Secretos a flote.

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Narrado por Silvia:

- ¿Estás mejor?- Me pregunta, hace rato que salí de la ducha que me dijo que me diese, desde entonces llevo sentada en el sofá con una tila a medio beber.

- No.

- Acábatela.

- ¿Cómo puede decir que nos quiere? ¿Cómo se puede ser tan mal padre?

- No lo sé. Diga lo que te diga, no te hará sentir mejor. He pensado en llamar a tus hermanas. ¿Quieres eso?

- No...sé.

- Vale.

- Tengo un hermano...bueno, hermanastro. Mayor que Meri...todos estos años, sin saberlo...quizás me lo crucé alguna vez...quizás conoce mi trabajo...y no sabe que compartimos al malnacido de nuestro padre...

- No está lejos...aunque quizás ya no viva aquí. No sabemos la información esta lo vieja que es. Alella, es un municipio pequeño...quizás ahí vivía la madre. Es del Maresme, como tú.

- Claro, lo suficientemente cerca para ir a menudo y lo suficientemente lejos para que no lo supiésemos. Después de esa relación nació mi hermana...¿Cómo crees que se va a sentir mi madre?

- Mal.

- No lo sabes todo, fue peor, aún peor de lo que te conté.

Tras contarle todas las vivencias y que acabáramos llorando juntos, decido que hablaré con mis hermanas, antes de hacerlo con mi madre. Él las llama, tardan horas en venir, primero lo hace Meri.

M- ¡Hola cuñi! ¿Qué haces guapetón?

I- Hola.- Le escucho al salir de mi habitación.

M- ¿Mi hermana?

I- Dentro...es...serio.

M- ¿Qué pasa? ¿Algo de la niña?

S- Es papá.- Digo apareciendo en el salón.

M- Si, era la segunda opción, sino era por algo de Joana y Andreu, mi segunda opción era ese...¿hombre?- Dice indiferente.

S- ¿Has recibido carta de papá?

M- No.

I- Creo que mejor me voy... ¿o quieres que me quede?

S- Espera...

I- Vale.

M- ¿Y esas caras?

S- ¿De verdad que no recibiste nada de él?

M- Que no...¿Qué pasa? ¿Se murió?

S- Está grave...por lo visto, sigue en América.

M- ¿Y que espera? ¿Qué vayamos? Yo...no lo haré. Si vosotras queréis id, yo no. ¿Anabel?

S- Venía cuando saliese de trabajar.

I- Me dijo que llegaría a y media.- Mira el reloj.- Dentro de quince minutos.

M- Yo, me voy, sinceramente no quiero saber. Si se muere...que Dios lo perdone.

S- Tú te quedas.

M- No...

S- Te quedas...porque no es eso. Por favor, es importante, escúchame.

Nunca vi a Meri tan callada, no volvió a hablar hasta que vino Anabel...y no tardó poco precisamente, esos quince minutos, fueron más de media hora. Se quedó mirando por la ventana, mirando a la nada. Isaac intentó consolarme cuando las lágrimas se me caían. Yo solo pienso que he vivido engañada todos estos años...

Segunda Parte: ¿En qué Estaba Pensando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora