⟦ Sɪɴ Pᴀʟᴀʙʀᴀs ⟧ ~ᴷᴼᴼᴷᵀᴬᴱ~ ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ

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«Kim»
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  Casi como una pequeña brisa las caricias de su cachorro llegaron a su rostro. Sonrió levemente y abrió sus párpados con lentitud.

  Una punzada de dolor llegó tan rápido como su queja. El dolor se extendía desde el lado derecho de su rostro, más abajo que su sien, sobre su ojo y un poco más abajo.
  Alarmado se sentó y utilizó sus manos para que JiMin no cayera con su rápido movimiento.

—¿Qué sucede cachorro? — pronunció intentando que su voz no sonara débil ni rota, intentando ocultar su brusca sorpresa al recordar el golpe.

  El pequeño pelinegro frunció su ceño y con su mano rodeó el gran moretón que adornada el angelical rostro de TaeHyung. Éste, sonrió llegando a hacer una mueca adolorida, que aumentó al mover sus facciones de manera mínima.

—No es nada bebé, sabes que papi es muy torpe, me lastimé mientras trabajaba. — se excusó TaeHyung en un intento de tranquilizar al menor.

  JiMin frunció su ceño haciendo un puchero en cuanto terminó de escuchar las palabras de su padre, pero desistió en cuanto éste lo abrazó y comenzó a elevarlo imitando sonidos, –para nada–, parecidos a un cohete.

—Vamos Minnie, hay que desayunar.

  El pequeño negó, aferrándose a la camiseta de TaeHyung luego de que su expresión se tiñera de diversión sin soltar ninguna carcajada. Tae lo miró con ternura y depositó varios besos leves en sus mejillas sonriendo a su pequeño cachorro.

—Tienes que ir al jardín pequeño, y antes debes desayunar.

  El cachorro abrió sus labios en un vago intento de soltar palabras.
  Sus intenciones de balbucear crecían con el pasar de los años y no podía dejar de intentar cada vez que su padre tenía que ir a trabajar.

  Sus cuerdas vocales parecían estar muertas y no podía hacer nada para que alguna vibración sea provocada al lograr emitir palabra.

  Mordió su lengua y un sonido roto salió de su garganta. Llegando a ser lo más parecido a un graznido.
  TaeHyung tragó saliva y lo abrazó con fuerza, comenzando a sentir que sus ojos se aguaban y las lágrimas luchaban por salir de manera rápida y silenciosa para acompañar el adolorido llanto mudo del cachorro.

—No tienes porque esforzarte, papá te esperará y escuchará aunque logres decir nada. — JiMin pasó con desesperación sus pequeñas manos sobre cuello, demostrando que tanto dolía aquella zona, mostrándole a su padre que ardía demasiado.

  El adulto lo miró preocupado y se levantó de su lugar.

—Espera bebé, iré por las pastillas. — rápidamente lo dejó recostado en la cama escuchando otro roto gimoteo salir de la boca de su hijo.

 
   Tan rápido como pudo abrió la nevera y sacó una de las últimas píldoras que quedaban en todo el lugar, junto a una de las pocas botellas de agua potable.

  A paso veloz fue hasta su hijo y le tendió la pastilla de un tono rosado esperando a que la tuviera en su boca para entregarle el agua y controlarlo.