Capítulo 39

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Para los finales de julio volviendo al verano nosotros nos encontrábamos en la sala de espera del hospital

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Para los finales de julio volviendo al verano nosotros nos encontrábamos en la sala de espera del hospital. Estaba sentada en la regazo de Luis Rodolfo mientras él acariciaba mi cabello.

—¡¿Mackenzie tiene mucho que entró?! —entró corriendo Fabrizzio, se veía agitado, despeinado y ojeroso. Suponía que por el viaje de último minuto.

—Tiene una hora ahí adentro, le están haciendo la dilatación, faltaban unos centímetros hace media hora, aún no nos han dicho si entró en labor de parto. —dije levantando mi cabeza de su hombro.

—¡Corre hombre, tienes que estar ahí adentro con ella! —gritó mamá haciéndole señas para que corriera.

El rubio no lo pensó dos veces y corrió hacia la habitación de Mackenzie, donde estaba dando a luz. Todos estábamos felices, esperando las buenas noticias.

—¿Te sientes bien, mi bonita? Puedo ir a buscarte un café o si quieres comer algo. —murmuró Luis en mi oído.

—No, mi amor. Estoy bien, tranquilo. —asintió.

Pasó una hora y el doctor salió, Fabrizzio venía detrás de él vestido de azul, estaba llorando. Inmediatamente todos nos levantamos preocupados.

—¿Qué sucede? ¿Fabrizzio y Mackenzie, que haces aquí? —se le acercó mamá.

—Me sacaron de la habitación. —

—¿Por...? —el doctor nos interrumpió.

—La paciente se complicó, bueno, no la paciente sino el bebé. Hicimos un chequeo y hemos notado que viene con el cordón umbilical enredado en el cuello. —jadeé.

—¿Pero eso es normal, no doctor? A mi también me sucedió. —dijo mamá con un ápice de preocupación en el rostro.

—En la mayoría de los casos, el cordón umbilical está muy flojo cuando se enreda en el cuello, así que el método que se lleva a cabo para desenredarlo es muy sencillo: el doctor pone su dedo entre el cuello y el cordón tan pronto sale la cabeza del bebé. El tejido del cordón umbilical es además gelatinoso, así que se desliza fácilmente. Supongo que eso fue lo que a usted le sucedió. —mamá asintió. —Este procedimiento se efectúa en el noventa por ciento de los casos.

—¿Y entonces qué sucede? —pregunté más desesperada.

El hombre miró su carpeta y luego a nosotros: —La paciente tenía las cuarenta semanas de embarazo y la estuvimos revisando semanalmente para verificar que todo marchara bien. Le hacíamos la prueba sin estrés, que nos permite escuchar los latidos del corazoncito del bebé. A ella por su parte le encargamos que estuviera muy pendiente de los movimientos del bebé. Al final todo salió bien. Pero en el último en el que a través de un ultrasonido se detectó que el cordón umbilical estaba enredado de tal manera en el cuello del bebé, que podría causar algún problema como dejar al bebé sin oxígeno y nutrientes que provienen de la placenta, y que son transportados a través del cordón umbilical. Estamos en un caso extremo que es cuando el cordón umbilical está muy apretado alrededor del cuello del bebé.

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