Cadenas.

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El cielo empezó a oscurecerse una vez que llegamos por fin a casa, cargados con bolsas de dulces, y un par de películas. Baje de la moto dejando su casco en sus manos, y me apresuré dentro del departamento. 

Deje las bolsas sobre la mesa, y encendí las luces. Lo oí entrar, y como se sentaba en el sofá. 

— ¿Te vas a quedar ahí? — le pregunte mientras ordenaba nuestras provisiones en platos, y en recipientes que encontré en los estantes. 

— Estoy cansado — dijo con un puchero, mientras escondía su rostro bajo una almohada. 

— Siempre lo estás, así que como excusa no cuenta. 

— ¿Qué quieres que haga?

— ¿Podrías simplemente instalar el dvd y poner la película?

— ¿Algo más jefa?

— Si, que no sea esa de terror que arrendaste a escondidas. 

— ¿Yo?

— Ash, no soy sorda, te oí pedirle que la cobrará igual, incluso cuando yo le había pedido que no. 

— Grr, tienes oídos en todos lados. 

— Para que veas. 

Ashton se levanto del sofá, y empezó a instalar el dvd entre murmuraciones que no me molesté en escuchar. El teléfono fijo comenzó a sonar, pensé en ignorarlo, ¿quién podría llamarme si nadie tenía mi numero?

— ¿No vas a contestar? — pregunto Ashton. 

— Oh, si, claro. 

Tomé el telefono, y lo puse en mi oído. 

— ¿Maia? — la voz estaba teñida de ansiedad y desesperación. 

Vi como Ashton me observaba fijamente. Ahogué la exclamación de sorpresa, puse una mascara de indiferencia en mi rostro, y le di la espalda deliberadamente. 

— ¿Amor? — susurré. 

— Oh, eres tú. Gracias a Dios eres tú! ¿Tienes idea cuanto te necesito? — podía adivinar que estaba llorando tras la linea, y mi corazón se rompió en mil pedazos al entender que esta vez no podía hacer nada por él. Mi hermano estaba solo pro mi culpa. 

— Frankie, cielo, ¿que va mal?

— No se donde estoy, no se que hacer. No sé, mira, se que llamarte no tiene sentido, y yo...

— ¿Estuviste fumando nuevamente?

— ¿Maia?

— Respondeme Frank. 

— Solo un par...

—¿Qué más?

— No quiero hablar de eso ahora. 

— ¿Cuánto les debes esta vez? — pregunte susurrando mientras me afirmaba en la encimera. No quería que Ashton escuchara. 

Meses atrás, varios chicos habían perseguido y golpeado a Frank hasta el cansancio debido a que no les había pagado la droga que les había pedido. Habíamos tenido que vender lo poco que nos quedaba de nuestras cosas para poder pagar la deuda. Pensar en que estaba nuevamente en peligro de que alguien lo hiriera me hizo ponerme en alerta de inmediato. 

— Solo un poco...

— Frankie, ¿en qué habíamos quedado?

— Lo sé, y lo cumplí lo más que pude. Pero estar aquí sin ti, es mil veces más difícil, no puedo enfrentar esto solo. Es más grande que yo. 

— Frank, escucha. quiero que salgas de la ciudad, quiero que vayas a casa de la abuela. Solo un par de días, te prometo que yo lo arreglaré todo. Pero vete de la ciudad. ¿Puedes prometérmelo?

— ¿Cuán—Cuánto tiempo?

— Mira, yo... necesito encontrar un trabajo, y .. no lo sé, no lo sé, vale! Mierda Frank, ¿por qué? 

— Lo siento — susurró y pude oír un sollozo ahogado. Debía estar aterrorizado. 

— Mira, escucha — me tranquilicé, no había querido hablarle mal pero odiaba estar de manos atadas a miles de kilómetros lejos de él — ve a casa de la abuela, en un par de semanas tendré el dinero, no llames mucho la atención, no necesitamos que el servicio de menores te meta en un orfanato. Haz todo lo que la abuela te pida, por favor no la disgustes, es lo único que nos queda, ambos sabemos que mamá... mamá no lo hará. ¿Somos un equipo aún verdad?

— Siempre lo seremos Maia, siempre. Gracias por escucharme, yo... te amo. 

— Yo también pequeño. 

— Adiós, lamento no ser mejor. 

— Adiós Frank. 

Corté el teléfono, y no pude mirar a la cara a Ashton. No necesitaba que se enterara de lo difícil que mi vida era al otro lado del océano. Estaba aquí para crearme una nueva vida, y crearsela a Frank. Conseguir el dinero para meter a mamá en una buena clínica de rehabilitación, y que la ayudaran con su depresión, y poder conseguir una beca y... 

No pude más, y puse mis manos en mi rostro. Tratando de contener todas las emociones que querían desbordarse. Sentía un dolor punzante en mi pecho, y como la respiración cada vez se hacía más dificultosa. Pero no podía derrumbarme. Tomé los platos, y caminé hasta la sala de estar donde Ashton estaba observándome. 

— Morena ¿estás bien?

— Si, claro — puse la sonrisa en mis labios, realmente por más que muriera por dentro, no era tan difícil hacerlo. Tras años había aprendido a esconderme bajo mentiras. El resto tenía suficientes problemas por si solos, no necesitaban los míos. 

— No lo estás — susurró mientras daba un paso con los brazos extendidos. 

—.Si lo estoy — dije retrocediendo y evitando que me abrazara. No quería su compasión, no quería que me viera vulnerable. Quería que...— necesito una ducha, yo... puedes ver la película de terror si quieres, da igual. 

— Maia..

— Ashton, solo haz lo que te pido ¿bueno?

— ¿Puedo hacer algo por ti?

Quise decirle que si. Que bastaría con que me prometiera que él no se drogaría más, que no se haría daño a si mismo, y yo sería la persona más feliz del mundo. Por que eso quitaría un poquito del dolor que sentía. No quería verlo destruyéndose, no quería verlo consumiéndose en ese mundo, cuando habían tantas posibilidades apra un chico como él... 

— Yo... — y me quebré bajo esa mirada tan profunda, y que llegaba al fondo de mi alma. Las lágrimas se desbordaron mientras negaba con la cabeza y trataba de llegar a mi habitación para encerrarme y evitar que me viera así, pero su mano atrapo mi muñeca, y me atrajo a él. Escondí mi rostro en su pecho, y no me importo manchar su camiseta de alguna banda de rock con mis lágrimas, lo único que pude pensar fue en que por fin tenía alguien en quien apoyarme y no preocuparme de que me juzgara. me acurruqué contra él hasta que las lágrimas cesaron, y me di cuenta que en ese momento, no podía soportar todo sin él a mi lado, lo cual era otra mala noticia. 

No podía permitirme confiar en alguien, no podía necesitar de alguien que me podría traicionar y abandonar en cualquier momento, menos hacerme adicta de sus abrazos y su presencia. 

Hoola! Espero que les haya gustado el capítulo, espero subir más seguido desde ahora en adelante! Graaaacias por leer x

En la foto multimedia esta Frank, el hermano de Maia.

A tu lado // Ashton Irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora