Capítulo 16

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Bajé del auto de Luis Rodolfo con los papeles en manos

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Bajé del auto de Luis Rodolfo con los papeles en manos.
Él me ayudó a cargar las cajas con recibos de pago, nóminas, créditos, cuentas bancarias, todo.

—Sigo sin poder creerlo. —murmuré caminando hacia la entrada de la casa con él a mi lado. Él y yo habíamos establecido una relación personal de negocios, ambos éramos profesionales y en código laboral establecimos un pacto de paz.

—Fue una sorpresa tremenda. —dijo él. Asentí con una mueca.

Y vaya que fue una gran sorpresa, había un desfalco de dinero de más de quinientos mil euros en la empresa. Un fraude.

Había una nómina fantasma. Un trabajador que no trabajaba en la empresa, y misteriosamente este cobraba más que todos en ella.

Fue una suerte que Luis Rodolfo me señalara esa nómina. Ambos nos pusimos a sacar cuentas entre cálculos y cálculos dimos con esto. Ahora estábamos investigando quién había hecho esto, veníamos de la sala policial de investigaciones, ellos nos ayudarían a dar con la cuenta bancaria a la que iba el dinero.

Igual estábamos mega llenos de trabajo, barriles de vino se habían perdido con esta sorpresa. Encargos no entregados y posible amenaza de quiebra.

Colapso total.

Yo entré primero ya que Luis abrió la puerta para mí, me di cuenta de que era bastante caballeroso, era ese tipo de hombre que habría la puerta para ti, sacaba la silla, colgaba tu suéter, etcétera. Me parecía muy lindo.

Papá nos recibió en la entrada, ya él estaba al tanto de todo.
Todos estábamos sumamente preocupados con todo esto.
No encontré a mi clon, solo estaba Danko moviendo su colita para mí. Por eso fui a donde sabía que estaría.

—¡Mackie hola! —respondió vagamente desde la cocina. —Hey Mackie, ¿Sucede algo? —pregunté a penas crucé la puerta de la cocina. No había salido a recibirme junto a Danko como hacía habitualmente.

—No, Madi. Nada... Solo estoy ofuscada por la presencia de Fabrizzio, ya sabes. Odio, uh, eso. —murmuró. La conocía demasiado como para saber que mentía.

Primero no me miraba a la cara.
Me daba la espalda.
Estaba tensa mientras batía algo.
Golpeaba la taza como si quisiera romperla.

—Mírame a la cara. —utilicé el tono que solía usar cuando hablaba de negocios. Mackenzie suspiró y dejó el bol que tenía en manos con un contenido rojo en la encimera. Lentamente se giró hacia mi.

Jadeé cuando vi su rostro, inmediatamente me acerqué a ella. No llevaba ni un rastro de maquillaje, y no lo decía porque fuese fea, ya que Mackie ni necesidad tenía de maquillarse, era sencillamente preciosa al natural. Lo decía por sus mejillas, marcadas en un tono muy intenso de rojo.

—¿Papá te obligó a trabajar sin sombrero? —pregunté asustada y furiosa. Ella sólo bajó la mirada, no hacía muecas no sonreía y sus ojos se veían llorosos.

El VendavalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora