Los gritos comenzaron a resonar en sus oídos con terror, las voces de los niños y las monjas se metía en su cabeza de una forma espeluznante y sabía que aunque los años pasasen, soñaría con aquellos alaridos de profundo dolor.
Sentándose en su cama, se vio siendo sacudido por su mellizo.
JungKook ladeó su cabeza confundido y se paró a pasos torpes.
El recinto se entraba siendo devorado por las arrasadoras llamas que enloquecían aún más entre la fresca brisa nocturna, sumando a aquello el tóxico humo que se colaba en sus pulmones y obstruía su visión dejándola borrosa.
Sus ojos ardían y si no quería que la tos se hiciese presente, necesitaba salir de allí lo antes posible.
Con velocidad, llevó una de sus manos hasta su remera y la subió, logrando así tapar su boca y nariz, dejando su abdomen al descubierto.
Ubicándose en su situación, la desesperación azotó su cuerpo de tal forma que el temor le impedía caminar normalmente.
Los gritos aún resonaban y todos corrían por los largos pasillos hasta dar con la salida de escape.
Su hermano tironeó de brazo y lo obligó a que caminara detrás suyo a un paso veloz.
JungKook se encontraba confundido.
Luego de diecisiete años, su hermano parecía reaccionar y mostraba la preocupación que tenía por salvar a su única familia.
Y es que aquello le parecía sumamente extraño, su mellizo lo odiaba, lo único que tenía para él, era un gran rencor que guardaba desde antes de la muerte de sus padres hace seis años atrás.
Estaba completamente seguro que ninguno de sus amigos cuatro años mayores a él, habían logrado convencerlo de que tuviese una mísera pizca de afecto hacia él.
Entonces… ¿Por qué era arrastrado hasta una ventana rota por su hermano?
Ahogándose con el humo, no tuvo más remedio que salir por allí, cuidando de no cortarse con los restos de vidrio.
Seguido de él salió su mellizo, quien de manera rápida tomó el brazo del Alfa con fuerza.
Sabía que su hermano no lo quería, y quizá odiaba de igual manera a sus difuntos padres, quienes siempre le tendieron una mano a JungKook antes que a él.
Luego de años, aún recordaba la expresión de su hermano en aquella helada comisaría, cuando sus facciones aniñadas, se transformaban en una gran muestra de arrogancia.
Su barbilla elevada hacia arriba de forma desafiante, su sonrisa llena de altanería y aquellos ojos que brillaban de diversión.
Y es que esa expresión no se había modificado siquiera un poco entre el pasar de los años, mucho menos a la hora de evitar el contacto con su hermano, quien era su única familia, después de todo, su padre había sido hijo único y la hermana de su madre se había suicidado poco después de que ellos nacieran.
Sintiendo que el aire frío golpeaban su cuerpo, se estremeció.
Sin preocuparse mucho porque su mellizo no hablaba, respiró el aire limpio llenando sus pulmones de una forma reconfortante.
Agobiándose con firme agarre, se soltó de forma rápida alejándose del caos.
Se había distanciado bastante del orfanato, y ahora yacía bajo un gran árbol que le encantaba.
Estirando sus extremidades, se permitió relajarse un poco.
La fuerte idea de que su hermano planeaba algo estaba pegada sobre su frente.
Y con solo recordar las palabras sueltas de las monjas, las dudas afloraban su mente.
Aquellas mujeres habían repetido en más de una ocasión que la persona a la cual el llamaba mellizo, hermano, verdaderamente no lo era.
Y es que entre sus años viviendo allí había aprendido a escuchar entre líneas muchas cosas.
Los constantes “Pobre Jeon” llegaba sus oídos infaltablemente luego de que vieran su rostro demacrado junto con sus ojeras e hinchados ojos.
El rumor entre los adultos alcanzaba sus oídos de manera veloz al igual que las burlas, y con tan solo oír que la tragedia había llegado a los Jeon en el momento de alojar aquel niño no deseado, prefería dejar de prestar atención y preocuparse sobre el porqué su hermano no le hablaba.
Aún estaba fresco en su memoria, los recuerdos de las noches en las cuales se pasaba llorando, sin importar que fuese un Alfa.
Sus fuertes sollozos solo se calmaban cuando su hermano estaba apunto de llegar y escuchaba su voz a las afueras, JungKook no quería que lo viese y comenzara a reír en su cara por ser tan sensible.
Él solo quería que su familia estuviese completa, que su hermano lo quisiese y no que escapase todas las noches de su cuarto para juntarse con aquel Alfa más cercano.
NamJoon, ese era el nombre del amigo de su hermano, la única persona con la cual hablaba y del cual sabía que no era una buena influencia.
Sus ojos habían visto todo discretamente, sabía que su hermano estaba metido en cosas peligrosas, y con tan solo mencionárselo la furia caía sobre él.
Dando un suspiro, se levantó de su sitio y sin siquiera llegar a mirar hacia atrás, un fuerte golpe aturdió sus sentidos, haciendo que de manera inmediata sus visión se pusiese borrosa y su cuerpo cayese de bruces contra la tierra.
Semi inconsciente, escuchó una risa y la voz de su hermano junto a la de NamJoon.
—Listo Nam, llévatelo antes de que sospechen, yo entraré.
—Bien, en cuanto estés libre ven a mí casa, lo mantendré allí.
Sus oídos silbaban levemente, pero aún así alcanzó a escuchar esas cortas palabras antes de caer en la inconsciencia por completo.
Solo esperaba que aquello fuese una equivocación y pronto despertaría en su antiguo hogar junto a sus padres y hermano.
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.Avisen cualquier error, gracias por leer ✨💕
~雨 / anpan.
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⟦ Sɪɴ Pᴀʟᴀʙʀᴀs ⟧ ~ᴷᴼᴼᴷᵀᴬᴱ~ ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ
Fanfiction❝Las preocupaciones lo ahorcaban, sus temores lo golpeaban y la ansiedad junto a la tristeza parecían ser espectadoras de todo lo que le sucedía. ❞ . . . . . . . . . . 🌹Sin Palabras🌹 . . . . . . . . . . _______________________ ...