S15

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— ¿Estas loca? —le digo después—Como se te ocurre pujar—Aun eres menor de edad.

—Ya, pero seguro que nadie se da cuenta deben de estar pensando que tengo tu edad—dice tranquila.

—No tenías porque hacerlo—digo.

—No te preocupes Alberto, nunca hago nada que no quiero.

— ¿En serio? —Pregunto apartándole un mechón del pelo de los ojos— ¿Y ahora que quieres hacer?

— ¿Hemos terminado con esto? —pregunta.

—No se tu, pero yo ya he cumplido con mi parte.

—Entonces vamos de aquí.

Acto seguido, Marina se pone de pie y me toma de la mano. Encontramos a Stefan un poco agobiado dando vueltas sin saber que hacer o a donde ir, pero feliz con el dinero que ha conseguido. Marina le firma un cheque en el que queda pautado que yo tendré que darle, al menos, lecciones de canto y de baile por haber pujado por mí.

—Con el dinero recaudado voy a ir a comprarme un videojuego nuevo—comenta Stefan.

—Ni se te ocurra—le ordeno—El dinero es para una buena causa, tú no eres ninguna buena causa.

Stefan me fulmina con la mirada.

—Buenas noches—dice al fin el pelo rizado.

—Buenas noches—digo.

Abro la puerta de la cocina y apoyo una de mis manos en su espalda para llevarla afuera.

—Oh acabo de recordar...—oigo decir a Stefan.

Suspiro y me vuelvo para mirarlo.

— ¿Qué acabas de recordar? —lo fulmino con la mirada.

—Que la semana que viene actuamos como acto benéfico en el carnaval de niños discapacitados y he oído decir al director que faltan voluntarios, podrías venir, Marina será divertido.

Suspiro y la miro a ella.

—Comida gratis...

Es ella ahora quien mira a mi amigo con expectación.

—Me gusta la comida gratis—dice.

Stefan suelta una carcajada.

—Pero bueno, después de la actuación hay que hacer varias cosas—continua Stefan—que podrían hacer juntos y...

— ¿Has oído Marina? Cosas que 'podríamos hacer juntos'. Si aceptas, significa que te comprometes a hacer lo que sea, te guste o no.

—No me molesta—dice.

—Por los niños—insiste Stefan gracioso—Es todo por los niños Alberto—dice viéndome a mí.

— ¿Y qué hay que hacer? —Pregunto—Porque estoy seguro de que hay algo que no me estás diciendo.

—Bueno, no es nada complicado. En serio. Es muy fácil de hacer. No tendrán ningún problema y a los chicos les encanta...

— ¿Qué es Stefan?

—Tienen que sentarse en el borde de un barril gigante para que los derriben a pelotazos—dice aguantando la risa.

—Por mi está bien—dice Marina—Me gusta el agua.

Stefan y Marina sonríen volviéndose para mirarme pero es su prometedora sonrisa lo que me cautiva y me hace gruñir porque sé que estoy perdido.

POV Marina.

Hacemos una parada en una hamburguesería para tomar algo aunque los dos estamos conscientes de que es una excusa para prolongar la noche y no puedo creer lo mucho que me estoy riendo en esta pequeña mesa del local ya medio vacío. De hecho sin creerme nada de lo que ha pasado esta noche y pensar en mi cita a ciegas me hace sonreír.

Pero esa misma sonrisa se me desdibuja cuando volvemos al auto. La noche está llegando a su fin y aun no sé si deba besarlo o no.

La realidad es que ya lo he hecho y con una naturalidad que me asombra, esta noche ha superado mis expectativas completamente y siento que necesito retirarme y pensar.

De modo que mientras vamos hacía el café decidió no decirle a Alberto que vivo arriba, sobre todo porque no sé si seré capaz de resistirme a invitarlo a entrar.

En la carretera me toma de la mano. Su expresión me estremecerme de placer, y sé que quiere más que un beso. Igual que yo.

Pero querer y tener son dos cosas distintas. Necesito consultarlo con la almohada, lo que significa que ninguno de los dos va a tener lo que quiere. No esta noche.

La protagonista Pam Allier / Marina, con su hamburguesa en multimedia📸🍔. 

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