POV Stefan
A mediados de la semana siguiente encuentro a Alberto en el jardín sentado junto a la piscina con los pies dentro de ella. Echo un vistazo a la revista de surf que tiene en sus manos y suelto una carcajada.
Alberto suspira y la deja a un lado sin darle menor importancia a mi risa.
—Gracias por llamar a la puerta—Ironiza comenzando a mover los pies dentro de la piscina.
—Si te molesta que entre sin avisar ¿Por qué me das la llave? —pregunto.
El se encoge de hombros.
—Aún así, podrías llamar—dice después.
—Ok—contesto desplomándome en la silla plegable junto a él— ¿Quieres hablar de eso?
— ¿Eso? —voltea la cabeza para mirarme.
Tomo la revista y la zarandeo frente a su cara mostrándosela.
—Tal vez deberías hablarme de Marina ¿no te parece?
— ¿Que pasa con ella? —pregunta dándome la espalda.
—No te hagas el tonto conmigo. Esa chica te gusta, y decir mucho es poco y los dos lo sabemos. Es atractiva y encantadora, te derrites por ella y te la comes con la mirada y ya te la habrías llevado a la cama si no fuera porque tienes un corazón demasiado gran...
— ¿A dónde quieres llegar con esto?—Me interrumpe volviéndome a mirar acechante.
—A que entiendo que estés así por ella, y con ella. Y realmente, me gusta que te guste, creo que hacen buena pareja.
—No necesito tu opinión, Stefan —dice a la defensiva.
Me levanto revolviéndole el pelo.
—Nunca la has necesitado, ya lo sé. ¿Pero cuando he dejado yo de dártela a pesar de eso?
—Es solo que no quiero que la involucres, ni a mí, ni a ella y a mí juntos en otro compromiso en el que...
— ¿En el que qué? ¿En el que tengas que pasar un buen rato? ¿En el que se te vea totalmente feliz? Ríndete, Alberto. Habla conmigo. Puedo ayudarte. Creo que sé por lo que estás pasando...
— ¿Quieres que hable contigo? De acuerdo—Se levanta y se gira quedando cara a cara—Este fin de semana me va a enseñar a hacer surf.
—Qué detalle más bonito. Quiere que formes parte de su mundo.
—Yo le pedí que me enseñara—dice.
—Eso es más bonito aún; quieres formar parte de su mundo. ¿Pero no se te ocurrió una mejor forma de estar con ella que arriesgar la vida? ¿No has pensado en la posibilidad de hacer algo tradicional, como invitarla a cenar a un buen restaurante o ir al cine?
—No me gusta lo tradicional.
—No confías en lo tradicional —puntualizo—. ¿Y por qué ibas a hacerlo? Tu trabajo es todo menos normal y tradicional, Alberto, porque ahora tienes una vida loca—miro el reloj— Mira, sé malo y guárdate tus secretos. Yo ya me tengo que ir.
—Me gusta Marina—suelto— ¿Contento? Me gusta mucho, muchísimo. Y estoy muerto de miedo.
Me vuelvo a sentar a su lado algo sorprendido.
—Oh, oh, Alberto...
—Lo sé. Soy un neurótico—se lleva las manos a la cabeza como signo de frustración, jamás lo había visto así.
—A ella también le gustas, o al menos eso vi en sus ojos la última vez—digo con seguridad—Si no... debo ser yo el que le guste—Hago una mueca.
Alberto ríe y me aparta. Me agacho de nuevo colocándole una mano en su hombro.
—Eres mi amigo, Alberto. Y no me mires con esa cara, que sólo me preocupo por ti, y lo que voy a decirte es con cariño, aunque suene un poco gay de mi parte...
—Dios...—suspira poniendo los ojos en blanco.
—Escucha, sabihondo. Deja de enfurruñarte, de lamentarte y ve a vivir tu vida. Ve por ella y haz lo que tengas que hacer. Dile lo que sea necesario, dile todo.
Me mira fijamente a los ojos.
—Y piensa que podría ser peor. Podría ser paracaidista o alpinista o algo así.
Alberto ríe ante mi comentario.
Les dejo a Stefan en multimedia😍.

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Seduceme
RomanceValía la pena romper todas esas reglas por un chico como él. Regla numero uno: Nada de citas a ciegas. Después de haberse enfrentado a muchas citas a ciegas obligada por sus amigas Marina Allier no está dispuesta a volver a tener otra cita a ciegas...