Capítulo 17

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«Mi vida siempre ha sido una sobrevivencia y mi amor frío, porque en realidad eso no existe, te debilita. Pero todo cambió cuando su sonrisa cálida derritió el hielo que me rodeaba.»


Hay veces que uno no sabe si reír o llorar, o simplemente ríes y terminas llorando o lloras y algo sucede y terminas riendo, todo es tan contradictorio que uno no sabe controlar la situación, el hecho es vivirla.

Tengo vagos recuerdos de cuando mi madre era un amor conmigo, fue máximo hasta los diez años, era mi madre, dulce, atenta, a veces gritaba o me regañaba y corregía mis pasos. 

Eso es contradictorio, Mi madre me retaba y después me hacía mi comida favorita. Mi padre no pasaba mucho en casa por el trabajo desconozco si en ese entonces engañaba, pero, cuando llegaba se encerraba con mi madre en el cuarto a discutir mientras se escuchaba como algunas cosas se rompían, mi madre lloraba en el cuarto de invitados toda la noche y si salía de mi habitación durante esas peleas me castigaban. 

Después de eso me costó aferrarme a una persona, llegó Arquímedes y sus brazos apaciguaron todas mis desgracias y decidí estar con él por agradecimiento. Sé que es egoísta dejar que alguien te quiera sin tu corresponderle y lo hice aun sabiéndolo porque me faltaba amor y me había olvidado como se sentía y me aferré de nuevo haciendo que ese miedo incrementara.

El miedo que un día ya no tenga a nadie a quien abrazar, a quien contarle mi día, como cuando era pequeña y mi madre me esperaba, me ayudaba hacer los deberes y me comprara helado de vainilla y comerlo juntas mientras esperábamos a papá.

Mis padres siempre tenían discusiones —éramos clase media. — por el dinero ya que era mi madre quien lo administraba y en ciertos periodos ella se descontrolaba y cambiaba volublemente la actitud y ahí se gastaba el dinero o eso era lo que entendía.

Creo que llegaba esos momentos que se hostigaba y quería comprar. Ser ambiciosa o no sé, pero algo curioso es que ella casi nunca comprando adornos extravagantes, ni joyas caras y mucha ropa. No sé qué pasó o fue el hecho que mi padre terminara en la ruina por razón de la cual desconozco o es ajena a mí. Después de crisis económica de mi familia se volvió rutina las discusiones diarias y que duraban casi todo el día.

Y ese momento llegó, estoy viviéndolo, y pensar que le tenía tanto miedo ahora simplemente me volví aliada a el miedo de estar sola.

Y ahora con sus llamadas, no sé si no sabe captar que no quiero que me llame. Sigo pensando que esconden algo, no sé exactamente dónde está mi padre —Fernando. — y me gustaría buscarlo, aunque no quisiera es solo por respuestas.

Samara parlotea sin límite alguno o como si su lengua tuviera vida propia, por dentro deseo que se la mordiera.

— ¿Dime una película? hoy tengo día libre y lo único que no quiero es estar pensando en el trabajo —la pelirroja exige una respuesta, subimos los 27 escalones para llegar a mi departamento, las baldosas de las escaleras están a punto de despegarse. Yo no sé qué hace — dueña del edificio— Marilyn Martínez. — con el dinero de la renta, exige una cantidad exuberante para una simple miseria.

No me sorprendería que se limpie el trasero con dinero.

—Una de terror: la historia de mi ex y yo —esnifo desganada y ella suelta una estrepitosa carcajada, al ver que no me inmuto deja poco a poco de reír como si fuera una caja musical quedándose sin cuerda.

—Esa si da miedo —la golpeo. —será un desahogo personal —espeta la pelirroja, sus ojos envueltos en vesania. —Mira son las seis de la mañana y me levanté temprano siendo mi día libre —hace un énfasis en la última frase, recalcándome que se levantó temprano para dejarme en mi casa.

Giros Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora