SKAM.-Capítulo 40

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Viernes 08:50

-¿Y todo quedó así?–exclamó Noora tras escuchar lo que ocurrió con Chris la noche anterior.

–Si...–susurré, mirando hasta mi izquierda, para encontrarme con la caminata de las nuevas por el patio. Las chicas giraron sus cabezas como si estuvieran programadas para ello y sentí que todo el instituto hacía lo mismo. Entonces mientras examinaba sus perfectos platinos cabellos y sus delicadas blanquecinas carnes me di cuenta de que pasaban relativamente cerca de nosotras, y lo que es más importante, me acordé de que la que iba en el centro era la misma que besó a Chris en la fiesta. Tenía el cabello casi blanco, y los ojos claros, acompañados de una piel fina y blanca. Al pasar por mi lado, me miró divertida, sólo a mi, y me guiñó el ojo entre risas. Me levanté de mi asiento amenazante antes de que mis amigas me frenaran con fuerza, y la rabia comenzó a recorrerme todo mi cuerpo rápidamente.

–¿Qué cojones ha sido eso?–dijo Chris alucinada a mi lado.

–No lo sé, pero será mejor que...–intentó decir Noora, antes de que me deshiciera de sus manos y lograra pasar a través de ellas, persiguiendo al mismo grupo de chicas que se habían reído de mi segundos atrás. Le agarré del pelo tan fuertemente que dudé si podría arrancárselo de una, mientras pude notar a mis amigas correr hasta allí con rapidez para defenderme, cuando notaba una gran paliza de las chicas sobre mí. En realidad, me sentía culpable de que siempre que mis amigas se metieran en una pelea fuera por mí. Intenté golpearla lo máximo que pude, y cuando noté unos fuertes brazos agarrándome desde mis axilas grité de rabia y pataleé lo que pude. Me giré para encontrarme con el rostro de Dylan, quien se veía notablemente confundido, mientras dudaba si realmente soltarme. Finalmente lo hice por él, y me deshice de sus brazos con rabia, que logró sorprenderle.

–¡Eva! ¿Qué demonios haces?–exclamó realmente extrañado.

–¡Ella fue la que me provocó!–le confesé gritando, aunque a juzgar por el gesto en su rostro supe que no me creyó. –¿No me crees?–le pregunté, realmente fastidiada, y al no obtener respuesta me decaí. –Bien–le dije, antes de marcharme.

—Si te creo—dijo antes de que me marchara, sujetando mi brazo con delicadeza.

—Bien...—suspiré casi sin respiración.

—¿Estas bien?—me preguntó abriendo sus ojos como platos, brillando el azul de estos bajo La Luz del sol.

—Si...eh...—tartamudeé confundida.

—¿Y eso es...?—dijo divertido, y sonreí tímida. Sin embargo, cuando miré a mi izquierda visualicé el coche de Chris y se me cambió el rostro de inmediato.

—Me...tengo que ir...—dije rápidamente. —...llegó tarde...—mentí, señalando atrás. Este me sonrió tímido, y se marchó respetuosamente, dejándome en confusión. Volví a mirar hasta Chris, y este ya se había bajado de su coche. Me miró con rabia antes de colocarse sus gafas de sol negras que sabía que le servían de maravilla para evitarme. Resoplé profundamente, y le miré una vez más antes de entrar hasta el instituto de nuevo. Llegué a clase, y cuando pensé que el día comenzaba a tornarse normal recordé que era la clase que tenía con Chris P. Miré a la izquierda, y cuando me dí cuenta de que el único sitio libre era el que quedaba a su lado me mordí el labio con nerviosismo. Me dirigí con rapidez y solté mis cosas sobre la larga mesa, intentando no mantener ningún tipo de contacto visual. Intenté actual normal, mientras notaba su mirada puesta en mí.

–No he sabido nada de ti desde que hablamos–me susurró, y comencé a ponerme nerviosa de nuevo, mirando al frente sin pronunciar repuesta por unos segundos.

–He estado ocupada–mentí, cuando en realidad no había dejado de darle vueltas a la cabeza desde entonces.

–Si...–dijo irónico, con una pizca de rabia, y se dejó caer sobre el respaldo de la silla visiblemente fastidiado. –¿Con este tipo...?–me volvió a susurrar con un tono de voz que consiguió enfadarme realmente. Volví la cara tras haber puesto mis ojos en blanco, y le miré con rabia. Este pareció sorprenderse de mi reacción, y parpadeó sin articular palabra.

—No tengo que darte explicaciones—le dije mirando al frente mientras actuaba estar escribiendo algo, cayéndole como una jarra de agua fría, a juzgar por su apretada de mandíbula. Entonces me sorprendió ver que cogía sus cosas y se levantaba para salir en mitad de la clase. El profesor le miró confundido, y realmente me sentí demasiado mal. Agarré mis cosas al escuchar a mi corazón por un minuto, y mis piernas le siguieron solas ante la mirada atónita de toda la clase. Le ví al final del pasillo y caminé hasta él con determinación. Toqué su hombro y se giró despacio, sabía que se conocía mi perfume a la perfección. Me miró sin fuerzas y realmente me tocó el corazón. Me giró la cara con dolor y sentí una fuerte punzada. Apartó mi mano, que ya se había dirigido hasta su rostro inmediatamente, y al darme cuenta de su acto me vi sola en el pasillo. Me la apartó con suavidad, sin sostenerme la mirada. Se marchó sin decir palabra. Y ese silencio puede haberme dolido más que mil palabras.

SKAM.- EVA Y CHRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora