Capítulo 41

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Cada capítulo pasaba, acontecimientos que los llenaron de poco a poco

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Cada capítulo pasaba, acontecimientos que los llenaron de poco a poco. Echando un vistazo al pasado no podía estar humanamente mejor, todo lo malo había pasado por fin.

Agradecía a la vida todos los días, por todo lo maravilloso que tenía, un novio espectacular que me amaba, tanto como yo lo amaba a él. Nuestros días se pasaron entre risas, felicidad, amor, pasión, locuras, etcétera. Trabajamos juntos y somos un gran equipo, teníamos una política de no mezclar el placer con el trabajo, pero a veces las cosas se nos salían de control. El despertarme entre sus brazos no igualaba a ninguna sensación.

¿Qué más bonito que saber que alguien te ama? ¿Que alguien está ahí para ti, en las buenas y en las malas, en las subidas y en las bajadas, en las guerras y las batallas? No existía nada mejor en el mundo, porque por más que nos digamos que no necesitamos a nadie para ser felices, sabemos que estamos errados, pues, un psiquiatra necesita de un loco, un abogado de un cliente, un empresario de un accionista, así. Todos dependemos de alguien, puede ser tu mamá, tu papá, tu abuela, tu tío, tu primo, tu hermano. Pero al fin de cuentas lo hacemos.

La producción vinícola estaba al tope, tuvimos que contratar más personal para el viñedo, y papá y mamá habían hecho algo increíble, mandaron a tumbar la roca gigante de arco del río, ahora la zona mágica para ellos y nosotros era libre para que los empleados también la disfrutarán, y los niños.

Este año nombraron a papá y mamá, a Luis y a mi cómo los empresarios más innovadores de Montilla en la década. Nuestro viñedo era el mejor, a nivel mundial.

Danko me traicionó, el perro condenado se enamoró del pequeño Noah, y ahora vivía con Mackenzie y Fabrizzio en Los Ángeles, lo cual agradecía ya que me quedaba muy poco tiempo como para cuidarlo con todo este lío de la empresa.

Luis y yo estábamos planeando comprar una casa en Houston, Texas, Luis quería dedicarse al comercio de ganado y yo lo apoyaba, yo estaría donde él esté, apoyándolo. Además podía poner a una gerente en la cede y trabajar desde allá por la computadora.

Papá y mamá vivían su vida al límite, salían, paseaban, bailaban, bebían, discutían y se amaban todo el tiempo. Él la adoraba como si fuese su diosa, y ella lo amaba como si fuese su vida.

A orillas del mar celebrábamos junto a los recién casados. Di vueltas en los brazos de Luis Rodolfo mientras bailábamos una lenta balada bajo la luz de la luna.

La fiesta había transcurrido agitada y alegre. Esta se llevaba a cabo en la playa, unos cuantos metros más allá de donde estaba la capilla, en la playa al aire libre, habían carpas gigantes blancas con detalles dorados en el piso había una alfombra grande negra, sobre esta habían siete

—¡Y es hora de que la novia lance el ramo! —gritó mamá entrando, sonriendo me separé de los brazos de Luis y fui donde todas las damas jóvenes se amontonaban.

Miré a mi melliza reír y poniéndose de espaldas todas esperábamos ansiosas: —¡Uno, dos...! —gritaba mamá.

A la cuenta de tres los reflectores se apagaron. Solamente se escuchaba el sonido del mar, asustada suspiré cuando de repente una fuerte luz blanca me alumbró, y vi como Madison compartía una mirada cómplice con mamá.

Perfect de Ed Sheeran empezó a sonar y me sorprendí cuando un montón de aplausos se escucharon, Madi caminó hacia mí y me dió el ramo en mis manos, guiñándome un ojo se alejó, mostrando que detrás de ella estaba Luis Rodolfo, caminando con ese porte elegante y moja bragas que lo caracterizaba.

Mi corazón latió con fuerza y se volcó en mi pecho cuando vi como él se arrodillaba frente a mi, sacando una cajita de terciopelo azul la abrió y me extendió un precioso anillo pequeño y elegante.

—Porque pensé que tuve suerte de que me miraras, pues no cualquiera te inspira tantas cosas hermosas como tú lo haces conmigo, pensé que tuve suerte al coincidir en el camino contigo, hasta pensé estúpidamente en ese cuento del destino... —todos rieron y yo limpié una lágrima que bajaba por mi mejilla de la emoción —Yo nunca creí en el destino, pero creo en el amor, y sé que tú y yo estamos juntos porque así lo queremos, porque eso es lo que deseamos, más allá de creer que estamos predestinados. Creo en ti, creo en mi, creo en nosotros, en lo que sentimos, y por eso, mi amor ¿Me harías el honor de aceptar ser mi esposa? 

Asentí con un nudo en la garganta: —¡Si mi amor, si acepto! —dije emocionada logrando hablar.

Él saltó emocionado y yo lo atrapé en mis brazos cuando vino hacia mi, nos besamos intensamente suspirando entre beso y beso, alejándonos mordí mi labio inferior feliz al ver como el deslizaba la sortija de compromiso en mi dedo.

—¡Me caso con la mujer más inteligente, hermosa y fuerte del mundo! —gritó abrazándome feliz, yo reí a carcajadas mientras él me daba vueltas en sus brazos, escuchando los aplausos de fondo.

—¡Te amo, te amo, te amo! —grité feliz, bajándome y rodeándolo con mis brazos para sumergirnos en un beso.

En seguida fuimos rodeados de personas felicitándolos, miré a mamá con lágrimas en los ojos, ella me dió una gran y radiante sonrisa de orgullo pleno y se me acercó.

—,Mami... Me voy a casar. —dije sonriendo, ella me envolvió en sus amorosos brazos y escuché su sollozo, lo cual me hizo llorar con más fuerza.

—Mi pequeña, estoy muy orgullosa de ti, feliz por ustedes dos, por su compromiso, por todo. Sabía que lo lograrían, ¿Viste que el amor verdadero vuelve? ¿Dolió la caída?

Negué. —Fue como sumergirme en las profundidades del amor, fue conocer lo que es que te quieran de verdad, mamá, que te amen, que te mimen, que te consientan. Fue hermoso.

 Fue hermoso

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