Me acerqué sin pensarlo. Mi cabeza iba a explotar. Nada de aquello estaba saliendo como esperaba, y ni si quiera sabia si Chris P lo había conseguido. Noora parecía histérica, mientras que las chicas le impedían marcharse y trataban de tranquilizarla.
–Noora...–dije, con un hilo de voz, ante su atenta mirada. Esta ya no se veía tan enfadada, aunque trataba de ocultarlo.
–¿Qué cojones hago aquí?–le preguntó a las demás, ignorando mi presencia.
–Noora, basta–le dije, esta vez con un semblante frío. –No me va a volver a pasar. Nunca más. No pienso perder ninguna amiga más–dije, dando un paso adelante. Esta se tranquilizó por un momento, y me miró casi sin quererlo. –Noora...lo siento...–dije. –Quise decírtelo antes, pero no era el momento–continué. –Todo esto lo he hecho por tí. Todo lo que ves a tu alrededor, y lo volvería a hacer mil veces más si así pudiera recuperar nuestra amistad–
–Espera..., ¿qué?–preguntó, curiosa acerca de lo último.
–Gírate, anda–pude decir finalmente, con una sonrisa en mi rostro. Esta se volvió lentamente, asustada de aquello que le pudiera esperar. Al ver a William junto a Chris P, sus ojos se humedecieron. Este la miró casi sin poder moverse, petrificado ante su figura. Parecía que lo único que necesitaban en ese momento era una mirada del otro para respirar, para poder seguir adelante. Esta derramó rápidamente la primera lágrima, antes de que este avanzara hasta ella muy lentamente, y derramara la segunda. William le acarició la mejilla casi sin pensarlo, secándole las lágrimas, mientras que Noora miraba hacia arriba para encontrar su rostro, encontrándose con los ojos de este. Rápidamente se produjo una magia difícil de explicar, con solo tenerlos mirándose. Chris P se acercó hasta mí, para permanecer parado. Sin esperarlo, agarró mi mano, y la electricidad recorrió mi organismo ante aquella escena de verdadero amor. Cuando William finalmente la besó, suspiré lentamente, cerrando mis ojos y sintiendo la alegría en mi interior. Rápidamente el grupo se esparció, para dejar a aquellos solos. Mientras Chris se alejaba de nuevo a la fiesta, sentí algo. Sentí que faltaba algo. Corrí hasta él, sin pensar en nada excepto en la adrenalina que recorría mi cuerpo. Le paré en seco, y este se sorprendió al verme. Agarré su cara y le besé. Con tantas ganas que no quería despegarme nunca de él, quedarme allí hasta el final de nuestros días. Crucé mis brazos tras su cuello y este me agarró fuerte de la cintura, mientras sus cálidos besos mejoraban mi noche.
–¿Y eso por qué ha sido?–preguntó algo confundido por mi repentino cariño
–Por ayudarme hoy–le dije, dándole pequeños besos, y este terminó por darme un beso en la nariz. Por primera vez, cuando le miraba a aquellos adorables ojos marrones, veía confianza.
–¿Vamos dentro?–preguntó sin aún separarnos.
–No. Quedémonos aquí un poco mas–dije, sin dejar de mirarle en los ojos.
12:00
La Luz de la ventana me pegó en la cara y desperté con una gran resaca para variar. Había sido una gran noche por una vez en mucho tiempo, y decidí que podría permitirme dormir un rato más. Eso antes de escuchar los gritos de mi madre que me llamaba sin parar.
–¡Vooooy!–grité, realmente frustrada, colocándome la almohada en la cabeza. Finalmente, me dirigí escaleras abajo, para encontrarme con mi madre en el salón. Parecía pensativa mientras se tomaba el café.
–¿Y bien...?–pregunté confundida, parada frente a mi madre, con una gran confusión.
–Siéntate, hija–dijo esta, algo extraña.
–¿Qué pasa, mamá?–dije, incluso riendo.
–Tenemos que tener una conversación, ¿no crees?–dijo, alzando sus cejas.
–¿sobre que?–pregunté antes de darme cuenta y cerrar los ojos con vergüenza. –No hace falta mamá–dije rápidamente, levantándome dispuesta a correr a mi habitación de vuelta.
–Eva, escucha. Es muy importante saber cómo usar la protección cuando estás con un chico–dijo, muy a mi pesar, mientras me tapaba los oídos y retrocedía mis pasos.
–Vale, me voy ahora–dije, mientras esta intentaba continuar su discurso.
–¡Eva!–me gritaba. –¡La protección es lo más importante!–seguía diciendo, mientras yo subía las escaleras como si no hubiera un mañana.
16:40
"Hey..." Noora.
"Hey"
"Abre" Noora.
Al leer aquello sonreí. Extrañaba ver su nombre en mi teléfono, y sus abrazos que tanto me tranquilizaban cuando más lo necesitaba. Corrí escaleras abajo, para abrir la puerta y encontrarme con mis preciosas amigas. No hubo falta decir nada, simplemente las abracé, y en un mismo abrazo nos unimos. Así es como quería estar siempre, con mis compañeras de vida.
–Joder, cómo extrañaba esto–exclamé, mientras las abrazaba, haciéndoles reír.
–Lo siento–dijo Noora, comenzando a llorar.
–¿Estas llorando?–preguntó Sana, y todas volvimos a llorar.
–Yo también–dije, con los ojos cerrados. No sabía como expresar la satisfacción que sentía en esos momentos, perderlas sería lo peor del mundo, antes que cualquier otra cosa. Las hice pasar, y, como en viejos tiempos, solo nos hacía falta una manta y unas cuantas palomitas, para no hacernos falta nada más.
–¿Y William?–pregunté, con una amplia sonrisa.
–Estamos bien, gracias a ti–dijo, con una felicidad desbordante.
–Escuché que os vieron a Chris P y a tí muy acaramelados en la fiesta–dijo Vilde, como de costumbre.
–Fue muy bueno conmigo–sonreí como una tonta. –Todo salió bien gracias a él–dije sonriendo. –¿Sabíais que le tuve que decir a mi madre que íbamos a hacerlo para que dejara la casa sola para la fiesta?–confesé, con la cara roja como un tomate.
–¡Eso es amistad Noora!–exclamó Chris, tan graciosa como siempre, haciéndonos reír.
–Lo mejor fue esta mañana, cuando me hablo de tener una "conversación" al respecto–dije, sin parar de reír.
–¡Mi madre también me dijo lo mismo!–gritó Chris, algo exagerada.
–¿Pero bueno, Chris?–bromeó Sana.
Y entre risas me preguntaba qué haría sin todo aquello en mi vida.