Parte 91: La anfitriona.

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Narrado por Ana:

Me giro, es completamente de día. No está a mi lado. Nos dormimos cuando estaba amaneciendo. Me duele un poco la cabeza, quiero seguir durmiendo. Me incorporo, lo veo en la terraza, apoyado, contempla las vistas. Miro su reloj, está en la mesilla, son las ocho y media de la mañana, no he dormido nada.

Intento ser sigilosa y asustarle, pero me descubre. Se gira, me sonríe y vuelve a mirar hacia el frente.

- Buenos días cumpleañero.- Digo metiendo mis manos por su pecho y repesando mu cara en su espalda, va sin camiseta. Me enamora que se pasee así.

- No he dormido. Una media hora, si acaso.

- ¿Qué te pasa? Deberías estar cansado.- Sonrío recordando la noche.

- Lo estoy.- Le escucho sonreír.- Pero me he desvelado.

- ¿Alguna preocupación?

- No...ninguna relevante o sin solución. Solo pensaba.

- Ven a la cama...duerme conmigo. ¿Te apetece fumar? ¿Es eso?

- No, no es eso, pero pues sí me apetece. Pero no me urge.- Llevaba días donde había bajado la cantidad a 5 cigarrillos diarios. Lo estaba haciendo muy bien.

- Tienes 4, en un paquete en mi bolso. Cógelo.

- No...venga que me esfuerzo, a ver si aguanto.

- Radical, es peor, recaerás antes.

- ¿A qué hora tenemos que irnos?

- Hoy, el plan es que no sales de aquí. Todo para mí. Que duermas conmigo, que nos demos otro chapuzón, que comamos juntos y me cuentes algo...ni siquiera te van a llamar para felicitarte, avisé a todos los conocidos en común para que no lo hagan. Bueno, a tus padres no les dije, pero los demás, te felicitarán mañana. Cuando te llamen ellos te robo el móvil. Hoy eres mío, te tengo un poco secuestrado. Nadie sabe dónde estamos...

- Bueno, lo sabe el taxista.

- Si...el mismo que te llamó "protestón"...estás en mis manos.

- Me gusta estar ahí.

La mañana se pasa haciendo el vago en la cama, entre dormir, masajes mutuos, besos y risas, muchas risas. Comimos allí, lo que le dio la gana a él. Me contó algunos de sus cumpleaños y que le parece la mejor idea que tuve, esto de aislarnos del mundo por 24 horas. Sin teléfonos y sin nada. Solo lo llamó su madre a las 10, que estábamos dormidos, y la escuché preguntar por mí. Él le dijo que había quedado para comer conmigo y que no podía verlos hoy, mientras me miraba y se reía porque no entiende que no quiero que les diga la verdad.

La tarde pasó rápido, hubo sexo en el yacusi y noche salvaje en el sofá. Este último, muy a la tremenda, donde acabé con varios chupetones y algún que otro mordisco, pero todo para nosotros era poco. Le dio por hacerlo tranquilo en el yacusi, pero cuando vio la segunda parte del regalo, cambio de parecer. Tras la cena, decidí que era la hora de dárselo.

- Se me pasa el día y aún no te di la segunda parte del regalo.

- ¿Más?

- Es complementario. Ven.- Lo llamo a mi lado, se sienta en el sofá. Lo hace y me pone cara de niño pequeño, deseoso de ver de que se trata.- Dijiste que querías algo, y esto, no lo tenía pensado...me da mucha vergüenza. Espero que lo entiendas y que quede entre tú y tú. Porque a mí me da fatiga, así que no quiero verlas más.- Le entrego un sobre pequeño. Lo abre.

- Joderrrrrr...Sin ...palabras...pufff...¿Son para mí?...Ostia...- Le dan vueltas los ojos, se los estruja, me mira, va sin gafas, porque las rompió. Me mira con esos ojos...

Segunda Parte: ¿En qué Estaba Pensando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora