Me volví lentamente sintiendo la vergüenza recorrerme el sistema. Esta permaneció quieta por unos instantes, y más tarde retrocedió sus pasos hasta el interior del salón. Cerré la puerta y me acerqué hasta el sofá.
—¿Quién era ese chico?—me preguntó, algo confundida.
—Era...Chris. Ha tenido algunos problemas y me pidió pasar la noche—tartamudeé nerviosa.
—¿¡Y qué es toda esta sangre!?—volvió a preguntar histérica, dirigiendo su mirada al tercer sofá donde había dormido Chris, con ligeras manchas de sangre en el cojín. Tragué saliva y respiré hondo antes de contestar.
—Verás...tuvo un accidente de moto—le confesé.
—¡Eva!—exclamó.
—¡Lo sé lo sé, mamá!—me apresuré a decir, levantándome del asiento nerviosa. —Sé que lo más coherente no es traerlo aquí y hacerle caso...—dije.
—¿Hacerle caso?—
—No quería que sus padres se enteraran acerca del accidente y vi que sus heridas no eran tan graves, s-solo su pierna estaba mal pero insistió en quedarse...—le intenté explicar. Esta me miró confusa y se dirigió hasta mí. Cogió mis manos y resopló.
—En ese caso...—pareció perdida por unos segundos. —Hiciste lo que pudiste—dijo sorprendentemente. —Solo avísame la próxima vez, así no tengo que llevarme sustos de muerte en el medio de la noche cuando baje a por un vaso de agua—dijo, y reí avergonzada.
—Lo haré, lo siento—dije, y esta me dio un beso en la frente antes de marcharse a la cocina.
Jueves 12:40
—¿No sabes nada de él desde ese dia?—me preguntó Vilde, bastante asombrada, cuando acabé de contarles con detalles lo sucedido.
—Eso es malo...—dijo Chris, preocupándome aún más.
—No lo es. Los penetrators necesitan su espacio. No seas una paranoica—me dijo Sana, mientras retiraba las gafas de sol de su cara.
—No es ser paranoica, Sana—dijo Noora, bastante comprometida con el tema de conversación. —Le ayudó, se merece como mínimo saber noticias de cómo se encuentra. Me parece rastrero que no te haya dicho nada más—dijo frustrada, y la miré preocupada.
—Oye, ¿Estás bien?—le pregunté, al notar su tono de voz tan agresivo.
—William y yo tuvimos una pelea—confesó, cabizbaja.
—¿Es tan grave?—se interesó Sana.
—Supongo que no, pero lleva sin hablarme desde hace varios días—dijo, y comencé a entender sus reacciones.
—Por esto no tengo novio—dijo Chris, haciéndonos reír a todas, y consiguiendo que por un segundo nuestros problemas se marcharan muy lejos.
En ese momento, el timbre sonó, y resoplamos cansadas de tener que asistir a clase. Cuando escuchamos el motor del coche de William, Noora y yo nos miramos, ya que sabíamos que tendríamos que hacer frente a nuestros problemas antes de lo esperado.
William se bajó primero, dándole la vuelta al coche ayudó a Chris a salir, dejando mostrar los dolorosos puntos en su cara. Cuando vi que necesitaba ayuda de su amigo para salir del coche, me mordí el labio. Este agarró sus muletas, y comenzó a estabilizarse mientras William agarraba su mochila también. Tenía una gran escayola en su pierna derecha y me alegraba de poder verle caminar aunque fuera con ayuda de unos palos.
Permaneci como una idiota, esperando algo, una señal. Nada provenía de él. Ni si quiera una mirada, que tanto necesitaba. Frustrada, despegué mi mirada de él y me permanecí perdida por unos instantes. Cuando escuché a Sana llamándome desperté de repente y me vi ajena en la conversación.
—Perdona...—me disculpé, agitando mi cabeza.
–¿Qué ronda tu cabecita?–me preguntó con media mueca. Sonreí vagamente y volví a dirigir mi mirada hasta donde estaba Chris, aunque ya había desaparecido, y me sentí imbécil. Sana pareció haber seguido mi mirada y suspiró.
–Chris ¿eh?–dijo. –¡Cómo no!–exclamó, y me volví a sentir imbécil.
–Ya...–dije cabizbaja. –Da igual, s-solo necesito despejarme–confesé, mirando al suelo.
–¿He oído "despejarme"?–exclamó Vilde, entrometiéndose en la conversación. Suspiré por su simple presencia y me dí cuenta de que no la soportaba últimamente. –Porque es el momento perfecto para ello–prosiguió. –Los penetrators han vuelto–dijo, visiblemente exaltada. Noora la miró con recelo, y supe que Vilde tenía un interés más allá de simplemente fiestear.
–¿Hay fiesta?–preguntó Chris, mientras chupaba su cuchara con dedicación.
–Preparad cervezas–dijo Vilde, tras intentar agruparnos, agarrándonos de nuestros cuellos. Yo miré a Noora, quien me miraba y sabía que me comprendía a la perfección.
–Yo no puedo–me apresuré a decir.
–¡Pero si no sabes el día!–me pilló Vilde, arrugando sus cejas con fuerza. –Eva...¡vamos!–me intentó animar, aunque sin éxito.
–Es que...no tengo ganas–salí con mi excusa, despegándola de mi.
–Sé que ultimamente Chris pasa un poco de tí, pero estoy segura de que todo se arreglará en la fiesta–dijo, y permanecí frente a ella, tragando saliva lentamente.
–N-nos lo pensaremos–interrumpió Noora, al percatarse de mi postura. Esta me agarró del brazo, y me condujo hasta el interior del instituto.
–No la escuches–me dijo, mientras caminábamos. –Además, pienso que hay algo extraño en su repentino interés en los penetrators de nuevo–dijo, algo pensativa
–¿Qué piensa su novio de eso?–dije.
–No lo sé, pero lo averiguaremos pronto–se encogió de hombros Noora. Tras sonreir la sirena retumbó en mis oídos, haciéndome cerrar los ojos con fastidio. Esta me despidió con la mano, pero antes de darme la vuelta vi su mirada fijada en alguien a mi espalda y tras ello la fijó en mí, abriendo sus ojos ampliamente antes de proseguir su camino. Me volví extrañada y me encontré con Chris P, quien parecía haber venido hasta mí para hablar conmigo. 'Lo nunca visto' pensé, y le miré expectativa.
–Eva–dijo, sin arrugar demasiado su cara, ya que las cicatrices la recorrían.
–Chris...–dije, sin demasiado interés, fijando mi mirada en el suelo.
–Perdona que no haya podido hablar contigo después de lo que pasó...–dijo, intentando captar mi atención. –Tengo el móvil roto y no te había visto hasta ahora–se intentó disculpar, aunque lo empeoró.
–No me tienes que dar explicaciones. No lo has creído conveniente, y estoy bien con eso–dije rápidamente, y me apresuré a marcharme. Sin embargo, este paró mi camino vagamente y pude notar su cojera.
–¿Acaso te has interesado tú en venir a ver cómo estaba?–me dijo, y abrí la boca sin querer, aunque no supe contestar. Me marché sin más, dejándole con la palabra en la boca.
Viernes 14:08
Me paré frente a la casa de Chris. No había podido dejar de pensar en sus palabras. ¿Y qué si tenía razón? ¿Y qué si le estaba recriminando algo cuando la que se tenía que haber interesado más por su salud era yo? Suspiré para controlar mis nervios y agarré con fuerza el DVD de la primera película de Superman. Sabía que le encantaba. Sólo yo lo sabia. Sentí mis manos sudar y comencé a caminar hasta la casa.
Alcancé mi mano y toqué el timbre. Aguardé con paciencia hasta largo y tendido. Cuando la puerta se comenzó a abrir, sólo tenía ganas de abalanzarme hasta él y decirle cuánto lo sentía. Sin embargo, cuando diferencié una larga melena de color castaño arrugué mis cejas.
–¿Quieres algo?–me preguntó Sara, apoyada en el marco de la puerta, muy sonriente y con segundas intenciones.