–Eva...tienes que escucharme...–me decía, mientras un profesor lo alejaba de mi mientras lo agarraba fuerte del brazo. –¡No te fíes de ese tío!–me gritaba mientras se alejaba más y más. –¡Eva!–sentí una punzada en mi estómago ante su última llamada desesperada hacia mí.
Cuando me dí cuenta, tenía a una profesora intentando hacer que reaccionara, y desperté de mis pensamientos.
–¿Estas bien?–me preguntó, mientras me revisaba las muñecas al haberse percatado del forcejeo.
–Si, si...–dije confundida sin dejar de mirar hacia el final del pasillo.
No podía dejar de pensar en las palabras de Chris. ¿Por qué debía tener cuidado con aquel chico que había sido tan encantador conmigo? Quizás sus celos hablaban por él. Sin embargo, no volví a verle desde aquel día, ya que había comenzado a faltar a clase desde entonces.
Jueves 16:00
—He escuchado que Sara anda...—trato de contar Vilde antes de que Noora le pisara el pie, con un disimulo que no le resultó efectivo.
—¿De qué va todo esto?—les pregunté elevando la voz. No sabía por qué, pero desde lo que paso con Chris P todo me ponía insoportable.
—Eva. Tranquilízate—me replicó Chris mientras Noora me miraba desafiante.
—¿Sabes qué?—dijo Noora, mientras recogía su mochila de la mesa de la cafetería donde nos encontrábamos. —Estoy harta de tus desprecios. Si vas a pagar tus frustraciones con nosotras, prefiero irme—dijo antes de añadir algo más. —Y yo tan incrédula, intentando que no te enteres de que Sara y tú Chris del alma están viéndose de nuevo, pero quizá tienes que darte cuenta de quien merece la pena y con quien la pagas—dijo, antes de alejarse caminando dejando un silencio incómodo en la mesa.
Me marché a casa sin dejar que nadie me obligara a quedarme. Saqué todas las botellas de alcohol que sabía que mis papás tenían escondidas, y comencé a beber. Quería sentirme mejor con mi pésima vida, tratar de olvidarme de todo aquello, de Chris, del mundo. Pronto lo logré, hasta que dejé de pensar con claridad.
22:48
Desperté como de un mal sueño. Miré a mi alrededor y la vista aún estaba nublada. Me incorporé y me di cuenta de que estaba en una cama que no era la mía.
—Eva—
Reconocí esa voz de inmediato, y aquella habitación. Me sentía débil, y no sabía que demonios hacía allí.
—¿Que demonios hago yo aquí?—exclamé sin fuerza.
—Tocaste mi puerta y te desmayaste—aseguró. —No te quise despertar—
Chris cogió mi ropa del escritorio, y me la acercó. Entonces fue cuando me di cuenta que llevaba una de sus camisetas y ningún pantalón.
—Pensé que estarías más cómoda, te vomitaste encima. La he lavado—dijo, ofreciéndome mi ropa. Le mire atónita, asimilando lo que había hecho borracha y que no tenía remedio. Tome la ropa y permanecí esperando a que se volviera y me dejara algo de privacidad.
—¿Puedes girarte?—
—Vamos, Eva...—intentó bromear, aunque mi gestos serios no le dieron pie a ello, así que se volvió sin rechistar. —Nos...—intenté pregunte tras tragar saliva.
Este aguardó silencio por unos segundos.
—Si, me besaste—dijo. —Me dijiste muchas cosas—aseguró, y sentí vergüenza de mi misma.
