Martes 11:34
–¿Habéis oído acerca de la llegada de las nuevas?–dijo Vilde mientras comíamos en el comedor del instituto.
–No. ¿Qué hay de eso?–preguntó Noora, mientras mordía su manzana. Inmediatamente, Vilde pareció perdida mirando el fondo, y nos inquietamos. Entonces nos señaló con los ojos aquello que admiraba, y nos volvimos todas del asiento, descaradas A.F. Y teníamos razón al inquietarnos. Puras barbies cruzaban el comedor. Delgadas y con una piel de porcelana. Parecían copias unas de las otras, con unos cabellos rubios platino y todas llevaban el uniforme de animadoras. Me volví lentamente, y fijé mi mirada perdida en la mesa de nuevo, apretando mi boca.
–Entiendo tu preocupación, Vilde–dijo Sana, tan directa como siempre.
–Vamos Sana, Marcus nunca me fijaría en esas muñecas de plástico, tiene mejor gusto–dijo Vilde, casi segura de lo que decía.
–Si...seguro. Mira a tu princesito en el fondo, no parece muy molesto de la llegada de las chicas–dijo Sana inmediatamente, con una malvada sonrisa, al percatarse de que este se encontraba conversando con una de ellas. Vilde pareció molesta y se vio ridiculizada. Se levantó de la mesa y se dirigió hasta él. Le agarró de la camisa y le besó justo delante de la cara de la chica. Esta pareció confundida, y se marchó un tanto asustada. Ese momento nos valió para reírnos todo el día.
Miércoles 16:00
Los miércoles eran dias de amor, y tanto que se notaba, pues Chris P parecía no poder vivir sin ellos. Llegaba puntual y sin falta a mi ventana, donde llamaba cuidadosamente, para no despertar a mi madre, aunque nada podría, ya que siempre tiene el sueño pesado.
–Tú– me dijo al saltar desde mi ventana. Se acercó amenazante, haciéndome avanzar pasos hacia él como si de un imán se tratara. –Te he echado de menos–dijo cuando estábamos entrelazados, con una mueca tierna en su rostro.
–Cállate y bésame–le dije tajante, antes de robarle un beso. Me encantaban sus labios, eran como una necesidad en mi día, la última droga del día. Sentaban tan bien, que me podría quedar todo el día besándolos.
–¿Qué crees que estás haciendo?–le exclamé.
–¿A qué te refieres?–me dijo entre beso y beso.
–¿Y tus manos?–pregunté extrañada.
–¡Están en tu cintura!–replicó.
–Lo sé–dije, mirándole a los ojos, e hice una pausa. ¿Qué soy, una monja? Ponlas en un lugar útil–le repliqué con una sonrisa, haciendo que este me subiera entre su cintura, y las colocara en mi trasero.
–¿Mejor?–
–Un poquito–dije.
18:07
"Dylan Spinel te ha seguido"
Se iluminó en mi pantalla. A abrirlo supe de quién se trataba, del chico de la parada, y la fiesta. Miré entre sus fotos, y comencé a analizar cada detalle de ellas. Era un chico muy mono.
—¿Que miras tanto? ¿Que mejores vistas puede haber en ese móvil que yo?—vaciló Chris P a mi lado, tumbado en la cama conmigo, intentando alzar su cabeza hacia mi móvil.
—¡Para!—le amenacé, alzando el móvil en dirección contraria. Este apretó su mandíbula, y comenzó a cosquillear mi cuerpo.
—¿Estas segura de eso?—vaciló mientras me hacía rabiar de la risa.
—Se...gu...ROO—trataba decir entre risas, para terminar tumbada encima de èl.
—Estas entrando en zona de peligro—me aseguró, haciéndome reír en carcajadas, justo antes de que mi teléfono comenzara a sonar. Ambos suspiramos, y maldecí antes de cogerlo.
—¿Si?—
—Eva, estamos en la casa de Sana. Vilde esta muy mal, y necesitamos tu ayuda por aquí si no tienes nada demasiado importante que hacer—dijo Noora, con un tono preocupante, ya que ambas conocíamos los problemas de salud con los que batallaba Vilde.
—Si, si. No tengo nada que hacer ahora, voy para allá—le asegure al instante, y colgué, con el rostro desfigurado.
—Venga, yo te llevo—dijo tan comprensivo y tierno que me tiré sobre él, para comérmelo a besos antes de empezar a vestirme.
19:00
—¿Que ocurre?—pregunté mientras caminaba por la casa de Sana, junto a la compañía de Noora.
—Ha tenido problemas con Marcus...—dijo algo extraña
—¿Qué tipo de problemas?—dije, parándola en seco antes de pasar al salón donde se encontraban todas.
—Parece que ha descubrido que la engaña con una de esas chicas nuevas. Parece que sus celos no eran en vano—dijo esta. —Y eso no es lo peor—prosiguió. —La ha manipulado tanto que ha sido él, quien ha roto con ella. Vilde ha estado todo el día sin comer. Su madre esta enferma, ya sabes—dijo, bajando la voz. —Sabes como es Vilde, piensa que no es suficiente, que por eso Marcus la ha dejado, que no es lo suficientemente bonita o esbelta. Me preocupa que vuelva a comenzar a vomitar y a dejar de comer—dijo Noora, con los ojos húmedos y la cara roja, mostrando lo gran amiga que era.
Avancé hasta el interior del salón de Sana, donde las chicas se encontraban sentadas junto a Vilde, quien alzó la cabeza para dejar ver sus lágrimas recorrer su rostro, y las marcadas ojeras de una notable falta de sueño. Realmente me azotó el corazón. Me dirigí hasta esta, para darle un gran abrazo.
—Vilde, ¡que le den!—le solté, tras un largo abrazo.
—No, Marcus no tiene el problema, soy yo—dijo, dejando su mirada atónita hasta el suelo.