Capítulo 18

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Llegué a la casa cuando ya había anochecido. La verdad es que no me importó lo que dijeran mis padres al respecto o lo que él me hiciera por estar con ella, cualquier sacrificio valía la pena. Nada quitaría la sonrisa que tenía en ese momento en mi rostro; no permitiría que lo hicieran.

Efectivamente, mis padres me esperaban con la cara larga; mi mamá estaba preocupada y mi padre furioso, los ignoré y subí a mi cuarto, mi padre vino tras de mí dispuesto a golpearme, mientras vociferaba queriendo saber porqué había llegado tarde y porque mi ropa estaba humeda.

—Fui a la playa con los chicos de mi curso —mentí a medias.

—¡Maldición! ¡Primer día y ya empiezas a fastidiarme!

—¡Si me va a golpear hágalo pronto y déjeme en paz¡ —le espeté con indiferencia—. Además, ya me acostumbré a ser un saco de boxeo del que quiera arrojar sus puños sobre mi.

Él me quedó mirando cuando le dije la última frase y fue como si de pronto todo ese odio se desvaneciera por un segundo y me pareció que se sintió confundido o perturbado por lo que le dije, guardó silencio y cambiando la voz a un tono incluso más bajo del normal, me dijo que me diera un baño, me cambiara ropa y fuera a tomar la once. Y sin más, se retiró de mi cuarto, sin hacerme daño.

Luego de comer, fui a mi cuarto, a leer las cartas de Sally, y a pensar en ella y en lo hermoso que fue ese momento en la playa.

Cuando leí todo lo que Sally había escrito durante el verano, me dio pena el pensar que por mi causa ella estuvo triste y llorando; hubiera dado lo que fuera por estar con ella y no donde estuve, y sentí mucha rabia de ser aún casi un niño, y no un adulto que pudiera vivir solo y hacer lo que quisiera.

Fue así como desde el primer día de clase de ese año, volví a tener esa actitud desafiante con la que exasperaba continuamente a Julio; pero ya no quería ni siquiera intentar fingir sumisión delante de él; no después de que a pesar de haberme mostrado obediente, él me hubiera alejado de mi madre y mis hermanos esa navidad, y me hubiera abandonado ese mes y medio en manos de esa gente que me hizo tanto daño.

Yo no lo podía evitar; era así como yo era... a sus ojos, un indisciplinado, rebelde, desobediente y conflictivo chico, que generaba continuo disgusto en la familia, a mis ojos... sólo me sentía como alguien que deseaba desesperadamente sentirme amado y protegido y eso lo había encontrado en la única chica que había sido capaz de ver más allá de las apariencias... en Sally.


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*Tomar once: En Chile, tomar té por la tarde, con pan, dulces o lo que haya. Se acostumbra en lugar de cenar.

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