Tanto fue el golpe, que incluso tuvieron que llamar a una ambulancia. Se golpeó tan fuerte con un bordillo al caer, que derramó demasiada sangre. Chris P parecía ido de si, pero antes de que llegara la ambulancia se marchó de la zona, ignorándome por completo.
16:55
—¿Como estás?—le pregunté a Jonas al pasar a su habitación del hospital con las chicas.
—Bien. Bueno...podría estar mejor—bromeó, con una pequeña venda en su cabeza. —No lo culpo. Me lo merecía—dijo, para mi asombro.
—¿Por qué dices eso?—
—Porque le engañé en la fiesta—dijo con un hilo de voz. —Pero eso...supongo que ya lo sabes...—
—¿Por qué lo hiciste?—
—Porque no puedo soportar...ni un solo día...no tenerte...—dijo apretando su mandíbula.
—Jonas...—
—No hace falta. S-sé que lo nuestro ya acabó hace mucho. He sido un imbécil, pero no puedo soportarlo—dijo, mientras las chicas alucinaban, y me miraban atentas, esperando una respuesta que no tenía.
—Hola—escuchamos decir desde la puerta.
—¿¡Chris?!—exclamé al verle aparecer.
—Solo he venido para disculparme, Jonas—dijo frente su camilla, cabizbajo. —Soy partidario de que las cosas no se arreglan a golpes, pero es algo que aún tengo que arreglar en mi—dijo muy sereno.
—Y yo siento haberte intentado sabotear para que dejaras de verte con Eva—dijo Jonas, antes de aceptar su mano, como maravillosos amigos, mientras yo alucinaba con la escena, y miraba a las chicas, quienes tampoco podían creerse lo que sucedía.
—¿Puedo hablar contigo, Eva?—me dijo Chris P, de repente.
Accedí y salí fuera de la habitación, algo cabizbaja.
—No es el momento ni el lugar de hablar nada, Chris—le dije.
—¿Y cuando lo será Eva?—
—¿Te llamaré más tarde vale? Pero no empeores las cosas—dije, sosteniéndole la mirada, antes de que asintiera y se marchara. Debía reconocer que me había sorprendido en gran medida su madurez, al pedirle perdón a Jonas, pero al mismo tiempo, no le entendía, ni a él ni a Jonas.
20:34
—He estado viéndome con Yousef—dijo Sana de repente mientras volvíamos del hospital en tren.
—¿Que? ¡Eso es genial!—exclamé, bastante contenta por ella, antes de visualizar la gorra roja de Issak desde la lejanía en este, y llamarle. Este se giró, para después acercarse a nosotros, junto a Even.
—¡Hola!—esclamé, antes de abrazarle como pude.
—¿Que tal?—dije, saludando también a Even.
—Bien—reconoció Isaak alegre.
—¿Has oído lo de Jonas?—le preguntó Sana.
—Eh..si, fuimos a verle cuando le llevaron al hospital —dijo, apenado. —Supongo que eso le pasa por inventar sin sentido—dijo, asombrándome por todo lo que sabía.
—Me lo ha contado todo...—reconoció.
—No sé qué debo hacer, Isaak. Tengo a un tipo genial, que me cuida y me quiere, pero luego está el que no tiene preocupaciones y que me trata como a una moneda de cambio pero que me encanta... ¿que debo hacer?—casi le supliqué.
—Buena definición de ambos—dijo sarcástico. —La respuesta está en ti, Eva—
—Pues no la encuentro—dije tras un largo suspiro.
22:30
Descansaba en el sofá de mi casa vacía, con mi portátil sobre mí, mientras sentía estar en el cielo. Sin embargo, pronto escuché el motor del tan familiar coche negro y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sin inmutarme, me incorporé, y salí de casa, sabiendo que se trataba de Chris P. Mientras me dirigía muy lentamente hacia el coche, me paré en seco, y este abrió la puerta del copiloto.
—Sube—dijo, y respiré hondo.
—No—dije firme. —Paseemos—le dije seria. Y sin creerlo, este me obedeció, bajándose del coche para reunirse conmigo frente a este.
—Está bien, Eva—
—Bien— dije antes de comenzar a caminar con él sin rumbo.
—Aún no puedo creer que besaras a esa chica—
—Tu hiciste lo mismo, conmigo. Cuando pensaste que Jonas te había engañado. Me besaste por primera vez en la fiesta de Carnaval—dijo, como una patada en el estómago.
—No es lo mismo—
—¿Por qué?—
—¿Acaso te gustaba la chica?—
—¡No!—Exclamó.
—Pues entonces no es lo mismo—
—Así que yo te gustaba...—dijo divertido.
—Nah, no te creas...—bromeé, haciendo que me agarrara por la cintura tras de mí, hasta que llegamos a un pequeño parque, bastante solitario. Nos sentamos en un banco helado por el frío que hacía en Oslo, y el paisaje comenzaba a helarse también.
—Todavía me duele el tortazo que me diste—bromeó, tocandose la mejilla, mientras yo reía.
—Ya sabes lo agresiva que puedo ser, ahora ten cuidado—
—Nunca lo hubiera echo si Jonas no me hubiera echo pensar que te veías con él—me confesó, cabizbajo.
—No te creo, Chris—
—¿Por qué?—
—¡Qué frío!—Evité la respuesta.
—Eva...—insistió.
—¡Porque eres un mujeriego! ¡No te ha importado jugar conmigo y con otras a la vez! ¡Cada vez que te he visto con otra chica me has hecho daño!—le confesé, algo dolida.
—Eva, usaba a esas chicas para olvidarte. Joder—dijo, tocando mi pierna.
—No quería engancharme a ti...—confesó. —Pero la verdad es que no te puedo sacar de mi cabeza, ni de mi...—
—¡Vale!—le interrumpí por lo que pudiera decir, haciéndole reír.
—Ojalá pudiera mandarte a la mierda—dije mientras le tocaba su cara y me pegaba a él, colocando mis piernas sobre sus muslos.
—¡Auch! ¡Qué golpe más duro! —dijo entre risas antes de besarme, con unos labios cálidos y carnosos, mientras sentía su nariz helada en mi rostro.
Tras ello, le abracé. Este se sorprendió tanto que se quedó paralizado por un segundo, pero después prosiguió a abrazarme también. Sentir su cuerpo era todo lo que necesitaba en aquella noche tan fría y oscura. Sus brazos rodeaban mi cintura y besaba mi frente con cariño.
—No me hagas esto...—dijo hundiendo su rostro en mi cuello.
—¿El qué?—le susurré.
—Esto de ser tan mona, no voy a poder lograr mi objetivo de olvidarte así—
—Quizás no quiero que lo hagas—le dije mirándole a los ojos.
—Dame un beso—me dijo, besando mi boca con pasión. Colocándome sobre él, mientras este cogia mi trasero con fuerza, empujándome hacia él.
—Quédate está noche conmigo—me dijo.
—Está bien, Chris—dije sin pensarlo ni un segundo.