Me mantuve ocupado tanto como pude pero solo aguante dos días hasta que vuelvo a llamar al Wild Cherries. La habría llamado a su casa, pero no me ha dado el número. Me gusta que no me lo haya dado; eso quiere decir que ha sido sincera con lo de su fobia al compromiso, lo cual siempre es un rasgo muy atractivo en una chica.
Y aún así, el corazón me late a toda velocidad ante la idea de volver a oír su voz.
— ¿Marina?
—Hola—dice.
Hay una sonrisa en su voz y de repente aparece otra en mi cara.
—Solo quería oírte—digo.
—Ya me estás oyendo ¿Qué tal? —pregunta.
— ¿Has hecho surf hoy? —pregunto.
—Si—contesta antes de escuchar como si estuviera tapando el auricular para poder hablar con alguien—Olvídalo Nash no le voy a decir eso—Definitivamente no ha tapado el auricular del todo.
— ¿Decirme que? —digo.
—He cometido el error de dar de comer a unos amigos y ahora están molestando.
— ¿Qué quieren que me digas?
Vacila un momento y después escucho una carcajada.
—Que ellos, y yo, te daremos una paliza si me haces daño. No comprenden a quien están amenazando.
— ¡Dioses!
Ella ríe.
—En cuanto al surf, hoy el mar estaba revuelto, y a Jessica le ha dado un ataque de risa porque me he caído delante de ella.
— ¿Te has hecho daño? —pregunto asustado.
—No tengo ni un arañazo. ¿Y qué hay de ti? ¿Qué has estado haciendo?
—Perder una partido de fútbol contra Stefan y los de más.
—Pobrecito. Deberías jugar conmigo alguna vez; eso te haría recuperar la dignidad—dice entre risas—Soy pésima, malísima.
Suelto una carcajada.
— ¿Has visto las revistas? —Me pregunta.
—Sí, lo siento—me disculpo.
—No lo sientas. Hoy, un cliente me ha pedido un autógrafo. He sido famosa por un día—ríe.
—Te lo estas tomando muy bien—digo.
—Así es la vida ¿no?
—Sí y no. ¿Sabes qué? Eres justo lo que necesitaba hoy.
— ¿Si? —pregunta complacida.
—Si—asiento aunque sé que no puede verme.
— ¿Nos vemos el sábado? —pregunta.
—Claro.
Después, Marina me pregunta por Stefan y la banda, y yo por su última creación culinaria. Antes de que me dé cuenta, ha pasado una hora, y ella se tiene que ir porque Jessica está atendiendo sola el café mientras hablábamos por teléfono.
Soñé que la tenía entre mis brazos, con la piel mojada y caliente, como cuando habíamos nadado a la luz de la luna, charlando, riendo y besándonos. Y a pesar de no haber tenido relaciones sexuales con ella, aquella primera cita valió más que cualquiera de las noches que he pasado con una chica. De hecho, ha sido la noche más ardiente y sensual en mis jóvenes diecinueve años.
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Seduceme
عاطفيةValía la pena romper todas esas reglas por un chico como él. Regla numero uno: Nada de citas a ciegas. Después de haberse enfrentado a muchas citas a ciegas obligada por sus amigas Marina Allier no está dispuesta a volver a tener otra cita a ciegas...