Capítulo 17

469 40 11
                                        

Escabulléndonos en medio de la noche tomados de manos y con una guitarra a un lado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Escabulléndonos en medio de la noche tomados de manos y con una guitarra a un lado.

Clásico.

Recuerdos de mi niñez abordaban mi mente. Hicimos esto tantas veces, correr por los viñedos en plena noche, calculando los lugares donde no pasaban trabajadores.

Era una locura, pero ambos estábamos locos.

Me sentía dolida y triste, no era nada bonito enterarte qué tu papá te considera una zorra. Bien sabía que no era su orgullo, también sabía que actuaba mal, pero de aquí a que me tuviera tan bajo.

Mierda, dolía

—Deja de pensar, dulce niña. —murmuró Fabrizzio. No le contesté, me encargué de mirar el suelo donde nos sentariamos. Esto era campo, habían muchos animales sueltos.

—Fabrizzio, ¿Si pudieras describir tu vida con una canción cual elegirías? ¡Y no se vale ninguna de las tuyas! —dije cuando nos sentamos.

El agua correr por el río se escuchaba, la conocida cascada hacia eco en el solitario lugar. Respiré el aire natural y puro sintiéndome mejor. Menos desanimada. Este lugar era mi ancla y después de hoy, me dolería abandonarlo.

—Hurt. —él responde sin dudarlo.

Me causa dolor en el interior que escogiera esa canción.

—¿Por qué? —Él deja escapar un leve suspiro.

—Algunas personas dijeron que Reznor estaba escribiendo una nota de suicidio lírica, otros dijeron que estaba escribiendo acerca de encontrar una razón para vivir. Creo que es ambas... sólo depende desde qué lado estés mirando.

—¿Y desde qué lado estás mirándolo? —Me mira por un largo momento. Mi corazón late en mi pecho.

—¿Ahora?... Una razón para vivir. —Mi interior comienza a temblar.

—¿La versión de Reznor o Johnny Cash? —pregunto en voz baja, tratando de ocultar el dolor de mi voz.

—Johnny Cash.

—¿Por qué? —mi voz sale suave.

—Siento que tengo mucho en común con él. —Cierra los ojos brevemente.

Y en este momento sólo quiero hacer magia con todo el poder en el mundo para aliviar sus dolores.

—¿Cómo?

—Las drogas... Las mujeres... Vivir por la chica de mis sueños.

Tomo un fuerte respiro. Lágrimas instantáneamente pinchan en la parte posterior de mis ojos.

Él toca mi cara, su pulgar suavemente sobre mis labios.

—Eres mi todo, Mackenzie. —Sagrada mierda.

El VendavalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora