La tos de Harry despertó a Maia, los brazos de Ashton ya no la sostenían contra él, ni su aliento hacía erizar la piel de su cuello. Estaba tumbada sola en una cama de colcha negra y cubierta por esta, de seguro Ashton la había puesto ahí para que durmiera más cómoda. Miró el reloj y daban las 4 de la mañana, acomodó su ropa y su cabello, y caminó hasta la habitación.
Ashton estaba sentado en una silla observando a Harry.
— ¿Has dormido algo? — preguntó en voz baja.
— Me asustaste — dijo alzando la vista abriendo sus ojos de somnolientos de par en par.
— Lo siento, ¿está mejor?
— Si, gracias a Dios. Ya no tiene fiebre casi, y solo tiene tos.
— Me alegra, ¿Por qué no vas a descansar?
— No quiero dejarlo solo. — dijo tomando la mano de su hermano pequeño.
— Yo lo cuidaré.
— No, ve a dormir, ya hiciste suficiente.
— Ashton, ¿dormiste algo anoche?
Negó con la cabeza, y pasó las manos por su rostro.
— ¿Y has dormido algo ahora?
Volvió a negar, se acercó hasta él y besó sus labios suavemente.
—Ve a dormir Ash, yo cuidaré de él.
— No quiero que te desveles.
— Si tengo sueño te despertaré.
— ¿Lo harás?
— Lo prometo.
— Está bien — se levantó de la silla, y salió de la habitación, no sin antes besar sus labios nuevamente.
Todo era confuso ahora, ¿Qué iba a pasar una vez que la noche acabará?
Las horas pasaron rápido, y cuando el amanecer se hizo patente y Harry estaba claramente mejor, fue hasta la habitación de Ashton. Estaba dormido y apenas tapado por una manta, lucía adorable, con una pequeña y casi imperceptible sonrisa en sus labios.Se acercó hasta él, besó su frente y lo cubrió con una manta. No se despertó, lo cual fue bueno para el propósito de Maia.
Salió por la puerta principal con su móvil pegado a su oreja esperando a que la agencia de taxis contestara. Una vez que lo hizo, esperó en el frío de la mañana que el taxi llegara.Cuando llegó a su edificio, pagó y entró a su departamento.
Sin importar lo temprano que era, se metió en la ducha. Dejó que el agua relajara sus tensos músculos y la despertara un poco, estaba realmente agotada y no había dormido nada.
Se puso un albornoz, y caminó hasta la cocina. Puso el disco de Bastille en la radio, y lo adelantó hasta el track nueve, y tarareó Flaws por lo bajo.
Escuchando Bad Blood, preparó su desayuno y lo comió rápido, se vistió y arreglo todo lo que tenía que llevar al instituto.
Tras hacer todo lo que debía, era hora de ir y tomar el bus, pero antes de salir se percató de una lucecita roja que parpadeaba en el contestador.
''Nena, soy mamá. — Maia casi dejo caer las cosas por la sorpresa de que hubiera llamado — Se trata de Frank, no está, desapareció. Se suponía que iría a casa de la abuela, pero la he llamado y no está ahí. No sé qué hacer, espero que me des una solución. Tú siempre tienes una. ''
La llamada realmente la descoloco, no la esperaba, menos después de una larga noche como esa. La tensión que había abandonado su cuerpo volvió y todo el stress de los exámenes, Aquel mensaje hizo que el día se viera completamente gris.Quitando aquello de su mente, salió corriendo de su casa, no podía hacer nada ahora, y por mucho que deseara quedarse en su cama y dormir para siempre, no podía. El mundo no se detenía por nadie y lo tenía claro.
El autobús pasó en cuanto puso un pie en la parada, y se sentó en el asiento más apartado. Puso los audífonos en sus oídos, y se permitió ignorar el exterior. Con la música fuerte y acallando todos sus pensamientos.
Al bajar del autobús, las cosas no mejoraron demasiado. Michael corrió hasta ella y le pregunto por Phoe.
— Hola Maia ¿Sabes que le paso?
— No, ¿Qué paso? — le preguntó preocupada al ver el rostro de Michael.
— Su mamá ha estado llamando, no apareció anoche en la casa.
— ¿De verdad?
— De verdad, la llamo pero no contesta, no sé qué hacer.
— Dios — dijo pasando las manos por su rostro — Espero que no le haya pasado nada malo.
— Digo lo mismo, ¿cómo estás tú? ¿Dormiste anoche?
— ¿Tan mal me veo? — dijo sonriéndole.
— No es eso, te ves agotada. — comentó preocupado y apartando un mechón de pelo de su rostro.
— Son solo los exámenes.
— Eso espero — paso su brazo por sus hombros y la acompaño hasta mi próxima clase.
Michael Clifford era la especie de chico perfecto, ¿Por qué tenía que enamorarse del chico problema y no de él? Y hablando de enamorarse... Niall Horan estaba parado justo frente a su mesa. Mike se despidió con un suave beso en su mejilla y se alejó por el pasillo. Al estar frente a Niall, trato de ignorarle, pero fue imposible cuando su mano tomo la suya y la obligo a mirarle a los ojos.
—Hola Maia, ¿no vas a saludarme hoy?