Capítulo XXXII: La noticia.

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Amelia despertó de repente por unas náuseas terribles, salió de la cama y corrió al baño, vomitó en el escusado. Chris corrió detrás de ella y comenzó a sobar su espalda.

—Esto apesta —jalo la palanca, se sentó sobre el suelo y bajo la tapa del escusado.

—Solo es una etapa...

—Dura tres malditos meses —se quejo—. Y apenas voy por la segunda semana.

—No estas sola en esto y lo sabes perfectamente ―Chris acarició su cabello, Amelia le sonrió.

—Lo se —el timbre sonó, Chris salió del baño. Camino por un pequeño pasillo, atravesó la sala y abrió la puerta.

—¿En dónde está?

—Hola Antonio, yo estoy bien y ¿tu como estas? —Antonio pasó al departamento y busco con la mirada a su hermana—. Esta en la habitación.

Corrió hasta la habitación principal, la cama estaba destendida, escuchó un poco de ruido en el baño.

—¡Amelia, abre! —golpeó la puerta.

—Idiota, la puerta no tiene seguro —se quejo la chica y volvió a vomitar. Antonio giró la perilla.

—¿Te sientes bien? ¿Te ha hecho daño la comida? —se arrodillo a un lado de ella―. ¿Quieres que te lleve al medico?

—Lárgate —volvió a jalar la palanca, se puso de pie y cepillo sus dientes.

—¿Cómo puedes decir eso?

—Antonio, vete.

—Ya oíste a tu hermana —Chris se cruzó de brazos.

—Tu, maldito... —con grandes pasos se dirigió a él, lo tomó de la ropa y lo zarandeo—. ¿Qué le hiciste a mi hermana?

―Yo no le hice nada malo.

―¿Entonces por qué está aquí?

―Estoy aquí por mi propia voluntad ―agarró el brazo de su hermano e hizo que se separaran, Chris se sentó en una esquina de la cama―. Ahora largo de nuestro departamento.

―¿Te amenazó? ¿Ha casó volvió a golpearte?

―¡Oye, ya me disculpé por eso!

―¡¿Crees que con eso se repara todo?!

―¡Ya cállense los dos! ―Amelia pasó los dedos por su cabello―. Escúchame, estoy aquí porque quiero, Chris fue a ver y me convenció de volver.

―Pe-Pero...

―Hoy iré a casa, iremos los dos... ―miró a Chris―. Necesitamos decirles algo.

―¿Que cosa? 

―Te daremos la primicia a ti, cuñado ―se puso de pie, abrazó a Amelia―. Seremos padres ―los ojos de Antonio se abrieron con violencia. 

―¿Amelia?

―Es por eso que volví, cuando él estuvo en Madrid pues... Ya sabes. Es la única razón por la que volví.

―Ya veo ―Antonio restregó su rostro, no podía creer lo que había escuchado―. Eres una estúpida, Amelia. Él te golpeó, abusó de ti...

―El día en que la golpee estaba ebrio.

―¡¿Y eso que?! ¡Amelia, eres una completa inútil! 

―No me hables de ese modo ―la chica apretó los puños.

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