Maia entró a la sala de estar, con su pelo aún húmedo por la ducha y vestida solo con el pijama. Vio a Ashton darle un trago a un vaso con un líquido ámbar y no pudo evitar fruncir el ceño.
¿Estaba bebiendo?
— ¿Ashton?
— Dime — dijo el alzando la vista.
— ¿Qué haces?
— Estoy bebiendo algo.
— Ah — Maia se reservó decir algo acerca de eso, simplemente se acercó a él y le quito el vaso y lo dejo en la mesa, luego se acomodó sobre sus piernas y apoyó su rostro en su pecho. Escucho los latidos de su corazón, y sintió como sus manos acariciaban su espalda. Ignoró el olor de alcohol en su aliento y cerró los ojos con fuerza.
— Te quiero Maia — Ashton susurró.
— ¿Cuánto me quieres?
— Más de lo que he querido en mucho tiempo.
— ¿Y qué estás dispuesto a hacer por mí?
—Todo lo que te pueda hacer feliz.
— ¿Sabes que eso puede ser difícil?
— ¿Qué quieres que haga por ti?
— Que seas feliz, que sonrías e ilumines mi mundo a diario, y que seas tú mismo otra vez.
— Maia…
— Ashton, eres perfecto. Eres increíble. No quiero que te dañes, te lo he dicho miles de veces, pero no puedo evitar hacerlo. Quiero tu felicidad antes que nada.
— ¿Qué quieres que haga?
— Llama a tu mamá, llámala.
— ¿Llamar a mi mamá? — Maia puedo sentirlo tensarse bajo ella, y se apresuró a besar sus labios cortamente.
— Si Ash, quiero que la llames. Que arreglen las cosas.
— Ella me odia, ella me preferiría muerto.
— No lo hace amor. Ella no soportaría que lo estuvieras, como yo no soportaría estar lejos de ti. Ella te ama, y estoy segura te extraña.
— ¿Crees… crees que debería hacerlo?
— Creo que deberías hacerlo. No es una obligación, no es una orden. Es solo algo que creo podría funcionar amor.
— Lo intentaré.
— Eso suena bien para mí — Maia alzó su rostro y busco los labios de Ashton. Los besó lentamente tratando de tranquilizarlo. Sabía que la mente de Ashton en este minuto estaba trabajando a mil, pero sus labios tal vez podrían hacer que el miedo disminuyera y pensara las cosas con claridad
¿Cómo su mamá podría no amarlo?
Ashton se separó unos centímetros y apoyó su frente en la de Maia.
— Gracias — susurró luciendo completamente vulnerable.
— De nada — sus labios se movieron pero de su boca no salió nada. Volvió a besarlo durante unos segundos y luego se levantó del sillón.
— ¿Hora de dormir? — preguntó Ashton.
— Hora de dormir, mañana tengo que ir al instituto.
— Te pediría que te quedaras, pero ya has faltado mucho.
— Vamos — dijo tomándolo de la mano y tirando de él hasta la habitación.