— Oye rubio, estamos un poco ocupados — dijo Jack mientras sacaba un cigarrillo del bolsillo de su camiseta y me sujetaba con más fuerza.
— Me importa una mierda, Maia sube — Maia se soltó como pudo, se puso el casco y monto la moto sin volver a mirar a Jack. Ashton tenía los puños apretados a los lados, pero simplemente se dio la vuelta, se subió a la moto y aceleró casi sin darle tiempo para sujetarse de él.
Estaba enfadado.
Un par de cuadras más tarde se detuvo de golpe y se estacionó.
— ¿Quién era el chico? — dijo bajándose de la moto y comenzando a caminar sobre sus pasos. ¿Ashton celoso? Dios, lo que le faltaba. Lo único que deseaba era llegar a ese parque y buscar a Phoe.
— No tengo idea, un idiota.
— ¿Lo conocías?
— No, sólo tuve la mala suerte de encontrarlo — le mintió.
— ¿Lo ves? Es peligroso que salgas de noche.
— No voy a volver a hacerlo.
— ¿Y qué hiciste?
— ¿Cómo que hice?
— ¿Qué le dijiste?
— Lo ignoré.
— ¿Y por qué?
— Solo te quiero a ti Ashton, ¿no lo sabes? — eso pareció ablandarlo, pero no del todo. Esa expresión adusta se mantuvo en su rostro, así que Maia se obligó a bajar de la moto, quitarse el casco y abrazarlo por la cintura con fuerza.
— ¿Qué? — dijo luciendo malhumorado aún, con un mohín en sus labios y sus cejas fruncidas.
— Te quiero — besó sus labios cortamente y miró sus ojos.
— Maia — susurró. Sus manos la tomaron por la cintura y la apretó contra él. Maia simplemente pasó los brazos por su cuello y profundizó el beso, porque ambos lo necesitaban.
— Hey — dijo separándose de él tras unos segundos — me encantaría seguir haciendo esto el resto de mi vida, pero tengo un problema.
— ¿Un problema? — dijo sin soltarla.
— Se trata de Phoe — el cuerpo de Ashton se tensó — Se que ustedes no se llevan bien, pero me necesita ahora.
— ¿Se le rompió una uña?
— Ash, no. Es grave, ha estado desaparecida desde ayer y…
— ¿Desde ayer?
— Me llamó hace poco, y necesito que nos apresuremos.
— Claro — tomó la mano de Maia, le puso el caso y la ayudo a subir a la moto. Escuchó atento las instrucciones de la dirección y luego se puso en marcha rápido.
Cuando por fin llegaron, fue fácil darse cuenta que se encontraban en el lado 'malo' de la ciudad. Y la preocupación de Maia aumentó, ¿Qué hacía Phoe acá?
Las murallas estaban rayadas, las bancas rotas y el lugar escasamente iluminado, a pesar de eso no fue difícil hallarla, estaba acurrucada en una banca, y su temblor era tan obvio que Maia apretó los labios para no dejar escapar un grito ahogado. Lo único que pudo hacer fue correr hacía ella y mirarla incrédula.
Tenía el labio roto, un moretón en sus ojos, y ni siquiera alzó la vista. Su pelo negro era una maraña, y su rostro estaba manchado de polvo. Sus ropas rotas, y sus pies descalzos. Cuando le puso el sweater y la toco, reaccionó por fin.