― Yo lo hice, soy un asesino, yo tengo la culpa de la miseria que mi vida es.
― ¿De qué hablas?
― Del accidente, del auto.
― Ash, nadie murió, solo fue un susto, no tienes que ponerte así…
― No, estoy hablando de papá. Yo lo mate, por eso mamá me detesta.
― Ash…
― Estaba oscuro como hoy, estaba desierto… Solo estábamos los dos, yo conducía, un auto apareció y nos embistió. Las ruedas chirriaron, perdí el control y mi rostro azotó el volante. No supe más, hasta que desperté en el hospital al día siguiente. - su voz era baja, pero sus palabras eran tan duras que cada una provocaba un punzada de dolor en mi pecho.
― ¿Ashton?
― Lo supe antes de que me lo dijeran, papá había muerto. Y lo estaban enterrando mientras yo dormía en aquella maldita cama de hospital. Me escapé, fui a casa y cogí un traje, me lo puse y aparecí. Todos estaban sorprendidos, sobre todo mamá, quien sostenía a mis hermanos cuando ni siquiera ella era capaz de mantenerse en pie.
El dolor en su voz era tanto, que las lágrimas cayeron por mi rostro sintiéndolo por él. Mis brazos estaban alrededor de él, y ni siquiera me había dado cuenta. Podía sentir su calor, sus temblores, los latidos de su corazón irregulares.
― Tomé las manos de Harry y Lauren mientras ella ni siquiera me miró. No fui capaz de escuchar nada, solo pensar que era mi culpa, que había destruido mi familia, y todo por no haber sido más precavido, todo por confiar que todo iba a estar bien, y mi vida quedo destrozada. Por mi, y la culpa del bastardo borracho que nos golpeó. Y lo peor de todo, es que me convertí en un inconsciente como ese hijo de perra. Mírame, Maia, mírame. Temblando, completamente jodido bajo los efectos de Dios sabe que.
― Tú no tuviste la culpa Ashton, no te atormentes.
― Lo extraño ― susurró ― Desde que se fue no me permito querer a nadie. No me permito interesarme por nadie, no merezco el afecto ni preocupación de nadie. Fui un estúpido al desear que me amaras, no te merezco. Eres demasiado buena para mí.
― Ashton, no fue tu culpa. Para de hacerte esto ― susurré cerca de su oído ― No mereces que te castigues así. No me importa lo que hayas hecho en el pasado Ash, me importa lo que vayas a hacer de ahora en adelante y ver esa sonrisa en tu rostro. No soy ni lo mitad de buena que crees, he cometido errores también. Ambos somos imperfectos, pero juntos, juntos es diferente. Aquella primera vez que me besaste, logre olvidar todo por un momento, y es como si todo lo malo de mi vida me haya arrastrado a ese momento, al momento en que todo lo malo acabo, y solo quedamos tu y yo. Es lo único que importa Ash. Lo único.
― Pero tú mereces a alguien perfecto.
― Yo solo te quiero a ti.
Y cuando dije esas palabras los ojos de Ashton cambiaron, sus ojos no estaban abrumados ni su expresión era perdida, había vuelto al momento y segundo exacto en el que nos encontrábamos.
Di un paso atrás, trastrabillando con mis propios pies. No sabía que iba a pasar, no sabía si lo que había dicho serviría de algo. Pero aquí estábamos, con nuestras respiraciones agitadas y con el frío calando nuestros huesos, ninguno moviéndose y apenas pestañando.
Me estremecí cuando lentamente su cuerpo se levanto del sofá y dio un paso a mí. Antes de que pudiera alejarme, sus brazos estaban alrededor de mi cintura. Cerré mis ojos al sentir su cálido cuerpo contra el mío, pase mis brazos por su cuello y escondí mi rostro en su hombro.