Capítulo 01

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Canción: Sam Smith - Too Good At Goodbyes

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Canción: Sam Smith - Too Good At Goodbyes


Cinco años después.

-Júrame que no es pecado sentir este amor... -murmuré mirándolo fijamente a los ojos.

Sus ojos azules me miraron fijamente, éramos una lucha constante de tonalidades, las suyas claras, las mías oscuras. Sentí su mano derecha subir por dentro de mi camiseta blanca, su tacto áspero y rústico, masculino, hizo que todos mis vellos se erizaran.

Con su delicioso aliento de menta habló casi sobre mis labios: -¿Para ti es un pecado sentir esto? ¿Importa lo que diga el mundo entero?

-Somos hermanos... -jadeé sintiendo su mano subir y rozar un costado de mi seno, Fabrizzio movió su cara a mi cuello y sopló ahí dando con una de mis zonas heterogéneas.

-Hermanastros, peque. Somos hermanastros, fuí criado, Alessia no es mi madre, y Maximiliano tampoco es mi padre, no tenemos la misma sangre. -cerré mis ojos y mordí mi labio inferior, ahogando un gemido cuando su mano se posó por completo sobre mi seno y él mordió mi cuello.

-¿Y no es más importante eso que la sangre? Fabri, papá nos va a matar si se entera. -dejándome llevar le di mejor acceso a mi cuello y pasé mis manos por su espalda, acariciándolo.

-¿Y eso importa? Moriría por ti, mi bonita. -reí tomándolo en juego y lo saqué de mi cuello obligándolo a que me mirara a los ojos. Los movimientos con sus pulgares sobre mi pezón cubierto por el brasier pararon.

-Tengo miedo. -confesé y en su mirada brilló algo desconocido para mi, algo parecido a la ternura, pero que iba más allá de eso.

-Yo también tengo muchísimo miedo, serás mi primera vez. -mis mejillas se tiñeron de rojo y él me besó ambas, incremento lo caliente que se habían puesto estas.

-Y tu la mía... -miré sus ojos azules y me acerqué para besar sus labios. La carnosidad de estos recibió a los míos y fue imposible pararnos, nos envolvimos en ese beso, Fabrizzio llevó sus manos al broche de mi sujetador y se separó de mi pidiendo permiso con su mirada.

-¿Estás completamente segura? -me preguntó, tanto con la mirada como con los labios. Tragándome el miedo y los nervios que sentía en ese momento asentí.

Y lo demás fue historia...

-Gracias por el regalo más hermoso que me has dado, peque Sentirte así, mía por completo solamente ha hecho que te quiera aún más. -sonreí contra su cuello y me escondí más en este tomando el calor y la protección que me generaba.

No dije nada ante la mención de que dijo que me quería, pero no me amaba. Era algo que tenía muy claro, algo que me dolía en el alma.

-Para mi también fue algo maravilloso, fue increíble, aún no puedo creerlo, estamos más unidos que nunca. -murmuré al tiempo que dejaba un beso húmedo sobre el lóbulo de su oreja.

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