8 meses despues
Ha sido un buen día, me he pasado toda la mañana haciendo surf con Jessica y he abierto el Wild Cherries II a tiempo para servir la comida a una multitud. Ya tengo dieciocho años. He aclarado mi mente y tengo mi propio trabajo. En este momento, mientras el sol se oculta en el horizonte, veo las luces en el aparcamiento.
Estoy en la cocina del café, con el corazón en un puño esperando ansiosa. Entonces, y sólo entonces, abro lentamente el horno y miró el interior.
— ¡Dios mío! —exclamó.
Contengo la respiración y sacó lo que parece una horneada de brownies perfecta. Dejó la bandeja en la encimera y los contempló.
Alberto aparece detrás de mí.
—Huelen muy bien—comenta abrazándome por la espalda depositando un beso en mi mejilla.
—Creo que lo he conseguido —murmuró, sin apartar la vista de los dulces—. Pruébalos, estoy muy nerviosa.
—Es gracioso, porque yo también estoy nervioso—dice.
Me giro y lo veo llena de preocupación. Hace ocho meses que somos inseparables. Después de un tiempo en casa de Jessica porque mi padre se había negado a acogerme he encontrado un piso. Sin embargo, sólo he pasado una noche allí, porque Alberto me ha pedido que me mude con él, recordándome que le he dado un sí a ciegas. Pero no he necesitado que me convenza y me he ido a vivir con él sin dudarlo. Y aunque nunca había imaginado que sería feliz en una casa en la que pudiera perderme, estoy tan enamorada de la casa como del chico que la habita.
Él me ha acompañado durante todo el proceso de reconstrucción del Wild Cherries. Lo he apoyado para que continúe con su carrera de ser cantante y ahora es un chico muy aclamado de la banda 'Black Stone Cherry'.
— ¿Qué pasa? —preguntó después de darle a probar un bocado de brownies.
Alberto mastica.
—He conseguido que metan la canción que compuse en el nuevo disco—hace una pausa y me mira impresionado—Mmm...
Suelto una carcajada ante su sorpresa, pero le he dado a probar mis brownies durante meses y no se fiaba.
— ¿Te gustan? —pregunto asustada.
—Están buenísimos...
— ¿De verdad? ¿O sólo lo dices para dejarme satisfecha?
—Espero dejarte satisfecha con otras cosas —dice comiendo otro bocado—Y en serio, están buenos. Apunta la receta —saca una cajita del bolsillo—Ahora recuerda que ya has dicho que sí.
En este instante, se me para el corazón.
— ¿Que sí a qué?
—A casarte conmigo—Alberto respira profundamente y me mira a los ojos mientras abre la caja. Veo el destello de un precioso anillo de diamantes.
—Sé amable...—susurra repitiendo las palabras que le había dicho ocho meses atrás.
Me quedo mirando el anillo con un nudo en la garganta.
— ¿Alberto?
— ¿Sí? —me mira con atención.
—Esto es mejor que los brownies—suspiro.
— ¿Estás satisfecha mi vida? —pregunta.
—Oh, sí—sonrió.
—No me refiero a la cama—niega con un movimiento de cabeza divertido.
—Bueno, lo estoy, nadie podría satisfacerme mejor que tú en la cama. Pero también lo estoy aquí. Estoy satisfecha.
—Me estás matando. Contéstame. ¿Eso es un sí? ¿Te casarás conmigo?
—Sí... ¡Claro que sí!—exclamó levantando la vista del anillo para mirar a Alberto a los ojos y arrojarme a sus brazos entre risas y lágrimas—Sí a estar enamorada de ti; sí a ser tú esposa. Sí a todo, Alberto. Para siempre.
Alberto me toma, me abraza, me besa y me mira fijamente introduciendo el anillo en mi dedo anular.
—Te amo—dice.
—Y yo a ti mucho, muchísimo—lleno de besos toda su cara sonriendo de oreja a oreja.
👩❤️💋👨.
📸Los protagonistas en multimedia

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Seduceme
RomanceValía la pena romper todas esas reglas por un chico como él. Regla numero uno: Nada de citas a ciegas. Después de haberse enfrentado a muchas citas a ciegas obligada por sus amigas Marina Allier no está dispuesta a volver a tener otra cita a ciegas...