Sin calma.

1K 69 1
                                    

Los ojos de Maia se abrieron al sentir un pequeño roce en su cuello. Ashton estaba jugueteando con su piel y dándole suaves besos. Sonrió. 

— Buenos días Ash — se acomodó lo suficiente para que quedaran frente a frente. 

— Buenos días hermosa — sus dientes blancos destellaron, mientras acercaba su rostro para besarla.

Sus cálidos labios hicieron que el cuerpo de Maia volviera a despertar, y un pequeño suspiro escapó de sus labios. 

— Ashton — besó los labios del chico brevemente y luego se separó de él, no podía permitirse quedarse más tiempo en la cama, tenía que salir de la casa pronto e ir a trabajar. 

— ¿Qué pasa?

— Ame pasar la tarde contigo — dijo acurrucándose más contra él y disfrutando de su aroma, y su cercanía. — Pero tengo que irme.

— ¿Dónde? — el ceño de Ashton se frunció un poco.

— Solo tengo que ir a hacer un trabajo de la escuela.

— Pero morena, tengo algo importante que decirte.

— ¿Qué cosa?

— ¿Quieres ser mi novia?

Al escuchar las palabras, estaba segura que su corazón se había detenido.

Claro que si quería.

Ashton era el chico que llevaba esperando toda su vida, y estaba completamente segura de lo que sentía por él, y lo que él sentía por ella.

Pero llevaba tanto sobre sus hombros, tanto que cargar, que no podía decir un sí tan a la ligera, no podía cargarle más peso del que él ya cargaba.

Además, había tantas cosas que él no sabía de ella.

Por ejemplo, que trabajaba en un bar, que era adicta a los cigarrillos, que su hermano era un drogadicto, su padre un bastardo y su madre alcohólica. Que tenía apenas para vivir, y que él merecía a alguien que pudiera sanarlo, no alguien que lo agobiara más. 

Una relación era a base de confianza, ¿cómo podría confesarle todos esos secretos sin luego necesitarle? ¿Y si él la rechazaba? 

El miedo tensó su cuerpo. Al parecer Ashton lo percibió porque sus brazos la estrecharon más fuerte y un dedo recorrió su columna tratando de calmarla.

— ¿Maia? — dijo su voz dudando. 

— ¿Si?

— ¿Quieres ser mía?

Las palabras sonaban a gloria. Pero se contuvo. 

— No puedo, — su voz sonó hueca, sin expresión alguna. 

— ¿Qué? 

— No Ashton, no creo que estemos listos para tener una relación. 

— ¿Estás hablándome en serio? — dijo luciendo verdaderamente enfadado. Se levantó de la cama sin importarle su desnudez y la miró fijamente. — Maia, lo que acaba de pasar...

— No tienes que pedírmelo solo por eso. 

— No lo hago por eso. ¿Te estás escuchando si quiera? Lo hago porque quiero que seas mía. 

— Ya lo soy ¿no?

— Maia...

— Ashton, tengo que salir en treinta minutos. Ya te di mi respuesta, no voy a cambiarla. — dijo envolviéndose con una sabana y dándole la espalda.

A tu lado // Ashton Irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora