SKAM.- Capítulo 46

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—Chris...—suspiré sin ganas al volverme y ver su rostro mañanero, a juzgar por sus mofletes hinchados y su cabello alborotado. Estaba muy dejado, a juzgar por su vestimenta y sus amplias ojeras.

—¿Os veré en el evento?—preguntó, mirando también a los demás, haciéndome volver al pasado. Parecíamos extraños.

—S...—comencé a pronunciar cuando Noora me interrumpió.

—No—dijo a secas, sin apartarle la mirada de encima. Este la miró serio, mientras que William miraba extrañado a su novia, sin entender su respuesta y actitud. Un incómodo silencio se hizo hasta que pronunció palabra.

—Está bien. Ya nos veremos—dijo incómodo, sin apartar la mirada de Noora. Me volví sobre mis talones para fijarme en mi amiga. Le estaba siguiendo con la mirada, con rabia.

—Eh, ¿qué pasa contigo?—le pregunté confundida.

—Nada... esa persona no te conviene Eva, después de todo—dijo, aunque no me convencían sus palabras.

22:30

No podía pensar con claridad. Mi habitación me ahogaba en pensamientos. No podía seguir encerrada sola, por lo que decidí salir de casa. El fuerte viento y la neblina de la noche no me lo impidió, ya que eran más fuertes mis ganas de escaparme de mi propia mente.

–¿Qué haces ahí parada sola?–una voz masculina me despertó de mis pensamientos. Era muy familiar, me volví lentamente y el rostro de Dylan apareció de entre La Luz. Antes de preguntarme qué hacía siguiéndome me di cuenta de que éramos vecinos y estaba parada frente a mi casa aun. Sostenía unas bolsas de basura y respiré tranquila.

–¿Disfrutar de la noche?–me intenté, aunque no sonando creíble. Este soltó las bolsas en el gran contenedor separando las botellas de plástico de lo demás, y posteriormente comenzó a caminar hasta mí.

–Bueno...está bien mirar las estrellas de vez en cuando. A mi me relaja bastante–dijo simpático, mientras se acercaba.

–Si...–dije tímida, y este se cepilló el pelo con los dedos. Parecía recién levantado. Su cabello formaba ondulaciones a su antojo y sus ojos azules brillaban menos que de costumbre. Me sorprendió cuando se comenzó a quitar la chaqueta.

–Estás tiritando...toma–dijo, una vez que se deshizo de ella. Lo miré sonriente, y la acepté. No sabía por qué había sido tan distante con ese chico que me trataba siempre tan bien.

–Gracias...–le dije, con una media sonrisa. Entonces el silencio habló por nosotros, y reímos incómodos.

–Bueno...en realidad debería irme ya...–dije, aún sonriente. Este me devolvió la sonrisa y sin decir nada más comencé a caminar hasta casa. Cerré la puerta despacio, admirando su figura caminar unos segundos. Me sentía extraña. Sin embargo, justo y cuando mis ojos se encontraron con el espejo de la entrada de mi casa, me di cuenta de que seguía llevando su abrigo.

"Mierda"–pensé, y cuando me la miré un maravilloso olor surgía de esta. Casi tuve que despertarme a mí misma tal haver permanecido unos largos segundos con mi cabeza inclinada en mi hombro. Sin embargo, a pesar de que estuve más de media hora barajando ir a devolvérsela, me daba demasiada vergüenza tocar a su puerta, así qué figuré que me la pediría el mismo.

Miércoles 15:08

Había estado toda la clase de anatomía observando a Chris. Parecía bastante perdido con la lección, y sus ojeras mostraban a gritos la falta de sueño en su sistema. Solo el timbre consiguió despertarme de mis pensamientos y mientras recogía mis cosas, alguien tocó mi brazo por la espalda.

—Hey...—se escuchó la voz de Dylan. Este se veía lo más contrario a Chris posible. Portaba un jersey celeste que combinaba con sus ojos azules despiertos, y su flequillo estaba bien peinado. Me miró con una amplia sonrisa que dejaba ver sus hoyuelos.

—Hola...—dije tímida, mientras me colocaba la mochila.

—Creo que te llevaste algo mío ayer, ¿verdad?—dijo, mientras reía.

—Si...pensaba llevarte el abrigo hoy...—mentí. Esperaba que el lo recogiera.

—Bueno...podría pasarme a por el después de mi entreno—sugirió, mientras se tocaba su perfectamente peinado flequillo.

—Claro—dije tímida aún, justo y cuando comencé a sentir una profunda mirada sobre nosotros. Este sonrió, y no apartó su mirada de mi hasta que su cuerpo se volvió por completo. Permanecí unos segundos inmóvil, e incluso juraría que una sonrisa se dibujó en mi rostro debido a mi comportamiento tan imbécil.

Ya no quedaba nadie en clase cuando decidí avanzar hasta el pasillo, y una vez allí sentí un gran tirón en mi brazo, de alguien que me introducía en una de las clases de laboratorio. Conocía ese tacto.

—¿Qué demonios ha sido eso?—preguntó Chris, y sus ojeras se veían aún más marcadas debido a La Luz que entraba por la ventana.

—¿De qué estás hablando?—

—De ese tonteo con ese tipo, ese tal Dylan—masculló entre dientes.

—No tengo por qué darte ninguna explicación Chris. Te pedí espacio—le dije, encarándome a este.

Entonces agarró mis brazos, y me chocó suavemente contra uno de los armarios que contenían frascos y tarros de cristal suficientemente frágiles como para haberse roto tras ello. Le miré incrédula mientras me sostenía por las muñecas colocando mis brazos encima de mi cabeza. Me miró toda la cara, y ya podía sentir su respiración.

—No puedo soportar que otro te toque—dijo, rozándome los labios, a pesar de mis intentos de liberarme.

—¡Suéltame Chris!—le grité, intentando deshacerme de sus manos. Este parecía perdido en un punto fijo, y no reaccionaba. —¡Chris!—seguí gritándole. Este seguía si soltarme.

—¡Por favor, suéltame!—dije. ¡Chris, me estás haciendo daño!—le supliqué, esta vez más fuerte. Fue entonces cuando un profesor abrió la puerta, para así venir a mi rescate y separar a Chris de mi. Mi cuerpo temblaba mientras veía su cara de descomposición. Parecía ido de si.

SKAM.- EVA Y CHRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora