Parte 123: Despistes...

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Narrado por Ana:

Abro el grifo, no sé si no soporto verlo así de débil o me da una ternura infinita.

- Te voy a mojar.

- Agua fría.- Dice a pesar de tener fiebre. Me pone la mano, supongo que porque quiere probarla primero. Le mojo la mano.

- ¿Demasiado fría verdad?

- No, está bien...así. Dame...- El mismo coge la alcachofa de la ducha, alza la mano de la vía en dirección opuesta y se moja completo...ya son ganas con esa agua helada...

- ¿No tienes frío?

- No mucho.- Hace un rato que lo tapase, me había suplicado...y ahora que no...Me quedo mirándole, está gracioso, todo empapado, en la cara se le nota que le da gustico que el agua le recorra el cuerpo.

- ¿Caliente te duele más?

- Si. ¿No ibas a enjabonarme tú?- Habla a duras penas porque le entra agua en la boca cuando lo hace, pero le gusta. Apago el agua, me acerco y comienzo por el pelo. Como echo de menos que me mire...en estas circunstancias, a escasos centímetros, sus ojos me estarían atravesando...- Lo haces muy mal...

- Hombre...gracias...

- Puedo hacerlo...yo, te estás mojando...

- Estás cómico con la mano apoyada en la percha, parece que estas posando con una farola.

- Si...debo estar bonito de ver...- Dice irónico.

- A mí me gusta...- Pongo más cantidad en mis manos...esta cosa, ni hace mucha espuma, ni huele, ni nada de nada...que se puede esperar de un producto que lo mismo vale para el pelo que para la piel.- ¿No te agrada? ¿Ni un poquito?

- En otras circunstancias estaría muy malito...- Dice mientas le enjabono el torso.- Ahora mismo...estoy malito, a secas.

- Habrá otras circunstancias...y yo querré que tu estés muy malito.- Le enjabono los hombros.

- ¿Me sigues deseando? ¿Me seguirás deseando, aunque no pueda verte? ¿Aunque mis ojos no vuelvan a mirarte?

- Ábrelos...para mí.

- No...Ana...- Era la segunda vez que le pedía esto, la segunda vez que me lo niega. Me acerqué a sus labios, le besé, se dejó.

- Necesito verlos...solo un momento...- Tragó saliva.- Confía en mí.- Comenzó a abrirlos...allí estaban sus preciosos ojos verdes, hacía casi una semana que no se los veía...allí estaban perdidos...fijos, sin...mirar.- Son preciosos...

- Ana...no te veo...ya no te veo...- Dice sin cerrarlos.

- Lo importante es que me sientas aquí, estoy aquí, juntos, juntos...- Le cojo la mano, la pongo en mi cara, me mojo.- Estoy aquí...

- ¿Puedo cerrarlos ya? Por favor...

- Si...gracias...lo necesitaba...- El se hace responsable de la mano que tiene en mi cara, comienza a pasarla por ella, hasta llegar a mis labios, me los acaricia, así los encuentra para guiarse y darme un beso. Después se aparta de nuevo. Me recorre el cuello.

- Llevas coleta hoy.

- Si.

Continúa bajando, lleva su mano a uno de mis pechos, yo le dejo. Él suspira muy bajito yo le acaricio el torso. Él quita la mano, su soldado no se inmutó...pese a que su cara era de placer, placer de tener este momento íntimo, en el que solo pretendía acariciarme, porque no podía dar nada más.

Juro que no lo pensé, mi mano se fue...donde se fue...pero...es que estaba allí, muy...a mano...Se mordió el labio...pero al cuarto movimiento, justo cuando su soldado empezaba a prepararse para dar batalla...aunque...faltaba bastante...

Segunda Parte: ¿En qué Estaba Pensando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora