Simplemente lo ignoré, no iba a discutir con alguien tan drogado y alcoholizado como él. Lo arrastré por los pasillos de su propia casa hasta llegar a la planta baja.
Trate de que el menor número de personas nos viera, pero no era fácil con un Ashton forcejeando como niño pequeño.
Lo senté en un sofá mientras buscaba a Michael o a Luke, uno de ellos podría ayudarme.
― Mira quien está allí ― grito Ashton ― Es Niall, ¿follaste con él o solo con el moreno?
― Cállate de una maldita vez― dije apretando los dientes.
Niall me vio y una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro, alzó su cerveza hasta a mí en señal de brindis y se alejo sin decir nada. Maldito bastardo.
Me quede parada en medio del desastre con las mejillas rojas, un nudo en la garganta y con mis manos entrelazadas entre ellas tratando de controlar un poco mi ansiedad. No funciono.
En cuanto el chico de pelo rojo y negro apareció, grite su nombre.
― Maia, ¿todo bien? ― dijo apuntando hacía Ashton.
― No, nada está bien, ¿podrías detener esta fiesta? Su madre va a matarlo, y tengo que llevármelo lejos de aquí.
― Esta bien, lo haré, pero ¿tienes como irte?
― No, un taxi quizás, no lo sé.
― Usa mi auto ― dijo poniendo las llaves en mis manos con sus ojos claros mirando a Ashton.
― Michael…
― Solo hazlo.
― Gracias ― bese su mejilla y lo abrace durante un par de segundos. Tratando de reconfortarme y ganar fuerza de su cálido abrazo. Me separé de él y tire de Ashton para que se levantara.
A cada paso que daba, sentía que mi mundo temblaba bajo mis pies, que estaba haciendo lo incorrecto y que debería dejar que Ashton hiciera lo que se le antojase. Pero aquí estaba arrastrándolo a un auto que ni siquiera era mío.
Cuando abrí la puerta para que entrara, me miro realmente serio. Sus ojos destellaban furia, y estaban bastante más enfocados que dentro de la casa cuando las luces estroboscópicas lo cegaban.
― No voy a ir a ningún lugar contigo Maia.
― Ashton, sé que me odias. ― dijo ella mientras se acercaba suavemente a él.
― Quita el quizás de la frase.
― No me hagas esto Ash, quiero ayudarte.
― No necesito tu ayuda.
― Solo sube al auto, ¿bueno?
― No quiero ir contigo.
― No puedo dejarte aquí ― su voz se quebró.
― Ya me has dejado antes, no es algo a lo que no estés acostumbrada.
― Solo hazlo, por favor.
Pudo ver la duda en sus ojos, pudo ver como estaba dispuesto a correr dentro y abandonarla a ella y sus buenas intenciones en la oscuridad y frío de la noche, supo que había aceptado antes de que imperceptiblemente hiciera un asentimiento ya que sus hombros cayeron y sus ojos verdes apartaron la mirada.
Maia cerró la puerta de Ashton, camino y entro en el lado de conductor, y controlando sus nervios lo hizo encender.
Lentamente lo saco del estacionamiento y se encaminó por la carretera.
Se dio cuenta que la fiesta termino porque varios autos comenzaron a unírsele, todos con los parlantes a todo volumen y conduciendo demasiado rápido. Maldijo en voz baja. Odiaba conducir de noche.
Trato de no acelerar y se desvió hasta un camino que haría el viaje el doble de largo, y el doble de incomodo, pero prefería eso a autos y bocinas presionándola cuando ya estaba lo suficiente nerviosa.
El camino era oscuro, rodeado de arboles a ambos lados, y parecía que fuera una ruta abandonada.
― ¿Sabes dónde estamos? ― pregunto Ashton mirando alrededor.
― Lo sé. ― mentí con mi voz tan segura como pude.
Observé su cuerpo durante un minuto, estaba temblando, no llevaba más que un polera manga corta negra y su piel estaba de gallina. Estaba callado, y al parecer el efecto de la droga había desaparecido, o peor aún, estaba intoxicado.
Cuando puse mis ojos en la carretera nuevamente, me sorprendió ver una luz cegarme y como un auto nos impactaba por atras, giré el volante con fuerza y apreté el freno. El auto derrapo por el camino de tierra, y sentí las manos de Ashton sostenerme, evitando que me golpeara contra el volante.
Mi corazón latía errático, mis manos temblaban, y la música del auto que nos había embestido desaparecía rápido al final de camino.
Quise decir algo, pero no encontré las palabras. Estaba asustada, jodidamente asustada.
― ¿Estás bien? ― la débil voz de Ashton me hizo girarme. Un dolor en mi brazo me hizo hace una mueca.
― Lo estoy, ¿lo estás tú?
Pero no contesto, se volvió a acomodar en su asiento y fijo su vista hacia adelante, como si se hubiese distanciado de mí por completo, tome su mano, pero estaba fría y no reacciono a mi tacto, ni siquiera me apartó.
Me asuste, realmente lo hice. Más de lo que estaba. Así que reuní todo mi coraje y encendí el auto de Michael, y me encamine a casa, necesitaba llegar lo antes posible.
Cuando llegamos a mi departamento, baje rápido, di vuelta al auto y abrí la puerta de Ashton. Estaba con sus ojos abiertos, pero parecía no percibir nada a su exterior. ¿Eran los efectos secundarios de lo que fuera estaba en sus venas o había sido el accidente?
Tomé su mano y lo guie hasta el interior. Lo senté en el sofá y fui por un par de mantas, las puse a su alrededor y puse un vaso de agua frente a él.
Me dejé caer en el sofá frente a él y deje que toda la tensión, el miedo y stress se liberara. En menos de un segundo estaba sollozando frente a un Ashton completamente ido, ni siquiera consciente de mis sollozos.
¿Qué demonios le pasaba? ¿Tanto le había afectado el accidente?
Estaba pálido, temblando, con sus ojos desenfocados y su piel de gallina. Quise acercarme, abrazarle, pero realmente no sabía si él lo aceptaría, lo había traicionado y ni siquiera yo podía perdonármelo, ¿Cómo podría hacerlo él?
Me levanté del sofá, y me encaminé a mi habitación, antes de que pudiera alejarme más, su mano se apretó con fuerza en mi muñeca. Mire a Ashton, mordía su labio inferior y lucía asustado.
― No te vayas con el Maia.
― Ashton…
― Por favor, no me dejes solo. No lo hagas. Te necesito, más que nunca.
― Tranquilo ― dije soltando su agarre y sujetando su mano suavemente ― No voy a ningún lado.
― ¿Por qué haces esto?
― Porque te quiero Ashton.
― No deberías hacerlo.
― No digas tonterías ― aprovechando que no estaba insultando o pidiéndome que me alejara de él, acaricié su cabello y acomode mechones que estaban perdidos.
― Yo lo mate. ― la caricia de mi mano se detuvo en cuanto las palabras salieron de la boca de Ashton.
― ¿Disculpa?