Parte 1: Conocernos y dejarnos llevar.

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Narrado por Jordi:

Entro en el baño, apoyo las manos en el lavabo, con los brazos entendidos y agacho la cabeza. Tengo la respiración como si fuese corrido una maratón, no es del esfuerzo. Es que me falta el aire. ¿Se puede querer a una persona a la que en realidad no conoces? Recupero el aliento. Joder, con la tensión acumulada, casi se me escapan las lágrimas. Pero si yo no soy de llorar. Pero pensar que ha cruzado medio mundo para venir a verme, solo porque es mi cumpleaños...Me empezaba a sentir solo, y viene...Era demasiado perfecta. No sé si la quería, o solo quería que fuésemos follamigos, o no sé. Pero después de esto, merecía la pena conocerla.

Me metí en la ducha, aún continuaba desnudo. Me apetece el agua casi fría. Veo que a colocado todo perfectamente. Yo llevaba 5 días y aún tenía cosas sin sacar de la maleta. ¿Cuando habrá venido...? Tenía demasiadas preguntas. Vuelvo a ponerme la ropa interior. Y cojo el albornoz que continua doblado. La habitación era doble, ¿por qué no se fue a la mía? ¿Preferiría dormir sola? Se me hace raro quedarme...no somos nada. Todo es raro. ¿Se supone que tengo que salir y abrazarla? No era demasiado romántico? No sé que es lo correcto. No quiero pasarme ni de moñas ni de cabrón. Y no sé cual es el termino medio. Mi cabeza va por libre.

Abro la puerta. Se envolvió en las sábanas. 

- Empezaba a pensar que te habías caído por el desagüe, estás bien?- Está despeinada, como se puede ser sexy despeinada? Pues sí, se puede.

- Si. Claro.

- Voy al baño. Espero tardar menos.- Da un paso para entrar.

- Quieres que me quede?- Si las miradas matasen. Mi vida fuese terminado aquí.

- Lo que quieras. Sabes donde está la salida?

- Como cogiste una habitación, en vez de venirte a la mía.- Temo por mi vida.

- Puedes irte un poquito a la mierda.- No dice nada más. Avanza firme hacia el baño.- Mierda.

La agarro por la espalda, se me resiste, es un poco fiera. Me gusta.

- Te has tropezado buscando la salida. Está allí.- Me señala la puerta. 

- Lo siento.- le susurro en el oído.- No me quiero ir. Lo dije...no sé por qué. Estoy nervioso.

- Suéltame.

- Cuando me escuches.

- Ahora!- Si tiene genio, si.

- Vale, pero escúchame.- La suelto. Se gira y me mira, está muy enfadada. Temo que me de un guantazo que me ponga a bailar.

- ¿Qué te escuche? Escúchame tú a mi, estúpido. Me he pasado días sin dormir, me he inventado una trola en el trabajo, he cogido un vuelo de 18 horas, después de estar 10 horas trabajando. Me he gastado una pasta. He ido a robar una chaqueta, te he comprado un regalo y te recibo desnuda. Y tienes los santos cojones de decirme que si te vas...- Se empina, para mirarme desde arriba.- VETE.- 

 Vuelvo a agarrarla, esta vez de frente, lo hago para que no me de el guantazo que temo, cuando vea que le estoy besando. Forcejeamos dos décimas de segundo, luego se deja, y después me sigue el beso. Empieza a destensar los músculos, y yo voy soltándola. Se ha relajado un poco. Me apetece explicárselo, pero tengo que seguir besándola, no creo que me escuche. Al final se acaba separando ella, me da miedo, así que tomo ventaja y comienzo a hablar.

- Estoy un poco desconcertado, eso es todo. Me encanta que estés aquí. No me lo esperaba. Me siento un poco agobiado con tanto viaje, y estar para arriba y para abajo. Y estoy nervioso, porque no sé que decirte. Y no me hagas que siga hablando porque voy a hablar demasiado. Quiero dormir contigo, pero se me hizo raro que cogieses una habitación para ti...Entiende que no sé en que punto estamos. No sé como tratarte. En Cádiz era más fácil, eras amiga. Pero ahora no sé que eres, esa palabra no te define.

Segunda Parte: ¿En qué Estaba Pensando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora