S20

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A la mañana siguiente estoy en mi tabla de surf en la misma agua en la que había nadado con Alberto pocas horas antes, charlando con Jessica mientras miramos a nuestros amigos remontar las olas.

En realidad, es Jessica quien habla, presionándome para que le cuente lo que ha pasado la noche anterior.

Pero no me apetece entrar en detalles, aunque tengo que admitir que pensar en Alberto me hace sonreír.

—Vamos di algo—suplica Jessica.

—Ya te he dicho que me la pase bien—respondo.

—Necesito más que eso—dice ansiosa.

—Te diré que esa ola es mía.

Me pongo de pie sobre la tabla y me preparo para recibirla. Cuando vuelvo, Jessica no está sola. Tej, un viejo amigo del instituto e hijo del dueño de la tienda de surf a la que van todos, sonríe.

— ¿Anoche te anotaste un tanto? —pregunta.

— ¿No podrías encontrar una expresión menos bastarda que 'anotarse un tanto'?

—Por supuesto—dice.

El que ha contestado es Nash, otro viejo amigo y enamorado de mí del instituto, que como alternativa propone un verbo mucho más explícito, y todos ríen.

Todos menos Jessica.

—Marina no se 'anota tantos' en las citas a ciegas. Es demasiado prudente para hacer eso. ¿No, Marina?

—Así es—contesto mirando el oleaje con renovada determinación—Si les interesan esas enormes olas más que mi vida sexual, deberían irse ya.

Los chicos se van juntos y nosotros nos quedamos mirando.

—No te has acostado con el—dice Jessica en voz baja.

— ¿Es una afirmación o una pregunta?

Jessica se me queda mirando.

—Es una deducción. Te gusta el sexo como a todo el mundo, pero extrañamente, aunque no quieres tener una relación estable, necesitas más de una cita para intimar. Me apuesto el sueldo a que no has hecho el amor con él.

No lo he hecho pero lo deseo con toda mi alma.

— ¿Tan segura estás? —pregunto.

—Bueno, siempre has tenido la misma norma. Regla número uno: No tienes relaciones sexuales con un tipo hasta que lo conoces. Regla número dos: Te quitas las ganas y lo dejas.

—Eh... Yo no...

—Claro que si—afirma con una sonrisa apenada—Las dos sabemos que cuando un tipo te gusta lo suficiente como para acostarte con él, es el beso de la muerte de la relación, porque no te gusta la idea de tener pareja. Las relaciones te dan miedo.

— ¿Puedes dejar de mencionar esa palabra? —pregunto irritada.

— ¿Qué pasa? ¿Te estoy poniendo nerviosa? —pregunta riendo.

Suspiro.

—Voy a aprovechar esta—digo empezando a nadar hacía la siguiente ola.

—Te vas porque sabes que tengo razón—dice.

—Me voy porque es una buena ola—ruedo los ojos.

— ¿Se porto como un imbécil? —pregunta.

Me volteo y veo la preocupación en los ojos de mi amiga.

—Porque si fue así—grita Jessica—Lo matare y también matare a Stefan por haberme pedido que les arreglara una cita. A los dos.

Miró la perfecta cresta que se eleva frente a mí y la dejó pasar. Con un suspiro, vuelvo con Jessica, a la que se le nota preocupada, asustada y arrepentida.

Se me estremece el corazón. La noche anterior, mientras subía las escaleras al apartamento y entraba a mi casa, me sentí sola, aunque no lo estaba en absoluto.

No sé por qué me resisto a aceptar el amor, pero sé que si he sido capaz de salir adelante después de todos mis problemas, es gracias a la chica que me está mirando en este preciso instante. Jessica me ha querido y apoyado más que nadie.

—No se porto como un imbécil—afirmo—En absoluto. De hecho, fue...—me muerdo el labio para no decir que ha sido adorable, delicioso e impresionante—Un perfecto caballero.

—Entonces ¿a qué viene tanto misterio? —pregunta mirándome detenidamente—Oh, no. Ahora lo entiendo. Te gusta. Te gusta mucho—Sonríe con complicidad—Anda, dime la verdad.

Pienso que no debí de haber dejado pasar esa ola.

—Me lo pase bien, bueno muy bien—digo.

— ¿Y vas a volver a verlo? ¿Te ha llamado? ¿Lo has llamado? ¡Deja de hacerte la interesante y cuéntamelo!

—Solo fueron unas horas. Y debería matarte por no haberme dicho que era uno de los chicos más reclamados por las adolescentes de todo el mundo—la fulmino con la mirada.

—En realidad, no lo sabía—dice Jessica—Supongo que debería haberlo sabido después de que Stefan me contara lo de la banda y eso, pero no me llamó mucho la atención. ¿Y ahora qué pasa? ¿Van a volver a salir o lo has despachado como al resto?

—Bueno... El fin de semana que viene haremos eso... cosa...

— ¡Dios mío, vas a tener una segunda cita! —Jessica esta tan emocionada que parece como si acabara de ganar la lotería.

—Sólo voy a acompañarlo a un festival de beneficencia. Eso es todo. No es una segunda cita—digo restándole importancia.

—Sí que lo es—asiente sonriendo de oreja a oreja.

—No—niego con un movimiento de cabeza.

Consciente de que no voy a convencer a mi amiga cuando ni siquiera puedo convencerme a sí misma, me lanzó hacía la siguiente ola.

Quien tiene un amiga como Jessica que siempre lo quiere saber todo luego de que sales a una cita🙄. 

Jessica y Marina en multimedia📸🚲!

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