Parte 68: Una disculpa y unas borracheras.

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Narrado Andreu:

Me da un miedo enorme entrar a mi propia casa, se que está ahí, lo sé porque llamé a David y me dijo que tenían ese día de descanso. Lleva una semana muy loca y no nos cruzamos ni por el pasillo.

No está en el salón, está en el jardín sentada en el césped en postura de meditación, en penumbra, solo están encendidas las luces de la casa. Me siento a observarla, no me ve, no sé si la observo por no interrumpirla o porque no tengo ningún tipo de idea de que decirle.

Los minutos pasan, ella no se mueve. Cuando llevo sentado como unos 15 y nada pasó, mis labios van más rápidos que mi razón.

- ¿SABES QUE TE QUIERO?- Le grito, le grito mucho. No he pensado nada más, ni siquiera lo que le he dicho.

- Si, sí que lo sé. ¿Sabes que eres un capullo?- Dice sin girarse.

- Si, uno muy grande.

- Pero sabes que te quiero, pese a tus estupideces.

- Si...y no sé por qué. Porque eres mucho más lista, no sé como no has huido de mí.- Me levanto y me siento enfrente de ella en el césped.

- No puedo huir de ti, porque soy parte de ti. Y tu eres parte de mí. No se puede huir de uno mismo.

- Eso es muy bonito, yo no sé decir esas cosas...pero... Te quiero, te quiero más que a nada en el mundo, y te dije cosas ...porque me puse mal al haberte obligado a acabar en la gala esa, que ni nos va, ni nos viene. Y por no saber separar este pseudomatrimonio de nuestra vida laboral. Y porque ya que estaba, pues le grité a todos...Pero vine con los deberes hechos, sé que me ibas a pedir que me disculpase con los demás antes que nada. Porque sí, porque a ti es a la que le hice más daño, pero prefieres que me disculpe primero con todos, porque te importan, no como a mí, que me importan, pero soy capullo y cuanto más me importan, más le grito...por eso siempre sales peor parada. Me di cuenta de lo que hice cuando vi coger una jeringuilla...estabas sensible y me dio igual, a ti no te daba igual cuando yo era como un gato arisco que no me dejaba tocar por tener la cabeza traumada. Voy fallado y dando bandazos. Nací gilipollas y por más viejo que me hago, no dejo de serlo.

- Deja de insultarte, que no me vas a dejar ningún insulto a mí.- Me echa una breve, brevísima sonrisa. Y yo respiro, porque juro que me ahogaba.

- Es que tengo tanta práctica cagándola que ya sé que piensas, porque también lo pienso yo. Como te decía todos me perdonaron a su manera. Berto fue a hablar conmigo, Cimas hizo bromas sobre que, así pilla a su chica con más ganas, Jordi lo dio todo por solucionado en cuanto quise disculparme y lo tengo al pie del cañón y Corbacho me dijo que así tiene el verano de relax sin la obra que iba a comenzar. Son...mejores personas que yo.

- Son tus amigos, y saben que harías lo mismo por ellos.

- El martes, tenemos una reunión...hablaremos de esto. Y daré una explicación colectiva. Tú y David estáis convocados. Sé que estáis libres porque le llamé, también me perdonó, él por no llamarle llamado para felicitarle. También sé que te vas el lunes que viene a Madrid, por 5 días, para entrevistas, etc. Y sé que esta semana estás muy liada en Barcelona. Y sé que estás de bajona por mí y por las hormonas y que se te hará un mundo, todo este caos.

- También sé que estás afrontando tu enfado y me parece muy valiente. También sé que has traído los deberes hechos, como dices tú... y sé que he estado insoportable desde que me pincho y tomo esas pastillas del demonio, pero que nos vendrán bien, porque lograremos nuestro bebé. Pero hay algo...algo que no sé.

- ¿Qué?

- ¿Por qué no me abrazas?- Lo hago y respiro, respiro muy hondo, ella suspira.- No te vas a morir gilipollas, avanzas en tus gilipolleces, si llevas a los 100, yo creo acabaras por dejar de serlo totalmente.- Me besa muy fuerte.

Segunda Parte: ¿En qué Estaba Pensando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora