Maniobras.

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Llevaba recostado en la cama durante horas, y aun así el sueño se negaba a llegar. Contar ovejas, mantener los ojos cerrados o tratar de poner su mente en blanco no había servido de nada. Todo era inútil, lo único en lo que podía pensar era en Maia. 

Se sentó al borde de la cama y observó el reloj digital de la mesita. Daban apenas las 6:30 de la mañana. Bufo por lo bajo y paso las manos por su rostro, necesitaba un vaso de agua. 

Se levantó de la cama y se dirigió hasta la puerta, cuando giro el pomo recordó que la había cerrado con llave porque no confiaba en sí mismo. Resopló por lo bajo y busco las llaves en el bolsillo del short, la única prenda que llevaba puesta. Sus pies y su torso estaban desnudos.

Deslizó la llave en la cerradura, y la puerta se abrió. 

Caminó por el living sin hacer ruido pero oyó unos sollozos. Su corazón comenzó a latir más rápido y pensó en sus opciones. Huir y encerrarse en su habitación, o acercarse, abrazarla y preguntarle que iba mal. 

La opción que debía tomar era obvia, pero no lo hizo. Se acerco y se sentó en el sofá manteniendo las distancias. 

― Hey ― susurró por lo bajo. 

En respuesta, pequeños sollozos bajo la manta. 

Destapó su rostro y la vio acurrucada, con su rostro en sus rodillas y sus hombros sacudiéndose por el llanto. Jamás pensó que Maia podía verse tan frágil. Jamás pensó verla llorar.

Sin pensarlo dos veces, la sentó en su regazo y la abrazó contra su pecho. Suavemente deslizo su mano por su espalda tratando de calmarla. 

― ¿Qué pasa?

― Ashton ― susurro sin parar de llorar. 

Respiré hondo. No entendía porque aquello me había dolido tanto. Me había dejado sin aire, y una sensación incomoda en mi estomago. 

― No debes llorar por él. 

― Pero lo amo ― dijo con voz de niña pequeña. 

― Maia…

― Se que no debí enamorarme de él ― dijo su aliento golpeando mi pecho desnudo ― Enamorarme de é ha sido lo más estúpido que probablemente he hecho en mi vida. En este minuto estoy haciendo lo que jure no haría. Pero no pude evitar hacerlo, sus sonrisas y miradas rompieron mis defensas, solo para dejarme así. Rota y deseando más de lo que podía darme. ¿No entiende que no haría nada que lo lastimara? ¿Quién podría querer a una mentirosa?¿a una chica que se avergüenza de quién es y lo que hace? 

― No tienes de nada que avergonzarte Maia, eres perfecta. 

― Joder. Ashton no se merece este. Tengo tantos secretos sobre mi espalda, tantas palabras que no he dicho. Estoy batallando un montón de batallas a solas, y no quiero que las luche conmigo. No merece una carga así, cuando tienes las propias. Sé que fui estúpida al creer que podríamos tener algo, soy estúpida por decirte esto a ti cuando ni siquiera te importa, pero no puedo callarme o voy a explotar. 

El llanto había desaparecido por completo y su voz sonaba rota y segura, como si las palabras salieran solas y fuera un discurso aprendido. No sabía qué hacer con esta información, ni cómo manejar la rabia que me provocaba que no me amara a mí de esa manera. 

― ¿Sabes? ― dijo ocultando su rostro en mi cuello. ― Ya ni sé porque me molesto diciendo esto. 

― Maia…

Antes de que pudiera decir otra cosa, su teléfono empezó a sonar estridentemente. 

― Necesito contestar ― deje su cuerpo cubierto por la manta y caminé hasta la cocina. 

A tu lado // Ashton Irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora