Recupero el sentido con gran esfuerzo. Quise quitármela de encima y me sorprendo cuando ella me pide que no me mueva y me atrae de nuevo hacia su cuerpo.
—Peso mucho—digo.
Pero me quedo un rato más, besándola en la frente y entre los senos antes de levantarme. Al volver del cuarto de baño la encuentro tal como la había dejado; con los ojos cerrados y con una sonrisa en los labios. Una sonrisa que se agranda cuando me acerco a la cama y me dice lo que quiero saber, lo que esperaba saber: que me sigue deseando.
Vuelvo a la cama, me tumbó de lado y la atraigo hacia mí. Ella echa la cabeza hacia atrás y me mira la boca. Con un gruñido le doy un beso tan ardiente, dulce e intenso como lo que acabamos de compartir.
—Marina...—gimo cuando ella toma mi miembro listo para amarme otra vez—Necesitas...
—Esto.
Acto seguido, Marina se aprieta contra mí, encajamos de un modo tan perfecto que siento algo que sobrepasa a lo puramente físico. Esto me aturde durante un momento, darme cuenta de lo bien que me siento, de lo mucho que me gusta tenerla en mi cama.
Aunque no parece tener sentido; aunque no quiero una chica en mi vida y estaba seguro de que no había espacio para una, lo cierto es que me siento de maravilla.
Desde que la saque de entre las llamas, he dejado de lado mi resistencia y me he sumergido en lo que ella me ofrece. La besó hasta hacerla jadear, hasta hacerla retorcerse de placer contra mí, hasta no saber dónde termina el uno y dónde empieza el otro.
—Otro preservativo—dice estirándose para sacarlo del cajón.
Trata de abrir el envoltorio, pero como parece que con la mano vendada no puede le facilitó la tarea. Su sonrisa me embriaga. Quiero complacerla, hacerla olvidar, hacerla mía.
Pero entonces, con la mano sana, ella me obliga a tumbarme en la cama.
—Mar....
—Tendré cuidado—me promete colocándose encima de mi—Mucho cuidado.
Gruño y le deslizo la mano por los costados hasta tomarle los senos, fascinado en como ellos reaccionan a mis caricias.
Me introduce lentamente en ella; después se echa hacia adelante, besándome, rozándome con su cabello y rodeándome con su cuerpo suave y húmedo.
—Dios mío, Marina...
—Lo sé, es hermoso, tu eres hermoso—sonríe coqueta.
Marina empieza a moverse lentamente entrelazándome sus dedos con los míos. Sin poder evitarlo adelanto sus caderas y me hundo mas en ella sintiendo que cruzo mis propios límites y que ya no hay vuelta atrás, yo soy ella y al menos en este momento ella soy yo. No dudo que el deseo potencie este acto pero no soy el único. Son mis sentimientos más hondos los que salen a flote.
Ruborizada con la piel húmeda y brillante Marina echa la cabeza hacia atrás con un gesto de absoluto abandono. Mas excitado que nunca me empujo contra ella aumentando la fricción y la tensión hasta que ella suelta un nuevo grito de placer arrastrada por el deseo. También estoy al límite, sólo con mirarla. He estado al límite desde la noche en que nos hemos conocido, de modo que no puedo contenerme aunque lo intente. Y no lo hago; la atraigo hacia mí y la sostengo mientras se deja llevar por el delirio de la pasión, sabiendo que sólo aquí podre tenerla de verdad.
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Seduceme
عاطفيةValía la pena romper todas esas reglas por un chico como él. Regla numero uno: Nada de citas a ciegas. Después de haberse enfrentado a muchas citas a ciegas obligada por sus amigas Marina Allier no está dispuesta a volver a tener otra cita a ciegas...