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El rubio se alejó de repente al escuchar las palabras de Jungkook.

—Te amo, Tae. —Siguió.— No sé porqué, no sé desde cuando, pero tampoco me importa. Solo sé que te amo y... No me interesa si todos nuestros compañeros creen que soy un idiota sin sentimientos, yo solo quería que tú sepas la verdad. No puedo sacarte de mi cabeza, Taehyung, ni un solo segundo del día. No ha habido ni un solo día en el que no piense en ti. —Taehyung bajó la mirada.— Y ver como a veces te reías de mis bromas me hacía tan feliz. Pero saber que tú crees que soy lo que todos dicen es... —Jungkook dejó de hablar y tomó aire. Miró al rubio, quien aún miraba al piso, y quiso pedirle que diga algo, pero él solo se acercó a la puerta y comenzó a golpearla.

—Yoongi, abre la puerta.

Unos segundos después, se escuchó el sonido de la puerta abriéndose y el pelinegro habló rápido, sin siquiera dejarles la oportunidad de decir algo.

—¿Ya hablaron?

—Solo déjame irme. —Respondió Tae, intentando salir del cuarto, pero Yoongi se lo impidió, parándose firme frente a él.

—Tú no sales de aquí hasta arreglar las cosas con...

—Yoongi. —Lo interrumpió Jungkook. Yoongi lo miró inmediatamente al escuchar lo ronca que se escuchaba su voz.— Déjalo irse. —La voz del menor se quebró en la última palabra, y Yoongi se corrió, dejando que el rubio salga del cuarto.

El azabache se acercó a Jungkook, quien estaba secando sus, ahora húmedos, ojos con las mangas de su abrigo, y se limitó a abrazarlo. No hizo falta decir ninguna palabra, Jungkook solo necesitaba ese abrazo.

Rude. [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora