En cuanto llegaron a casa, se quitó el abrigo negro y lo dejó sobre el sofá. Los escalofríos sacudían su cuerpo y no atino a nada más que acercarse a la calefacción. No funcionó.
Ashton la abrazó por la espalda uno segundos después y se permitió cerrar los ojos.
— Me voy —las palabras se deslizaron por su boca. Algo completamente fuera de plan.
— ¿A dónde?
— A casa Ashton, a dónde nunca debí haber salido.
Sus brazos se tensaron y tuvo miedo la soltara, no lo hizo.
— ¿Por qué?
— Todos los plazos se cumplen.
— Tu beca no termina aún.
— No se trata de eso.
— ¿Y de que entonces? Explícame — Ashton se separó de ella, y fue como hubiese arrancado un trocito de su corazón con ese pequeño gesto.
Se dedico a mirarlo, a sopesar su respuesta. Ella sabía las palabras, se había convencido día y noche con ellas, pero decirlas, decirlas era otra cosa, de todas las maneras que se las imaginaba sabía se oirían mal y ninguna palabra expresaría lo que deseaba.
— ¿Y? — sus ojos verdes dolidos no hacían más que presionarla.
— Se trata de Frank, se trata de mi mamá, se trata de mi pasado, de mi presente. No puedo seguir huyendo, no puedo seguir creando castillos en el aire. Cuando vine aquí, creí que era la solución. Juraba que lo era, estudiaba, conseguía buen trabajo y conseguía dinero. Bendito dinero que me ayudaría a sacarlos del lugar en el cual día a día caen y sin retorno. Pero no fue así, las cosas empeoraron y ni siquiera estoy ahí para evitarlo. Debo volver, debo salvarlos.
— No es tu responsabilidad ir salvando gente Maia.
— No es mi responsabilidad, quiero hacerlo.
— Si lo crees, es lo que tratas de hacer con cada maldita persona que conoces.
— No es cierto — alzó la voz, porque no lo era. Ojala fuera tan buena persona para algo así, pero no lo era. No era capaz de salvarse ni a sí misma.
— Si que lo es. La primera vez que me viste, juraste que podrías salvarme. Lo mismo con Phoe, y con Jack. Trataste de hacer lo mismo con cada uno de nosotros.
— Eso no lo hice por responsabilidad ni complejo de héroe Ashton.
— ¿Y entonces por qué?
— Porque los quería, porque los quiero. Son importantes para mí.
— Vaya, realmente eliges mal entonces.
— Tú no eres una mala elección, no me arrepiento de haberte elegido.
— Deberías, no haces más que elegir gente que te daña.
— Quizás, pero no me arrepiento de ti. Nunca lo haré.
— ¿Y por qué? ¿Por qué no?
— Porque eres lo más bonito que me ha pasado nunca. No te voy a decir que no me has hecho sufrir, porque sería una mentira terrible. Pero te amo, y amo cada parte de ti. ¿Cómo podría arrepentirme de haber aprendido amar contigo?
Ashton tragó saliva fuerte, y se dejo caer en un sofá. Negó con la cabeza repetidas veces hasta que la miró directamente a los ojos.
— ¿Que voy a hacer ahora?
— Vas a salir adelante, vas a ser el chico que siempre debiste haber sido. No dejes que tu pasado te condene, hay mucha gente que te quiere.
— ¿Ejemplo?