisa en los labios, lo observo salir.
Mientras camino a prepararme mi desayuno pienso que yo también debo trabajar y sin más que pensar llamo a Antony Hamilton para aceptar la propuesta de trabajar con ellos, quienes se alegraron al saber la noticia.
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Giros Del Destino
Любовные романы"Para que nada nos separe, que nada nos una" -Pablo Neruda. Arquímedes Bernat un déspota, calculador en sus pasos, el mundo para él es como jugar al ajedrez, siempre va a ver un jaque mate y es él quien va a mover la primera pieza. Ve a las mujeres...