Maia se apartó suavemente de él, y miró su rostro. Estaba pálido y se podía adivinar el miedo en aquellos ojos verdes que tanto adoraba.
—Ashton, ¿Qué va mal?
— Es Harry — dijo revolviendo aún más su cabello — Ha estado toda la tarde con fiebre y realmente no sé qué hacer, mamá lo dejo a cargo mío, y estoy desesperado.
Puso su mano en su hombro, realmente entendía lo que era estar preocupado por tu hermano, así que no se arrepentía en lo más mínimo de estar ahí junto a él.
— ¿Puedo verlo?
— Claro, esto… Ven — Ashton tomó la mano de Maia y la guió por un pasillo que llevaba a una pequeña habitación. En cuanto entró pudo oír una débil tos y ver quién era el dueño de esta.
Era un niño retorciéndose bajo las mantas y con la frente perlada de sudor.
— ¿Qué tiene? — susurró.
— No lo sé, ha estado así desde un rato ya y no sé qué hacer.
Se acercó hasta Harry y recordó todas aquellas veces que había tenido que hacerse cargo de Frank. Desde cuando era pequeño y tenía un resfriado, hasta las sobredosis con las que tenía que lidiar ahora. Su mamá no había estado lo demasiado sobria como para hacerlo o siquiera importarle.
Beso la frente del niño para comprobar la temperatura, y luego de hacerlo se dirigió hasta la cocina. Sintió los pasos de Ashton a sus espaldas.
— ¿Qué buscas? — preguntó al verla revolver en la cocina.
— No te preocupes, yo las arreglaré y encontraré lo que necesito. Se pondrá bien — dijo acariciando impulsivamente la mejilla de Ashton, tratando de borrar un poco de la preocupación de sus ojos. El solo cerró sus ojos durante un segundo y apreció la calidez de la caricia — ¿Puedes ir y humedecer una toalla? — de un segundo a otro Maia dio un paso atrás, tratando de poner distancia y orden a sus pensamiento.
— Claro — murmuró Ashton mientras salía de la habitación.
Busco en la nevera un yogurt frío y botellas de agua, eso ayudaría a disminuirle un poco la temperatura .Caminó hasta la habitación y vio a Harry convulsionar. Se acercó rápido a él y tocó su frente.
Había que hacer algo rápido. Justo cuando su cuerpo estaba dejando de moverse Aston entró, y el terror se apodero de sus ojos.
—Shh, no te preocupes Ash, esto suele ocurrir — toco su brazo para que la mirara — Lo primero que haremos será cambiar sus sabanas, ¿entendido? — Ashton asintió distante, y lo entendía, pero no podían quedarse de brazos cruzados y paralizados.
— ¿Ash? — susurró el chico.
— ¿Qué pasa campeón?
— ¿Quién es ella? ¿Tu novia?
— No tiene tanta suerte — le sonrió Maia. .
— ¿Podría tenerla yo?
— Podrías si eres obediente.
Una pequeña tos interrumpió su risa, y miró a Ashton ansiosa. Ashton tomó el pequeño cuerpo de Harry unos segundos mientras sacaba las sabanas húmedas y ponía unas nuevas. Ashton caminó con Harry hasta el baño donde había preparado un baño de agua tibia, que también lo ayudaría.
Una vez seco y con el pijama con dibujos de surf puesto, ambos lo recostaron en la cama, le pusieron una toallita en la frente y lo obligaron a beber para que no se deshidratara. Lo cubrieron solo con la sabana, y bajaron la intensidad de la luz para que descansara. Cuando hicieron lo posible habido y por haber, se sentaron en el pequeño sofá azul que había en la habitación.