Parte 22: Seguimos necesitándonos.

343 14 13
                                    


Narrado por Ana:

Exhausto, cae encima de mí. Era muy fiera, seguro y confiado de sí mismo, eso...me gustaba demasiado. Era una droga, cuanto más le tenía, más quería. Recuerdo que pensé aquella primera noche, en la que no nos acostamos: "solo es una atracción sexual", que se resolvería quitándonos la duda, no, nada se resolvió, seguía queriendo repetir, y repetir...y hace rato dejo de ser algo puramente sexual. Le noto sonreír en mi oreja. Aún esta dentro de mí. Me apetece que esté allí, pese a que estamos sudados y hace un calor de mil demonios. Me acaricia el brazo con el dedo, a veces, tiene gestos cariñosos. Me agrada. Él tenía más que yo, nunca me imagine que fuese así, tan atento y a la vez salvaje.

Se incorpora, sale de mí, me besa la frente y se va al baño. Yo me hago una bola y debo quedarme adormilada, porque me sobre salta el ruido de la puerta y me cubro el cuerpo, como si no me tuviese más que vista.

- ¿A cuánto tienes el aire? Hace calor. Y tú atapadita con las sábanas...dios...

- Serás tú, que eres muy caluroso.

- Yo no sirvo, ni para el frio ni para el calor. Soy muy exagerado para la temperatura, pero aquí, hace calor.

- Ponlo como quieras, me voy a duchar.- Me levanto y le lanzo el mando.

Narrado por Jordi:

Sale del dormitorio, y yo bajo dos grados el aire acondicionado. Miro a su cómoda, ha quitado la foto, esa en la que salía con un chico hace mil años, porque se le ve muy joven, ya no está. Y la rosa blanca disecada, tampoco. Si antes me había despertado dudas, ahora ya necesitaba saberlo. Si la quito, es por algo...Me levanto, voy al salón, había otra foto del mismo chico. La del salón sigue estando. ¿Le pregunto? ¿Le molestará? ¿Y si el que se molesta soy yo...? Hoy no era buen día, tengo que trabajar...

- ¿Tú no deberías estar trabajando en vez de estar tirado en mi cama?

- ¿Molesto?.- Me sonríe por el tono en el que se lo digo.

- Sabes que no, y ese no es el tema.- Le da un poco de vergüenza. Su pudor, era raro, no lo entendía.

- Vente anda, que me duermo un rato, que estoy cansado.- me quito las gafas, y las dejo en la mesilla de la que me he apropiado. ¿Le he dicho que se venga a la cama para que durmamos juntos...? Esto ya es grave.

- Me estoy secando.- Agita sus brazos.

- ¿Tan seca tienes la piel, para ponerte crema todo el rato?

- Me gusta estar suave, y como me digas pija...te echo la crema a ti, por listo.- Me amenaza.

- No, por mi ponte lo que quieras. Ese pijama lo conozco.- Era el que parecía un chándal, en Cádiz.

- Si, no soy tan pija, no tengo 300 pijamas. -Dice tendiéndose en la cama. Yo apago la luz, entra la luz de la ciudad, por su enorme ventana. Se encarama a mi cuerpo, me reconforta estar así. Me gustar más aquí que en mi casa. Pienso que no la invité...pero no puedo. No me acosté allí con nadie. Me gustaría saber que pensará ella de que siempre tenga que ser aquí, me extraña que nunca me lo haya referido. Era prudente y directa...la voy conociendo.

- Yo pensaba que dormías con camisetas viejas...

- ¿No me la piensas devolver? Le tengo cariño...

- La camiseta está de vuelta. Ya la encontrarás.

- ¿Cómo?

- Que pesada eres, que ya la verás.

Segunda Parte: ¿En qué Estaba Pensando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora