Me sentía ridícula parada en mitad del jardín rodeada de gente desnudándose e introduciéndose en el agua. Entonces decidí avanzar hasta el interior, cuando vi a Noora caminar ahí mismo. Me adelanté a avanzar con rapidez hasta ella y suspiré tranquila. Entonces me abalancé sobre ella y la abracé rendida. Esta me miró confundida y me continuó el abrazo con fuerza.
–¡Eh!–exclamó. –¿Dónde has estado?–me preguntó, cuando yo le iba a hacer esa misma pregunta.
–Por ahí...–dije apoyada en su hombro mientras intentaba no llorar.
–Las chicas se han ido como unas locas a la piscina–me dijo, cuando nos separamos.
–Ah, si...lo típico para un buen calentón–dije intentando sonreír, volviendo mi cabeza hasta la piscina.
–¿Quieres venir?–me ofreció Noora, mientras se quitaba la camiseta para dejar ver un rosado bikini que contrastaba con su blanquecina piel.
–Creo que voy a pasar–dije, con mi voz rota. Realmente estaba intentando ocultar mi maldito dolor.
–¡Venga ya!–me gritó con rabia, y me bajó los pantalones. Entonces di gracias a que me había puesto el bikini por si acaso debajo de la ropa. Asentí rendida, y pensé que un poco de agua no podría venirme nada mal en esos momentos. Me deshice de la camiseta también, y avancé hasta el jardín de la mano de Noora. Entones visualizamos a las chicas en la parte izquierda de la piscina, y nos aproximamos hasta ellas. Nos arrojamos en el agua y recogí mi cabello con una goma cuidadosamente.
–¿¡Donde demonios te habías metido!?–me gritó Vilde, al lado de su novio, bastante feliz.
–Lo mismo me he estado preguntando yo todo el día–le confesé, sonriente. Entonces vi de nuevo a mi amiga Chris a mi lado besándose con aquel tipo bajito, y reí divertida. Cuando relmanete pensaba que las cosas volvían a estar bien, sentía mis sistema recuperarse y me reía con mis amigas, Noora me agarró del brazo dentro del agua con fuerza.
–Noora, ¿qué haces?–le exclamé confundida, y esta parecía fijada en algo que sucedía detrás mía, tan sólida como una roca. –¿Noora?–le pregunté de nuevo, y esta me miró con el rostro desfigurado. Entonces volví mi cabeza con rapidez, para visualizar desde lejos a Chris P besando a una chica en el otro extremo de la piscina.
–No puede ser–pronuncié sin querer, sintiendo una lágrima recorrerme la mejilla.
–¿Pero cómo es posible? A-ayer estabais juntos, ¿No?–dijo Noora nerviosa, mientras que William se aproximaba a ella por la espalda. Entonces me impulsé fuera de la piscina con fuerza, y aunque Noora me llamaba, no quería dañar su momento con su novio por mis problemas.
Avancé con demasiada rapidez hasta el interior de la casa, mientras ya sentía mi cara completamente mojada, y no por la piscina precisamente. Entonces vi a Sana sentada en uno de los sofas, mientras observaba a la gente bañarse.
–¿Por qué no estás en la piscina?–le pregunté, sentándome a su lado.
–¿Sabes? Nunca me han gustado–dijo, sonriendo, haciéndome hacerlo a mi también. –Parece que a tí tampoco, ¿eh?–dijo.
–Extremo derecho escaleras–le dije al oído, y este dirigió sus ojos según mi dirección.
–¿Chris? ¿Enserio?–exclamó, mirándome atónita.
–Puede ser–le dije, con los ojos húmedos de nuevo.
–No llores por estúpidos. Eres demasiado bonita como para eso–me dijo, y la abracé tiernamente.
–Sólo quiero irme, ¿sabes?–le confesé mientras lloraba en su hombro.
–Lo sé, pequeña–me dijo. –Vayámonos–me dijo, siendo mi salvadora. Se levantó, y agarró un vaso de ponche. Avanzó conmigo hasta el jardín, pero comenzó a caminar mucho más rápido que yo, y por sus pasos pude darme cuenta de a dónde se dirigía. Cuando derramó el gran vaso encima de Chris y la chica sonreí mientras caminaba delante de él tras Sana y escuchábamos las risas.
–Chica, te quiero–le dije al oído entre risas, mientras cerraba la puerta bien fuerte.
Lunes 13:04
–Y le dije que nunca volvería a beber más vodka–oí a unas de las chicas decir.
–No podrías cumplir esa promesa–exclamó Chris, haciéndoles reír.
–Eh, ¿Cómo estás?–me preguntó Noora con un tono bajo, para darme un poco de privacidad.
–Bien–dije, apartando la mirada de Chris P como una estúpida.
–Puedo notar tu falta de sueño–
–Si he dormido–mentí, y comencé a avanzar con ella por el patio.
–Vamos Eva...–dijo Noora, y pude notar cómo las chicas nos seguían.
–Eva, ¿viste a Chris liándose con esa chica nueva? He oido que están haciendo las cosas serias–saltó diciendo sin parar Vilde, y la rabia llenó mi sistema. Algunas veces era tan insensible que me entraban ganas de responderle.
–Vilde–la cortó Noora, protegiéndome.
–No, está bien–exclamé. –¿Quieres saber si los vi? ¿Dormirás esta noche mejor si te digo?–avancé hasta ella desafiante. –Oh que si lo vi, ¡delante de mis putas narices!–grité sin importarme que medio instituto se enterara. –¿Estas contenta ahora?–le pregunté sin dejar de gritarle. –¿Y sabes más? ¡Que te den, Vilde!–acabé por decirle antes de girarme y marcharme mientras medio colegio admiraba el espectáculo. A medida que caminaba me sentía menos yo. Sentía haberle hablado así a mi amiga pero no tenía ningún derecho a ser tan jodidamente insensible cuando yo nunca lo había sido con ella. Me encerré en el primer baño que pude alcanzar y puse el pestillo. Me senté en el vater y tiré de mi gorro de lana hasta abajo, deseando que la tierra literalmente me tragase muy hondo.
Pude escuchar la puerta del baño abrirse y sentí a alguien sentarse frente a la puerta del baño.
–Sé que no me abrirás, pero quiero que me escuches muy atentamente ¿vale?–dijo Noora rendida.
–Di–pronuncié.
–Sé que Vilde puede ser una estúpida muchas veces...–
–La mayoría–añadí.
–Si...lo sé...–dijo. –Pero no lo pagues con ella, ¿vale?–me dijo. –Yo sé que tu no eres así. Ella no tiene la culpa de que ese chico sea un gilipollas y no te valore, ¿de acuerdo?–dijo, y cerré mis ojos con fuerza.
–Lo sé–dije con un hilo de voz.
–Entonces sal de ese maldito retrete y hazle saber a todos que no eres una simple "cuernuda" rabiosa–me dijo, y consiguió hacerme sonreír. Finalmente quité el pestillo, y al abrirla me encontré con la sonrisa de mi amiga, recordándome que aún había gente a la que le importaba. Entonces la puerta del baño se volvió a abrir, y Vilde parecía tan avergonzada que me sorprendió.
–Lo siento–dijo, muy colorada. –No pretendía...–dijo, y me dirigí hasta ella para abrazarla.
–Siento la manera en la que te hablé. No tienes la culpa de lo que pasó–
–Ese chico es un cabrón si realmente hizo eso–me dijo, y cerré mis ojos una vez más.