Parte 88: A la luz de la Luna.

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¡Narrado por Silvia:

Según el calendario, hoy domingo, es luna llena. Lo miro tropecientas veces en internet. Que sí, que es hoy. Vale...¿Me tengo que poner la cuerdecita ahora? ¿O después? ¿Espero a que se haga de noche? Genial, ahora ya no sé si tengo que esperarme o no. Me espero... si, cuando vea la luna, entonces me la pongo. Me dijo cuando fuese luna llena, y todavía hay luz, así que no hay luna. Que ambiguo es esto.

Miro hacia el lado, Mèl me mira desde su cama.

- Tú no necesitaste la buena suerte, ni comer super sano, ni pincharte mil inyecciones que me tienen las hormonas y los sentimientos locos.

- Guau.

- Si, encima, ládrame. - Me acerco y me pongo a su lado, le acaricio el pelo, una y otra vez, una y otra vez.- Ains estoy deseando ver esos cuatro perretes que vas a traer al mundo. Andreu ya le buscó dueño a uno, se lo queda un Antonio, un cámara del equipo. Super buena gente, y vive en una casa grande, así que tendrá espacio para correr. Pero no te preocupes que te dejaremos criarlos hasta que estén grandes y no necesiten a su mamá, pero no podemos quedarnos con todos, sino seremos muchos. Que adorable cuando le des la teta, cuatro perretes rechonchitos mamando. Ojalá pronto haya más bebés en casa. Ya hay ganas ehh, porque veo que el tiempo se pasa y con él se me pasa la edad. Tú te diste prisa golfilla. Tanto querer salir fuera, hasta lloviendo. Te echaste novio y no nos dijiste nada. Tendrás que ir más veces al veterinario, para que te mire si vas bien. Sé que no te gusta, pero ...es lo que hay. A mi no me gusta pincharme, que tengo más agujeros que un colador. Ni mucho menos poner una pierna en Portugal y la otra en Valencia y que un señor mayor y con bigote se asome. Pero...todo sea por los pequeños. ¿No crees?- Mèl me mira, ladea la cabeza. ¿Qué pretendo? ¿Qué me conteste?

Andreu se fue con su madre, yo me quedé en casa, no estoy yo con ganas de salir, vaya que estoy que solo me apetece sofá y poco más, pero...hoy es luna llena y hay sexo, le apetezca a quien le apetezca. Además, eso...¿siempre apetece no? Ceno sola. Poca cosa, y lo que me deja mi nuevo médico nutricionista. La comida está buena, por mucho que Andreu diga que parezco una vaca comiendo todo el día brotes verdes. Ya se enganchará a la vida sana, además cuando cocino yo, no le queda más remedio, porque es un flojo que prefiere comer césped, como él le llama, a cocinar. Pero sé que en cuanto no estoy se come una pizza.

Me ducho y pienso que debe de llegar pronto. Mientras me seco medito que ...¿Por qué en luna llena? ¿Habría que hacerlo al aire libre? Claro...ellos quizás no sepan que aquí, en Europa, eso es raro. ¿Cómo me pude venir con tantas dudas? Hombre, pobrecito el traductor, no le iba a decir: Pregúntale si me revuelco al aire libre o en mi colchón viscoelástico super caro.

Que digo yo, que...en el césped, con unas velitas, de noche, con la luna reflejada en el agua de la piscina...era romántico ¿no? Y así sino le apetece, le hago que le apetezca. De esta manera nos curamos en salud, por si debe ser fuera o no.

Miro mi reloj, debe de estar de camino. Mierda...toda la tarde haciendo el vago y ahora...a correr. Abro el armario, saco unas sábanas blancas, una a las que no le tengo mucho cariño, porque ya veremos como acaban con la tierra. ¿Velas? Las de adorno del salón. ¿Un vino? Yo no puedo...mierda. Pues sin vinito. ¿Qué más? Bueno, pongo esto de mientras...que al final viene.

Tiendo las sábanas en el césped, enciendo las 3 velas que había en el salón...verás los mosquitos lo que nos hacen con tanto romanticismo. Mierda, que me quemo. Me chupo el dedo. Me siento en las sábanas, saco la cuerda con el hueso de fruta labrado, me lo ato al tobillo derecho. Queda mono y todo, así muy rollo veraniego, una pena que tenga que quemarlo después.

Segunda Parte: ¿En qué Estaba Pensando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora