No lo hagas.

1.5K 82 4
                                    

•••

― Hola Maia.

― Niall, hola!― dije mientras alguien pisaba mi pie. 

― ¿Vienes a la fiesta hoy?

― Eeh, si ¿tú?

― Nos vemos ahí entonces preciosa ― besó mi mejilla, y me tomo por sorpresa. Alcé una ceja, y solo pude oír su risa alejándose cerca de sus amigos. 

•••

Caminé hasta el restaurant que estaba cerca de casa. Abrí la puerta de vidrio, y me dirigí entre al mesas hasta el señor tras la caja. 

― Hola...

― Hola ― dijo sin alzar la vista. 

― Eh, leí el anuncio... y quiero el trabajo. 

― ¿Tú? ― dijo alzando una oscura y gruesa ceja negra.

― Sí, tengo experiencia y me gustaría trabajar. En realidad, lo necesito. 

― ¿Sabes el horario?

― Por supuesto, y no es problema para mí. De 4 a 8 es perfecto. Y los fines de semanas todo el día. Puedo hacerlo. 

― ¿Y viste cual era el sueldo?

― Si, y es lo que necesito. 

― ¿Cuál es tu nombre?

― Maia Rodríguez. 

― ¿Y cuántos años tienes?

― Diecisiete. 

― Bueno, ¿Puedes empezar hoy?

― Ahora mismo ― dije sonriendo. 

― Okey, puedes irte a las siete treinta.

― Gracias, mil gracias. 

― Ve tras esa puerta, ahí está Izan, el te enseñara todo lo que necesitas. 

― Vale, gracias. 

Caminé hasta la puerta blanca, y la empuje. Dentro había solo tres personas. Un chico moreno, alto, y de pelo oscuro, una señora bajita y pelirroja, y él que parecía ser el chef. 

― Uh, hola, soy Maia, y busco a Izan. 

― Soy yo ― dijo sonriendo el chico. Era atractivo, entre los 20 años o menos. Se acercó a mí y extendió su mano. La tomé entre las mías, y la sacudí. 

― El señor de afuera, dijo que tú me enseñarías todo lo que necesito saber para trabajar aquí. 

― ¿Eres nueva?

― Si. 

― Okey, ¿has trabajo en esto alguna vez?

― Solía hacerlo en casa.

― ¿En casa?

― Soy de Latinoamérica. 

― Yo de España, Izan Romeu. 

― Un gusto. 

― Mío. Pero ahora empecemos, puedes dejar tu mochila en los vestidores, y ponerte uno de los delantales. Tu primera tarea será...

― Lavar platos ― dijo entrando él señor que me había contratado hace poco. 

― Pero debería limpiar mesas... ― replicó Izan. 

― Dije los platos. 

― No tengo problema en hacerlo ― quite mi mochila, arremangué las mangas de mi camisa, y empecé el trabajo que quizás salvaría la vida de mi hermano. 

A tu lado // Ashton Irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora