Narra Maia:
Estaba sacando los libros que necesitaba para francés, cuando sentí la presencia de alguien a mi lado. Lo miré, y para mi sorpresa era el rubio de ayer. Le sonreí, y volvía a mi búsqueda. Realmente no podía encontrar mi diccionario, y estaba atrasada, no tenía tiempo para conversar con él.
— Hola Maia.
— Hola Niall. — dije sin dejar de buscar.
— ¿Cómo estás?
— Atrasada, ¿y tú?
— Bien gracias, ¿necesitas ayuda?
— No puedo encontrar mi diccionario.
— Tengo el de Liam, y el mío. Él no vendrá así que puedo prestártelo, ¿lo quieres?
— ¿De verdad?
— Claro, cuando termine la clase me lo entregas.
— Vaya, gracias.
— No es nada.
Cerré el locker, y lo miré por primera vez. Llevaba una sudadera gris, y unos jeans desgastados.
— ¿Vas a clases? — me pregunto.
— Esto, yo….
Me quede callada a la mitad, vi a Ashton aparecer por las puertas principales, estaba completamente hermoso. Mi corazón se agito bastante, y aparté la mirada.
— ¿Vas o no? — repitió Niall con una sonrisa.
— Disculpa, yo tengo que…
Cuando iba a caminar hasta Ashton, lo vi alejarse con Alex, la rubia que había conocido en el comedor el día de ayer.
— Sí, tengo clases. Disculpa, estoy un poco desconcentrada.
— ¿Te acompaño? Estamos en la misma.
— Si, vamos, aún tengo problemas para encontrar las salas aquí.
Narra Ashton.
Suspiré, y asentí como por décima vez. La chica no paraba de hablar, y sonreírme. No creo haberla visto antes, pero realmente estaba haciendo intentos de sociabilizar conmigo.
— ¿Te sientas solo?
— ¿Disculpa?
— Que si no tienes asiento, ayer llegaste tarde y tuviste que sentarte con la latina.
— Ah, sí, pero estoy bien ahí, gracias.
— ¿No quieres que intercambie puesto con ella?
— Es solo una hora, puedo soportarlo — dije dejando mi mochila en mi mesa. Mirando ansioso por la puerta esperando que apareciera. Y lo hizo, pero conversando y riendo con Horan. Así que solo me senté ahí enfadado sin razón, con mis gafas aun puestas y mirando al frente. Haciendo como si no me importara. Camino directo a su puesto junto a mí, y se sentó.
— Ashton, no me esperaste. Casi me pierdo sin tu ayuda.
— Creo que no tuviste problemas para encontrar otro que te ayudara.
— ¿De nuevo con eso?
— ¿De nuevo con qué?
— Como sea.
— ¿Es eso café? — pregunte al ver el vaso entre sus manos, buscando cambiar realmente el tema.
— Un mocaccino.
— Lo siento, pero lo necesito.
Tomé el vaso y lo bebí entero. Recibí una mirada asesina de su parte, pero la ignoré. Sin café, no funcionaba al cien por ciento, y mi humor empeoraba unas diez veces.