Sábado 09:49
Vilde despertó cuando el desayuno ya estaba en la mesa, y nos disponíamos a comerlo. Se veía pálida y débil, mientras caminaba en aquel que era mi pijama de una forma muy lenta, hasta llegar con nosotras y sentarse. Se creo un silencio incómodo y preocupante, cuando nos miraba entristecida.
—¿Quieres una magdalena ?—le dijo simpática Noora, obviando lo ocurrido.
—Eh...no gracias—dijo, creando otro silencio. El desorden alimenticio de Vilde era evidente desde hace un cierto tiempo. Pero nunca había llegado a aquellos extremos, tan preocupantes. La mirábamos apenada mientras comíamos, pensando que podría volver a desmayarse en cualquier momento.
—No hay ninguna lista negra Vilde, ni estamos en ninguna—le aclaré. —Hable con las chicas mayores...—
—Lo siento—dijo con un hilo de voz. —Por... todo lo que te dije...—dijo, y asentí. —¿De verdad que no me odias?—
—De verdad—reí.
—No recuerdo nada de lo que pasó ayer—dijo entonces, mirando cabizbaja a sus pies.
—No pasó nada, no te preocupes. Te sentiste mal y te desmayaste—dijo Chris, quitándole importancia.
—Creo que maté al bebe de William—dijo de repente, dejándonos con la boca abierta.
—¿¡Qué?!—dijimos atónitas.
Lunes 12:40
—¿Estás segura de que estás embarazada?—le preguntó Noora a Vilde, en la sala de espera de la doctora del colegio, donde esperábamos confirmar sus palabras.
—Si, me hice un test—dijo sacando uno de su cartera. —¿Veis?—dijo indicando el positivo del dispositivo, haciéndonos suspirar.
—Vilde—dijo la doctora para que pasamos al interior, donde nos acomodamos tras un largo silencio.
—Cree que está embarazada—dijo sin más Noora
—Oh...—dijo la doctora un tanto inquieta.—¿Te has realizado algún test o...?—
—Si, aquí mismo tengo uno—dijo Vilde sacándolo de su cartera.
Esta lo analizó, seriamente, y lo soltó en la mesa manteniéndonos en una curiosidad inmensa.
—No estás embarazada—dijo, aliviándonos, con una sonrisa en su rostro.
—¿Como que no? ¿Pero ese test es erróneo?—Dijo Vilde algo confusa.
—Este es un test de ovulación. Te indica tus días más fértiles—le aclaró la doctora, algo divertida.
Tras este increíble momento que dio para bastantes risas entre nosotras, Noora y yo nos dirigimos hasta nuestra próxima clase. Mientras caminábamos alguien paro nuestro acto sin esperarlo.
—Hola preciosa—le dijo William al pasar, en su oído.
—¡Wilhem!—dijo irónica.
—¿Por qué no has contestado a mis mensajes?—pregunto este.
—Sin batería—dijo sarcástica. —por dos semanas seguidas—dijo, encogiéndose de hombros, mientras sonreía, mostrándole el poco interés que sentía por el.
—¿Deberíamos saltarnos la siguiente clase?—le preguntó entonces él.
—...William, tienes que dejarlo estar—dijo Noora tras un largo suspiro.