Mamá entretuvo al papá, para que no me lastimara más ese día, y cuando él se durmió, vino a mi cuarto a terminar de poner todo en orden.
—Lo siento tanto... —musitó mientras hacía mi cama.
—¿Por qué, mamá? ¿Por qué esto tiene que ser así? —me atreví a preguntarle.
—No hagas enojar a Julio; en un año serás mayor de edad... sólo es un año más... por favor; hazlo por mí —me dijo con una profunda expresión triste, viéndose cansada y deprimida.
Ella me arropó luego de acostarme, como cuando era un niño, y después que se fuera, yo no lograba conciliar el sueño, pensaba en tantas cosas; en la preocupación que les habría dejado a Sally y su mamá, y me extrañó que no hubieran intentado comunicarse por teléfono, conmigo o con mamá, pero me enteré después que habían llamado y mucho, pero la línea sonaba ocupada; papá tuvo desconectado el aparato un par de días.
Por la mañana, yo tenía miedo de levantarme sabía que tendría que "saldar cuentas" con él.
Le pedí ayuda a mamá para bañarme, pues con todo no había podido hacerlo la noche anterior, y no era capaz siquiera de desvestirme con las manos vendadas. Me respondió que la esperara un poco, porque atendía a mi hermanita. En eso apareció papá, y dijo que él lo haría. Mamá se apresuró en decirle que no era necesario, ella y yo sabíamos lo que eso iba a significar. Pero no pudo evitarlo.
Creo que ha sido una de las experiencias más humillantes que me ha tocado vivir, sobretodo porque el trato de él era horrible. Y además, que jamás iba a desaprovechar esa oportunidad para castigarme por todo lo del día anterior.
Me golpeó estando yo desnudo en la ducha, lo hizo muy fuerte y aunque no quería llorar ni quejarme, no pude evitarlo, y me ovillé en el piso de la ducha sollozando, mientras el agua corría sobre mí, y sentía los golpes uno tras otro que él me daba.
—¡por favor! ¡Auxilio! —grité unos momentos después, al ya no querer aguantar más los maltratos.
No sé cómo se habrá sentido mi voz, que en un instante entró mi madre con los ojos desorbitados y nos miró aterrada. Mi padre la vió y dejó de golpearme.
—¿Qué crees mujer? No soy de esos —le espetó enojado y salió del baño dejándome allí tirado en el suelo.
Mamá cerró la llave y me ayudó a ponerme de pie, yo temblaba. Ella lloraba conmigo.
Una vez más me ayudó a secarme, vestirme, y me cambió las vendas de las manos.
—Cuando cumplas dieciocho, vete muy lejos de aquí, lejos de Julio... ¡Tienes que hacerlo! —me dijo de improviso mientras me ayudaba con la polera.
—Mamá me asusta... ¿Me quiere decir qué pasa conmigo y papá?
—Sólo aléjate, aunque debas alejarte de todos nosotros para eso, y por sobretodas las cosas nunca te fies de Julia; huye de ella como del diablo.
Las palabras de ella me alarmaron, cada vez me intrigaba más y más todo ese misterio que a veces parecía estar envuelto en lo que hablaba.
Poco después, tuvimos que ir a sentarnos a la mesa y tomar desayuno como si nada pasara... Eso era lo peor... Siempre... Hacer como si nada nunca pasara, a pesar de que con sólo ver el rostro de cada uno de nosotros se podía evidenciar fácilmente, que a todos nos pasaba algo, todos estabamos destruyéndonos por dentro, incluso mi padre...
Ese día fue sencillamente horrible. Con las manos vendadas no podía siquiera comer solo o lavarme los dientes, y mi padre encontró en eso una nueva forma de maltratarme; lo hacía él pero lastimándome intencionalmente; obligándome a tragar el té o la comida demasiado caliente, a masticar muy rápido, ayudándome a vestirme o desvestirme a tirones, empujones y golpes, me lavaba los dientes y me lástimaba las encías con la presión del cepillo, y el cuero cabelludo al raspar con la peineta al peinarme. Yo era como un muñeco en sus manos, y nadie se atrevía a decir algo para quitarme de sus garras, todos sólo me observaban en silencio; mi madre y mis hermanitos, creo que simplemente estaban aterrorizados, al gual que yo en ese momento.
Y cuando pensé que eso era lo peor que podía suceder, no lo fue. Lo peor vino al anochecer: me encerró en mi cuarto, pero me dejó atado de las manos a los pies de la cama, estando yo sentado en el suelo, diciéndome que ese iba a ser mi verdadero castigo.
Realmente pensé que él se había vuelto loco... Lloré, llamé a mamá a gritos y la oí pronto en el pasillo, fuera de mi pieza, pero él no la dejó entrar.
—¿Q-qué hiciste ahora? —escuché que musitó con temor.
—Está castigado como debe ser.
—Por favor... ¿cuándo vas a terminar con esto? —preguntó angustiada.
—Tú no quieres que termine...
—Basta... Déjame verlo... Abre la puerta... ¡Por favor, julio!
—Ve a dormir. Ahora.
—Mamá... —sollocé sintiéndome una vez más destruído por dentro; deseando desesperadamente la protección de alguien.
—Gaspar... —Pronunció mi nombre con angustia en respuesta.
—¡Ve a dormir! ¿O quieres ver quién sigue? —Reiteró la orden agregando una amenaza.
Sentí los pasos de ella alejarse en dirección a su cuarto, y una desolación gigante me invadió.
Esa noche fue imposible dormir, me dolían las muñecas por la presión de la cuerda, mi cuerpo estaba adormecido, adolorido, sobretodo en la espalda y las caderas, por estar en una pocisión tan incómoda.
Por la madrugada, dormité un rato de cansancio, me sentía exhausto y deshidratado, quizas de tanto llorar en silencio.
Ya por la mañana, papá no quiso abrir mi puerta, oí a mamá rogarle nuevamente y me pareció oírla llorar muy bajito.
Escuché a los niños fuera de mi puerta, me hablaban, yo lloraba de nuevo, llamaba a mamá, pero por algún motivo no vino; quería ir al baño.
Me sentía muy mal, me dolía la cabeza, tenía mucha sed y hambre, de tanto aguantar me terminé orinando en la ropa; fue realmente una tortura lo que él me hizo.
No sé cuántas horas pasaron ese día, mientras estuve así. Sólo sé que en algún punto pensé que moriría allí, que no volvería a ver a Sally o a mis hermanos. Pensé en qué sería eso tan terrible como para que él me odiara tanto...
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Adolecer
General Fiction(Romance juvenil hetero) A Gaspar se le ha enseñado desde niño a acatar la voluntad de su padre, pero la llegada a la adolescencia ha abierto las puertas a la confrontación. En búsqueda de libertad y aceptación por sus pares cae aún más en la red de...