Se giró un poco y vio a Mike sonriendole.
― Hola nena.
― Hola Mikey.
― ¿Estas bien?
― Cansada, no pegue un ojo.
― ¿Por el examen?
― Si, por eso.
― Vas a tener un mil, tenlo por seguro.
― Gracias por la confianza.
― Eres brillante Maia, no te menosprecies.
― Gracias, eres un cielo.
― ¿Segura que estás bien?
― Si, lo juro ― dije besando su mejilla mientras entrabamos al salón.
― ¿Supiste lo de Phoe?
― ¿Qué cosa? ― dije mirándolo preocupada.
― Tranquila, no es nada malo. Al parecer, quiere regresar a casa.
― ¿De verdad?
― Si. Esta mejor, y se siente lo suficientemente bien para enfrentar a sus padres.
― Vaya, me alegra. Deben estar sumamente preocupados por ella.
― Su madre lo está.
― Eso es genial.
― Si, lo es. Hablando de otra cosa, ¿vienes a la fiesta de hoy por la noche?
― ¿Qué fiesta?
― Es en la casa de Calum, y estás invitada. Se que no es el mejor momento, pero le celebraremos el cumpleaños a un amigo.
― No creo poder ir.
― ¿Solo un rato? ― dijo poniendo una cara adorable.
Maia lo pensó un poco. Hoy en el bar entraba a las 4 de la mañana, le vendría bien dormir hasta esa hora luego de salir del restaurante, pero bien sabía que no tenía tanta suerte. El sueño de seguro se le negaría, y no tendría tan dulce olvido. Se la pasaría nerviosa y dando vueltas hasta que diera la hora.
― Vale, estaré ahí.
― ¿Pasó por ti a tu casa?
― Si, gracias. No tengo idea donde vive Calum.
― A las ocho, ¿entonces?
― A las ocho guapo.
El día pasó rápido, no tuve que ver ni a Ashton, ni a Niall, al parecer ambos me evitaban deliberadamente, lo que me venía bien.
Salí a las 7 del restaurant, lo que me dio tiempo suficiente para darme una ducha y vestirme. Arreglé mi cabello, puse uno de mis vestidos negros, y estaba lista. A las ocho en punto, mi puerta sonó. La abrí de inmediato.
― Wow, una chica puntual. ― dijo Mike a modo de saludo.
― Por supuesto.
― Y bastante guapa.
― Oh, detente ― dije bromeando ― ¿Nos vamos ya?
― Ponte un abrigo, te vas a congelar.
― Mi sangre es latina Michael.
― Un abrigo dije ― puso los ojos en blanco y reí.
Me abrigué y subimos a su auto. 'Backseat Serenade' sonaba a todo volumen.